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La marquesa de Moratalla desheredó a su hijo natural

La marquesa de Moratalla desheredó a su hijo natural

Los descendientes se pelean por el control del patrimonio familiar, estimado en más de 150 millones de euros

Beatriz Campuzano

Miércoles, 10 de enero 2018, 16:40

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Continúa la saga de la muerte de la marquesa de Moratalla. En este nuevo capítulo, que se ha conocido con el comienzo del nuevo año, el centro de la polémica es el testamento que ha dejado Soledad Cabeza de Vaca, fallecida el pasado 29 de noviembre en su residencia de Baiona. En el mismo se nombra a su hijo adoptivo, Germán de la Cruz, como legatario universal de su fortuna, dejando sin nada a su hijo natural, Forester Labrouche.

Desde el fallecimiento de la aristócrata las disputas entre sus dos hijos por el control del patrimonio familiar, estimado en más de 150 millones de euros, han ido 'in crescendo' hasta el punto de acabar en los tribunales. Ya solo quedan unos días para conocer a cuál de los dos descendientes da la razón la Justicia francesa, y los hermanos han aportado nuevos documentos para reforzar sus defensas.

Recientemente, el hijo adoptivo de la marquesa de Moratalla ha presentado ante un notario de Biarritz un testamento firmado en Suiza en 2012 en presencia de dos testigos y mediante el cual su madre declaraba que en caso de deterioro de sus facultades mentales, fuera él quien administrara sus activos. Con esta prueba, de la Cruz pasaría a convertirse en el heredero universal desheredando a Forester Labrouche, hijo natural de esta rica heredera, según ha manifestado François Hourcade, uno de los abogados de Labrouche.

A este respecto, los abogados suizos de de la Cruz han afirmado que la marquesa de Moratalla "desheredó a su hijo mayor, algo que es jurídicamente posible en Suiza como muestra del sufrimiento de la marquesa, que había sido acosada jurídicamente por su hijo mayor desde 1999". Y es que desde hacía años la marquesa había cortado toda relación con su hijo mayor.

Nadie mató a la marquesa

Desde la muerte de la marquesa de Moratalla, de 87 años y enferma de alzhéimer, la justicia francesa ha estado investigando si la muerte de la maquesa de Moratalla fue por «homicidio involuntario», como dió a entender el hijo mayor de Soledad Cabeza de Vaca y Leighton. Y es que fue el propio Labrouche quien solicitó que se realizara la autopsia al cadáver alimentando así las sospechas hacia su hermano pequeño, Germán de la Cruz, de origen colombiano, de que no «había dado la atención que requería el estado de salud de la marquesa».

No obstante, días después se dio a conocer el resultado y quedó patente que no hubo intervención de un tercero en la muerte de la marquesa española y que por tanto fue natural.

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