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«Intento ver siempre las cosas en positivo»

«Intento ver siempre las cosas en positivo»

Gennet Corcuera es la primera sordociega en obtener un título universitario en Europa. Nació en Etiopía y fue abandonada por sus padres. Una española la adoptó. «Me lo enseñó todo»

SUSANA ZAMORA

Martes, 11 de junio 2019, 07:30

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Su nombre significa 'paraíso', aunque sus primeros años de vida fueran un infierno. Sufrió el desgarro emocional del abandono de su familia y la desconexión del mundo al perder la vista y el oído. Hoy, embarazada de tres meses, quiere formar la suya junto a su pareja, también sordo parcial. Sus 'armas' de comunicación son el braille y el lenguaje de signos con el sistema dactilológico en palma, aunque también usa unas tablillas con el alfabeto y los números en relieve para hacerse entender con quien no está familiarizado con su lenguaje. Gennet atiende a este periódico desde su domicilio en Sevilla. Allí, con ayuda de una mediadora, contesta a nuestras preguntas por correo electrónico.

-¿Cómo percibe la vida sin ver, ni oír, ni oler?

- Efectivamente, no veo, no oigo y tampoco puedo oler, pero me queda el sentido del gusto, tengo voz y puedo tocar. Con esos sentidos es suficiente. Hay que pensar siempre en positivo.

- ¿Se ha sentido alguna vez minusvalorada?

- En alguna ocasión. He conocido a gente que ha hecho comentarios críticos, pero hay personas de todo tipo.

- Abandonada desde muy niña por sus padres...

- Sí, al principio me sentí muy sola, pero el miedo fue desapareciendo poco a poco, gracias al apoyo de muchas personas. Especialmente de la ONCE, que me ha ayudado en mi proceso de aprendizaje.

- ¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrenta en su día a día?

- Antes trabajaba en el centro Santa Ángela de la Cruz, en el pueblo de Salteras, con personas también sordociegas. Allí iba a diario desde Sevilla, que es donde vivo. Ahora estoy de baja y salgo por las mañanas a pasear. Luego intento comunicarme con mis amigos, aunque en mi vida la comunicación siempre ha sido mi principal dificultad.

- ¿Por qué eligió Magisterio de Educación Especial?

- Quería conocer en profundidad el mundo de la discapacidad y también la mía propia. Pero, sobre todo, necesitaba aprender para poder enseñar a otros en mi misma situación.

- ¿Pensó alguna vez en tirar la toalla cuando estudiaba?

- Cuando terminé Selectividad y vi que tenía la oportunidad y la capacidad de ir a la universidad, elegí esa carrera porque me motivaba mucho. Contaba con un mediador en las clases, pero tardaban mucho en darme el contenido adaptado de las asignaturas y eso supuso que en los primeros meses estuviera en desventaja con respecto a mis compañeros. En un principio, me planteé coger todas las asignaturas del curso. Pero, al comprobar que las adaptaciones se demoraban tanto, tuve que hacer medio curso cada año, por eso empecé la Universidad en 2006 y terminé en 2012. Luego, ya todo se normalizó y fue bien, aunque los tres cursos me parecieron igual de complicados.

- ¿Existe la palabra imposible para usted?

- Puedo hacer muchas cosas según en qué situación. Es verdad que no tengo la misma experiencia que las personas que ven y oyen, pero intento hacer lo mismo que ellas.

- ¿Qué les dice a esas familias que acuden angustiadas a la asociación con hijos sordociegos?

- Cuando una persona nace con sordoceguera, la preocupación y la angustia de la familia es muy grande, pero los padres deben mostrarse abiertos y, si la situación lo requiere, acudir al psicólogo para entender la situación. Lo que no deben hacer nunca es encerrarse en casa por vergüenza. Tienen que aprender a tratar a esa persona y a enseñarle el mundo que le rodea para que el miedo vaya desapareciendo a medida que crece.

- ¿Le han reprochado alguna vez haber tenido más fácil algunas cosas por su condición?

- No, tener esta discapacidad no hace más fácil nada. Al contrario, lo complica todo.

- ¿Está la sociedad española suficientemente sensibilizada ante la discapacidad?

- Creo que sí, que se ha avanzado, aunque aún hay situaciones en las que se margina a las personas con discapacidad.

