Cabestros polémicos en los encierros de San Fermín: no son mansos, son los 'Number One'
Los cabestros de la ganadería El Uno, los otros grandes protagonistas astados de los encierros. Su ganadero no durmió las noches anteriores a su debut en 2018. Hoy son las otras estrellas, alabadas y polémicas, de la fiesta de Pamplona
En el cuarto encierro de San Fermín, el de ayer miércoles, los toros gaditanos, los Jandilla, temidos, respetados, deseados por los corredores, completaron el recorrido ... en 2 minutos y 19 segundos. De Santo Domingo a la plaza en formación compacta que a veces se estiraba un algo y permitía carreras a los mejores. Solo a los mejores. A los que encontraban hueco.
Al mando de la manada, dos cabestros de raza bovina berrenda en colorao que según los informes de muchos inspectores delegados se encuentra en peligro de extinción por más que sea raza de carne y manejo de toros bravos en fincas y dehesas.
Los dos bueyes de Almoguera, provincia de Guadalajara, que guiaron a las reses de Vejer de la Frontera hasta el coso eran el casi divino 'Sevillano' y 'Distraído'. Oficialmente, este último es más cabestro de pelotón pero como ya ha corrido este año con los Cebada Gago y los Escolar ha ido mejorando sus prestaciones hasta alcanzar la punta de la manada. Mejora también en estilo y mando 'Messi', el gran debutante de San Fermín 2019. En el cuarto encierro, violento pero limpio, se colocó bastante detrás, tapando bien a los toros por su lateral derecho. Impidiendo las carreras por los costados. Detalle este que azuza la rabia de unos cuantos corredores: al ir la manada tan compactada y tan tapada es difícil encontrar hueco, dicen, para correr unos metros entre o ante las astas del toro.
'Corneto' no ha ido a Pamplona pero estará en Azpeitia. Es un veterano bueno en la plaza y valiente
La polémica no cesa pero imágenes como la de un corredor haciendo, periódico en mano, un quiebro de total clasicismo a 'Sombreto', un colorado de Puerto de San Lorenzo de 610 kilos o las de 'Campanero' llevándose por delante a dos avezados corredores de Calahorra y Cuéllar desmontan bastante la bronca. Como lo hace el recuerdo del Escolar 'Calentito' avanzando mientras los mozos intentan posicionarse a su lado. Y 'Campanito', gigante cárdeno, rebasando a un buen corredor caído. Mientras, 'Hortelano', el del mechón blanco en la testuz, atempera el paso de 'Salado', negro entrepelado.
A más de que esos quince bueyes de El Uno también crean emoción cuando tropiezan con las montoneras. Como las que el día 7 se formaron junto al vallado. Hay quien corre, sí, ante los toros. Y 'patas' que hacen caer a los cabestros.
A más de que a veces imparten justicia. Justicia salvaje, en el tercer encierro el estadounidense Tadeo G.E se puso a hacer el gamba/ganso en Estafeta, en sentido contrario a la carrera. Justo cuando el buey 'Hortelano' comandaba la manada, asistido por 'Distraído' y 'Elegante'. A Tadeo G. E lo arrollaron los mansos que no lo son, bichos de entre 600 y 700 kilos. Inconsciente dejaron los cabestros al inconsciente. Saldría luego del hospital orgulloso de la venda que llevaba en la cabeza.
No tiene miedo el cabestro
En El Gas, en la espera crepuscular del primer encierrillo de la temporada, Juan Ramón Esquivel Cerdán, uno de los mayorales de Jandilla, gran conocedor de los fenotipos del toro de lidia, explicaba en corrales la estrecha relación entre el bravo y el manso que no es tal: «El toro es un animal asustadizo. El cabestro no siente miedo. El toro llega a unas corraleras desconocidas tras un viaje en un camión que le es extraño. Cuando ve al buey, se tranquiliza. Sabe que si él está ahí todo va bien. El 'manso' le da seguridad. En los encierros el toro busca la claridad. Corre queriendo intuir un espacio abierto, amplio. El cabestro convierte en marcha y en carrera lo que en el fondo es una huida».
Son de raza berrenda en colorao. Algunos, como 'Tabernero', lucen hermoso capirote en su capa
Mientras Juan Ramón alaba la res de cara ancha que hizo de la de Pamplona auténtica Feria del Toro, los pastores proceden al apartado de los cabestros que encauzarán a las reses que pasarán la noche en el corral de Santo Domingo. El ganadero de El Uno, propietario de los quince bueyes de San Fermín, acaba de llegar a la capital del Viejo Reyno. Desde Sevilla donde ha habido novillada sin picadores. José María López, que fue torero valiente, de hechuras castellanas, cría también ganado bravo. De orígenes serios: Garcigrande y Torrealta. Hace cuatro años un novillo suyo, 'Mayoral', propició la salida a hombros en Las Ventas de un novillero peruano llamado... Roca Rey.
Nobleza e inteligencia
Siempre gustó José María de la cría y gestión ganaderas. Ya su padre tuvo toros. De sus tiempos de matador el ganadero nunca olvidó cómo manejaba y movía sus bueyes en Madrid el gran 'Florito'. Muchas veces le escuchó decir al mayoral de Las Ventas del Espíritu Santo que si tienes una buena parada de bueyes no se te estropearán los toros. Ni en el campo ni en el encierro ni en la plaza. Y bien saben todos que el manejo sabio de una res de lidia es fundamental para que no coja vicios ni se resabie ni aprenda lo que no ha de aprender. Como saben los ganaderos de cabestros que hay que buscar en ellos la nobleza y la inteligencia.
El padre de Florentino Fernández siempre decía que nunca se podía echar a la plaza o a la calle un cabestro con un solo cuerno pero sí de un solo color. Aunque puedan ser capirotes, manchados, berrendos, botineros en chocolate. Pero siempre armónicos, bonitos e inteligentes.
Como los quince de entre los cien de la ganadería El Uno. Esos quince que en los diarios deportivos comparan con Usain Bolt y contribuyen, ante el crujir de dientes y huesos de algunos, a la seguridad y rapidez de los encierros de este siglo XXI.
Inteligentes, sí. El domingo a 'Ronaldo' no le hizo ninguna gracia que varios toros le encajonasen. No es su misión correr entre ellos. El lunes, unos metros antes de llegar a la curva de Mercaderes inició un quiebro elegantísimo para no quedar atorado a la izquierda de la manada y se colocó, excelso, a la derecha.
Para lograr que un animal criado como un rey entre chopos y álamos a la orilla del Tajo haga eso se necesita un entrenamiento magnífico, propio de los toros bravos de hoy, auténticos atletas como los de la Palmosilla que debutan el sábado en Pamplona o los Miura totémicos del domingo. Tres veces a la semana se les corre a caballo. Otras tantas les hacen pasar por puertas y vallados. Los hay revirados y de mal genio. Hay moles de 1.000 kilos. No valen. Valen los quince de Pamplona. O 'Corneto', que no ha subido porque tenía labor en Roquetas pero que estará en la Feria de San Ignacio, Azpeitia.
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