«Quitarle el móvil a los niños no les aísla del mundo, les protege de él»
El experto ha publicado un libro en el que reflexiona sobre el impacto negativo de la digitalización en el desarrollo de los jóvenes
Francisco Villar es psicólogo clínico especialista en suicidio en la infancia y la adolescencia en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Con más ... de una década de experiencia sobre ha percibido un cambio en las razones que lleva a los jóvenes a tratar de acabar con su vida y, a su juicio, está relacionado con el impacto que tienen las tecnologías móviles en sus desarrollos como personas. Recientemente ha publicado el libro 'Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos', en el que reflexiona y profundiza sobre los efectos negativos que tiene que los niños crezcan pegados a un teléfono móvil.
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-Directamente, ¿hay que quitar los móviles a los niños?
-Sí. Por lo menos hasta los 16 años. Aunque yo sería partidario de aumentarlo hasta los 18 años.
- ¿Por qué? ¿Qué supone dar un móvil a un niño?
-Desde hace una década mi única actividad clínica es atender a jóvenes con conductas suicidas y a sus familias. Trato con ellos a diario y se ve el efecto de los móviles. Para empezar, porque les aleja de sus familiares y gente cercana. Hemos notado que la solicitud de ayuda llega en fases en las que ya han contemplado el suicidio como vía para acabar con sus problemas. El apoyo, en vez de ser humano es digital y eso, lejos de encontrar una respuesta, agrava los instintos.
- ¿Cómo llegan a esa situación?
-En muchos casos es una influencia derivada del uso de las redes sociales. Ha crecido mucho la figura del 'influencer'. Se crean comunidades de admiración en torno a personas con unos criterios de belleza inalcanzables. Eso hace que muchos jóvenes sufran depresiones por no encajar con esos cánones, y finalmente acaban en intentos de suicidio. Además, los problemas escolares que siempre han existido ahora les persiguen también en casa. Controlar el uso de los móviles en los jóvenes no eliminará los casos de suicidio, pero los reducirá.
-¿Qué más ve en consulta?
-Otro área muy afectada es la sexualidad. Cada vez son más habituales los casos de jóvenes con problemas de erección a edades tempranas como los 15 años porque las chicas de su edad no se parecen a las que ven en el porno. Las mujeres 'terrenales' no les atraen. También hay niñas que aceptan niveles de violencia elevados porque es lo que ven en los vídeos y hasta adolescentes que han perdido el apetito sexual porque no se sienten atraídos por lo que se muestra en esos contenidos y creen que eso es el sexo.
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«Hay jóvenes de 15 años con problemas de erección porque las chicas no son como las del porno»
-En Donostia se ha conocido que más de mil jóvenes estaban en grupos de WhatsApp con contenido sexual y violento. ¿Cuáles son las consecuencias en su desarrollo?
-Conozco la historia. El hecho de que haya tantos jóvenes en grupos así no me sorprende. Lo que me llama la atención es la manera en la que han normalizado lo anormal. Ven vídeos de un agresividad altísima como asesinatos, violaciones o decapitaciones y no les impacta. Pero además de los vídeos también están los mensajes de odio que circulan por esos chats. He escuchado a niños ciertos comentarios machistas o fascistas que están muy lejos de los valores que les han enseñado en casa o en el colegio.
-¿El acceso al mundo digital a una edad temprana afecta también a la salud?
-Principalmente perjudica al desarrollo intelectual de los jóvenes, pero también a la vista, por ejemplo. En los últimos años han crecido los casos de niños de 7-8 años con miopía magna. También sabemos que se reducen las horas de sueño y la movilidad, lo que deriva en enfermedades cardiacas y obesidad.
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-El último informe PISA, que mide el rendimiento académico de los alumnos, no muestra unos resultados positivos. ¿Pueden haber influido las pantallas?
-Quizás no son las únicas culpables, pero tienen un impacto directo. Los textos a los que se enfrentan en las redes sociales están simplificados para que no les resulten aburridos. Ya no leen libros o textos complejos que les ayude a fomentar la comprensión lectora. Además, el uso de las pantallas no sólo ha afectado al área educativa, también a la social.