-¿Tiene significado para usted convertirse en la primera sordociega que obtiene un título universitario?

- Me siento realmente feliz y muy orgullosa de mi madre (se refiere a la mujer que la adoptó, ya fallecida). Nadie como ella me conocía y me motivaba para que pudiera hacer lo que quisiera en la vida. Siempre me decía que podía hacer muchas cosas, que solo había que esforzarse para conseguir lo que uno se propone.

- Y cuando las fuerzas y el ánimo decaían, ¿a qué se agarraba?

- Cuando estudiaba y no lograba aprobar los exámenes me sentía muy triste y desanimada, pero siempre volvía a intentarlo una y otra vez con la ayuda de la mediadora. Cuando, por fin, conseguía aprobar, significaba mucho para mí.

- ¿Ha tenido algún referente?

- Carmen, mi madre adoptiva, ha sido siempre mi referente. Me ha enseñado las cosas que me rodean, las normas, el respeto... Me lo ha enseñado todo.

- ¿Qué piensa de esas personas que se pasan buena parte del día quejándose?

- Entiendo que quienes tienen grandes problemas y con difícil solución puedan quejarse de su situación, como los desahuciados, por ejemplo, pero si es alguien con su vida normalizada debería mirar solamente lo positivo.

«No me quejo»

- ¿Le atormenta algún mal recuerdo del orfanato en el que vivió cuando era niña?

- Recuerdo que me sentía muy triste; siempre estaba sola.

- ¿Les guarda rencor a sus padres biológicos por abandonarla? Si los tuviera delante...

- Sinceramente, no les diría nada. Me dejaron en el orfanato y estuve muchos años sola, pensando siempre que volverían algún día, pero jamás lo hicieron.

- ¿Por qué cree que actuaron así?

- No lo sé. Supongo que porque su situación económica era muy mala para atenderme.

- ¿Ha pensado alguna vez cuál habría sido el rumbo de su vida de no haberse cruzado en su camino Carmen, su madre adoptiva?

- Si ella no hubiera venido al centro a trabajar y me hubiera conocido, yo hubiera permanecido sola siempre.

- ¿Cómo vivió la enfermedad de alzhéimer que padeció?

- Sufrí mucho por ella, porque me cuidó toda la vida y me enseñó mucho. Fue muy triste, intenté ayudarla en todo lo que pude...

- ¿Cuando falleció, estaba preparada para ese momento?

- Siempre tuve mucho miedo a que ella muriese; no sabía qué pasaría conmigo cuando ella faltase.

- ¿Qué significó poder empezar a comunicarse por primera vez con su entorno?

-De pequeña no podía comunicarme y me sentía siempre aislada. Todo cambió cuando aprendí la lengua de signos al llegar a España.

- ¿Ha maldecido alguna vez su situación?

- No, cuando yo nací veía y oía bien. Fue a partir de los dos años cuando perdí la vista y el oído. Ahora soy una persona sordociega, pero estoy bien. No me quejo.

- ¿Cómo gestiona la frustración?

- Siempre intento ver las cosas en positivo.

- Si pudiera recuperar alguno de los sentidos perdidos...

- Si pudiera, me gustaría recuperar los tres sentidos; ser una persona sin discapacidad.

- Protagonista de una película autobiográfica que, sin embargo, no puede ver.

- Pues me entero por mis amigos y mi familia, que me la cuentan. También por las noticias en internet o en la prensa. Además, he tenido la posibilidad de tener un visionado de la película con intérprete.

- Y ahora embarazada. ¿Teme que la historia pueda repetirse?

- Espero que mi hijo nazca sano y sin discapacidad para que no sufra las mismas limitaciones que yo he sufrido en mi vida, pero no temo a nada. Si naciera con algún tipo de limitación, lo cuidaría igual y en todo lo que necesitara.

- ¿Qué valor tiene para usted la maternidad?

- Poder tener una familia supone la felicidad completa.

- Puede haber quien piense que asumir la condición de madre con sus limitaciones es, más que valiente, temerario.

- Yo me siento una mujer valiente. Soy consciente de que ser madre significa mucho trabajo y que debo adaptar muchas cosas, pero es muy importante para mí.

- ¿Qué vida le hubiera gustado vivir?

- Me hubiera encantado nacer en España, porque en este país hay más recursos para adaptar la vida de las personas con sordoceguera.

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