Fotógrafos de la sociedad vasca
Retrato. Desde hace 35 años, el Eustat se esfuerza para retratar nuestra realidad de la manera más fiel posible. «Las estadísticas sirven para tomar decisiones y ver su impacto», dicen
Cualquiera de nosotros puede recibir el día menos pensado una carta del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) en la que nos comunicarán que hemos sido ... seleccionados para formar parte de una fotografía. La misiva nos dirá que debemos participar en una encuesta y es de suponer que para muchos la primera tentación será rechazar la oferta, pero no es posible. Todos los ciudadanos vascos están obligados por ley a participar en las encuestas del Eustat.
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Eso tampoco significa mucho, porque el instituto, que en noviembre cumplirá 35 años de vida, carece de poder sancionador. La única arma con la que cuenta para que los seleccionados accedan a tomar parte en sus estudios es la insistencia. «Somos conscientes de la carga que supone contestar a algunas de nuestras encuestas e intentamos facilitar la labor, pero es innegable que en ocasiones se produce cierto rechazo, aunque es bastante marginal. Nuestra estrategia pasa por el convencimiento y la persuasión. Lo que hacemos es ser insistentes y si vuelven a negarse seguimos insistiendo, somos bastante pesados», dice José Jabier Zurikarai, responsable de Difusión y Marketing del Eustat. El resultado es que el País Vasco es una de las comunidades con menos rechazo a participar en encuestas oficiales.
Contestar a las encuestas del Eustat es obligatorio, aunque el centro no tiene poder sancionador
El envío de la carta es una etapa más del proceso por el que atraviesan las cerca de cien encuestas que realiza anualmente el Eustat, un centro que tiene en plantilla a unas 170 personas. Su tarea puede consistir en recopilar datos en el Registro Civil para elaborar informes como el último que han difundido, el que revela el fuerte descenso de la natalidad en el País Vasco en el primer trimestre de este año. Pero esa es una parte de su trabajo, la otra comienza por elaborar las preguntas que deberán responder los ciudadanos seleccionados.
«Detrás de cada encuesta hay un equipo multidisciplinar de personas», afirma Zurikarai. Unas se encargan del diseño muestral y otras de la base de datos; el personal de difusión hace llegar a los medios de comunicación, los usuarios y los ciudadanos los datos en diferentes formatos, el de administración es el encargado de proveer los recursos materiales y humanos para realizar las encuestas y el del área de producción desarrolla los contenidos de las preguntas y coordina toda la operación estadística.
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Cuando se graban los datos hay un proceso de anonimación para que no se sepa quién ha contestado
Hace años las encuestas se realizaban presencialmente o por teléfono, pero esto ha cambiando. «La telefónica es bastante frecuente pero la presencial está en desuso, ya es algo más residual», explica Zurikarai. «Tenemos el denominado 'canal web' que sirve para rellenar las encuestas on-line y en los últimos tiempos nos hemos lanzado al desarrollo de aplicaciones para móvil», explica. Todas ellas mantienen una característica común: la confidencialidad. «Es algo clave. Internamente solo pueden tener acceso a los encuestados los que están en el equipo, pero cuando se graban los datos hay un proceso de anonimización para que no se sepa quién ha contestado».
Hasta la paga de los hijos
Hay encuestas sencillas que consisten en responder a un cuestionario más o menos extenso, pero otras exigen bastante más dedicación, como la de gasto familiar, en la que se refleja con todo lujo de detalles a qué dedican su dinero las familias vascas. Hacerla no es fácil, como admite Eduardo M., un vecino de San Sebastián que prefiere mantener el anonimato y que ha participado en este estudio los últimos dos años. Su tarea ha consistido en apuntar todos los gastos, hasta los más nimios. «Incluso hay que poner la paga de tus hijos», dice.
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Primero le enviaron una carta en la que le decían que había sido seleccionado. Recibió luego un sobre con instrucciones y dos cuadernos para rellenarlos con sus gastos. «Había que poner los gastos fijos durante el año, como la electricidad, el gas o los seguros, y los gastos corrientes del día a día durante dos semanas. Tienes que acordarte de guardar los recibos de todas las compras que hagas y del precio del café que te has tomado en un bar».
Además de los datos que apuntó en el cuaderno tuvo que responder por teléfono a un encuestador del Eustat. «Lo que más me llamó la atención fue que me preguntara si en el último año había comprado un helicóptero. La mujer con la que hablé me dijo que estaba deseando que alguien le contestara que sí», recuerda Eduardo.
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«Lo que más me llamó la atención fue que me preguntaran si me había comprado un helicóptero»
Zurikarai reconoce que «algunas personas pueden tener una sensación de intromisión en su vida privada por el tipo de preguntas» que se ven obligadas a contestar. «La del gasto familiar es una encuesta bastante peculiar que a la gente le choca un montón cuando le llega», asegura. Puede ser rara pero es necesaria. «Uno de sus grandes objetivos es formar parte del entramado de estadísticas que sirven para establecer el PIB. Sin ella el cálculo quedaría cojo», señala.
Hacer encuestas no es una ocurrencia para mantener ocupados a unos cuantos. «Si no hay un conocimiento de lo que nos rodea las decisiones no van a estar basadas en datos objetivos. Las estadísticas sirven para afianzar las decisiones y ver el impacto de lo que se hace», dice Zurikarai.
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Su misión es obtener una imagen fija de un país en un momento dado. «A través de los números intentamos sacar fotos de la sociedad que estén bien enfocadas y encuadradas. Lo que pretendemos es retratar la realidad que nos rodea de la manera más fiel posible», asegura.
Encuestas privadas camufladas como públicas
El Eustat atiende muchas consultas de personas que han recibido llamadas diciendo que han sido seleccionadas para hacer una encuesta. «En muchos casos -afirma José Jabier Zurikarai- las empresas privadas se aprovechan y dicen que llaman de la Administración pública para que les contesten a sus cuestionarios». El responsable del Eustat sostiene que hay «un elemento esencial» para saber si una estadística es oficial o privada. «Las oficiales son comunicadas mediante una carta dirigida a quienes han sido seleccionados y en la que se explican los objetivos de la encuesta, su soporte legal y todas las cuestiones necesarias para satisfacer las dudas del informante».
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