-Explíquese, por favor.
-Cada vez es más habitual que los adolescentes estén pegados al móvil en casa, en la calle y también en los colegios. Están dejando de pasar tiempo entre ellos y de ser niños. Es algo que se ve de manera clara cuando se comparan centros en los que su uso está prohibido. El nivel de interacción en el segundo grupo es mucho mayor. Quitarles el móvil no les aísla del mundo. Es lo contrario, les protege de él. Sin móvil, hasta el más tímido tiende a abrirse. Con él, pueden abstraerse de la realidad y adentrarse en un mundo con contenido que le interesa.
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«Los criterios de belleza que marcan son inalcanzables y generan depresión»
«Hay que educar, no asustar»
-¿Son adictos al móvil?
-No me gusta decir que existe una dependencia porque somos nosotros los que les damos acceso a ellas. No podemos ser 'camellos' y denunciar sus efectos negativos a la vez. Pero a nivel médico, las pantallas generan una sensación estimulante similar a la que producen algunas drogas, según estudios estadounidenses.
-¿Los padres son los culpables de esta situación?
-En absoluto. Estoy seguro de que en la mayoría de los casos les hemos dado acceso a ellas con la mejor de las voluntades. Yo mismo les ponía los dibujos que les gustaban y vídeos en inglés creyendo que así aprenderían el idioma mejor. Pero ahora que sabemos que no les beneficia tenemos que preguntarnos por qué les seguimos dando acceso.
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- Entonces, ¿no hay culpables?
- Por supuesto que sí. Son las empresas tecnológicas que anteponen sus intereses económicos al bien social. No les importa el daño que hacen en los jóvenes.
«Quitarles el móvil no eliminará los casos de suicidios en jóvenes, pero los reducirá»
- Muchos padres dirán que les compran un teléfono a sus hijos para poder hablar con ellos por si les pasa algo.
- Me parece normal. Existen teléfonos que solo permiten llamar y recibir llamadas que pueden cumplir con ese objetivo. Ahora bien, si los padres quieren que sea de última tecnología para poder saber donde están, lo que tienen que hacer es ponerles un chip, no darles un teléfono con acceso a internet.
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- ¿Se puede quitarles el móvil cuando ya lo han tenido?
- Todos estamos de acuerdo en que el invento del coche fue una evolución, ¿no? Dejamos de ir en bicicleta para ir más rápido. Ahora sabemos que su uso es perjudicial para el medio ambiente y el objetivo pasa por tratar de volver al uso de la bicicleta siempre que sea posible. Es decir, la evolución está siendo volver atrás. No creo que sea un imposible. Las tecnologías son beneficiosas. pero su función es la de ayudar a los humanos, no limitarlos.
- ¿Y cómo se puede hacer?
- Educación. No hay que asustarles con los riesgos que tiene internet, pero sí hacer que sean conscientes de que existen. Si no dejamos a nuestros hijos salir solos por la calle más peligrosa a altas horas de la noche, ¿por qué íbamos a dejarles tener un móvil con acceso a internet en el que ver cosas perjudiciales para ellos? No es negarles la tecnología, es controlársela.
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«Hace falta una ley que regule el uso del móvil en niños, como pasó con el cinturón o el casco de moto»
-¿Hace falta una ley que lo regule?
-Sí. Por hacer otro símil, es como usar el cinturón de seguridad o el casco de moto. Hace un tiempo nadie circulaba con él, pero cuando se supo que su uso salvaba vidas hubo un trabajo de concienciación que fue acompañado por una ley que obligaba a ponérselos. Aquí es igual. Prohibir es orientar. Una manera de dejar claro qué está bien y qué está mal.
- Se han presentado en el Congreso más de 60.000 firmas para prohibir el móvil antes los de 16 años. ¿Por qué esa edad?
- La sociedad hace tiempo que se ha dado cuenta de que es dañino para los jóvenes. Iniciativas como estas son necesarias para el bien de todos. A los 16 años se presupone que tienen los conocimientos para conocer los riesgos de los móviles inteligentes. Es la misma edad a la que se acaba la enseñanza obligatoria o se puede empezar a trabajar.
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