Todos sabemos que uno de los problemas de los plásticos es su larga duración. Tardan siglos en descomponerse. Hay hongos y bacterias que se los ... comen, aunque muy lentamente. Concretamente, la bacteria 'Ideonella sakaiensis', que vive en los basureros, ha aprendido a comer plásticos. Para ello utilizan dos enzimas, la primera de ellas descompone los plásticos PET, los más utilizados para envases de un solo uso, y la segunda todavía lo descompone más llegando a las moléculas básicas que se emplean en su producción. A partir de esas moléculas puede volver a fabricarse el plástico. Es decir, las enzimas ayudan a que los plásticos puedan reciclarse infinitas veces.
Estas dos enzimas naturales actúan despacio. En un artículo cuyo autor principal es Brandon C. Knott, aparecido en la revista PNAS del 28 de septiembre, explica cómo mejoraron por ingeniería genética ambas enzimas para hacerlas más eficaces. Después juntaron las dos y han conseguido una «superenzima» que descompone el plástico mucho más deprisa.
Los autores esperan mejorar aún más estas enzimas y hacer que el reciclado de plásticos sea mucho más eficaz y eficiente. De momento solo funciona en los plásticos PET, pero esperan que poder desarrollar enzimas para otros tipos.
El trabajo ha sido desarrollado por investigadores en laboratorios del Reino Unido y de Estados Unidos, lo que demuestra lo fructífera que es la colaboración internacional.
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