Un experto alerta sobre los estropajos: «Contienen tantas bacterias como las heces»

Lo usamos a diario sin apenas pensarlo. El estropajo, ese pequeño utensilio siempre presente en la cocina, podría ser uno de los mayores focos de bacterias del hogar. Así lo advierte el doctor Matteo Bassetti, director del Departamento de Infectología del hospital San Martino de Génova, quien no duda en calificar estos objetos como auténticos reservorios de microorganismos peligrosos.

«Los estropajos son auténticos criaderos de bacterias», afirma el especialista italiano en un vídeo difundido en redes sociales. Bassetti, conocido por su labor divulgativa sobre riesgos de higiene doméstica, no deja lugar a dudas: una vez han sido usados durante varios días, estos utensilios concentran una carga bacteriana alarmante. «¿Sabéis cuántas bacterias hay en un estropajo usado? Casi diez veces la población de toda la Tierra. Hablamos de miles de millones de bacterias», advierte. «Una concentración tan alta solo se puede comparar con la que se encuentra en las heces».

Bassetti cita un estudio realizado por investigadores alemanes, quienes analizaron catorce estropajos usados en condiciones cotidianas y detectaron la presencia de bacterias como Moraxella y Serratia, conocidas tanto por sus implicaciones en infecciones como por el desagradable olor que dejan en los utensilios mal lavados.

El problema, explica el infectólogo, no radica solo en la acumulación superficial de microorganismos, sino en la imposibilidad de erradicarlos una vez asentados. «Hervirlos o desinfectarlos no sirve para nada. Las bacterias permanecen adheridas en el interior y forman capas». Su consejo es claro: «Hay que tirarlos después de una semana y sustituirlos por nuevos».

Noticia relacionada

El significado de los diferentes colores de estropajo: para qué sirve cada uno

No es la primera vez que Bassetti pone el foco en objetos cotidianos. En publicaciones anteriores ya ha advertido sobre los riesgos que presentan las botellas reutilizables mal higienizadas, que según él pueden llegar a contener «hasta 40.000 veces más bacterias que un baño».