El falso mito sobre el momento de echar la sal al cocer pasta: «Habría que usar 250 gramos para que afecte»
El debate sobre si echar la sal antes o después de cocinar la pasta se debe a una creencia popular extendida sin apenas efectos
J.M.
Lunes, 30 de junio 2025, 14:12
Durante generaciones, en muchas cocinas se ha repetido el mismo gesto casi de forma automática consistente en añadir un puñado de sal al agua antes de que comience a hervir. Una práctica extendida en infinidad de hogares que, si bien, al mismo tiempo, encontraba detractores entre aquellas personas que piensan que añadir sal al agua eleva el punto de ebullición provocando que el agua tarde más tiempo en hervir y por tanto se prolongue la preparación de las comidas.
No obstante, este pensamiento, convertido en creencia popular, tiene más de mito que de fundamento científico. La realidad es que la cantidad de sal que normalmente se usa al cocinar apenas tiene un efecto perceptible en la temperatura de ebullición del agua.
El fenómeno físico que explica este efecto se llama elevación del punto de ebullición. Consiste en que, al disolver una sustancia como la sal en un líquido, la temperatura necesaria para que el líquido hierva aumenta. Sin embargo, el impacto real es mínimo en condiciones de cocina doméstica. Para conseguir que el agua pase de hervir a 100 grados a hacerlo a 101 grados centígrados, sería necesario añadir aproximadamente 250 gramos de sal. Una cantidad que está muy lejos de lo que cualquiera usaría para preparar un plato.
La función principal de la sal en la cocina tiene mucho más que ver con el sabor que con el comportamiento térmico del agua. Las pequeñas cantidades que solemos añadir antes de la cocción no alteran de forma significativa las propiedades físicas del líquido. Por lo tanto, ese pequeño pellizco de sal que cae en la olla no hará que el agua hierva antes ni reducirá el tiempo de espera.
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