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J.M.
Jueves, 6 de marzo 2025, 16:22
Una profesora experta en educación de la Universidad de Stanford ha alertado a los padres sobre una frase que nunca deben decir a sus hijos, con el fin de evitar problemas en su desarrollo emocional y académico en la vida adulta. Según la profesora Jo Boaler, al educar a los niños, cada palabra tiene un impacto significativo en su crecimiento y autoestima.
Los padres, motivados por el amor y la preocupación por el bienestar de sus hijos, suelen intentar motivarlos o alentarlos. Sin embargo, existe una frase que, aunque parezca inocente, puede tener efectos negativos en su desarrollo: «Eres inteligente».
Aunque decirle a un niño que es inteligente parece una forma simple de reforzar su autoestima, esta afirmación puede generar consecuencias no deseadas. Al usarla, se corre el riesgo de vincular el valor del niño a una característica que parece innata e inmutable, como la inteligencia. Esto podría llevar a los niños a pensar que el éxito depende únicamente de su inteligencia y no del esfuerzo o la perseverancia.
La profesora Boaler advierte que esta percepción podría hacer que los niños eviten asumir retos difíciles, por temor a no cumplir con las expectativas o fracasar. El fracaso en una tarea podría, además, hacerles cuestionar su propia capacidad y generar inseguridad. En lugar de promover la idea de que el éxito depende solo de la inteligencia, es fundamental que los padres refuercen el valor del esfuerzo y la dedicación. explica la experta.
«Cuando se elogia el esfuerzo en lugar de la inteligencia, los niños aprenden que el trabajo constante es lo que lleva al éxito. Resaltar la dedicación y el proceso detrás de un logro fomenta una actitud positiva hacia los desafíos. Los niños que entienden que el esfuerzo es más importante que la inteligencia innata desarrollan una mentalidad de crecimiento, lo que les permite abordar los problemas con mayor resiliencia y sin miedo al fracaso», señala Boaler.
En lugar de decir «Eres inteligente», los expertos sugieren centrarse en resaltar el proceso detrás de los logros. Expresiones como «Has trabajado mucho para conseguir este resultado» o «Me encantaría saber cómo lograste esto» fomentan la reflexión sobre el esfuerzo y las estrategias utilizadas. Reconocer el esfuerzo del niño, como «Debes sentirte orgulloso de tu dedicación», permite que valore el trabajo realizado, independientemente del resultado final. Además, al señalar el tiempo y las estrategias invertidas en una tarea, se promueve el pensamiento crítico y la toma de conciencia sobre las propias acciones.
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