Iñigo Urrutia: «Los alumnos reivindican cada vez más la defensa de sus derechos»
El defensor de la comunidad universitaria destaca que «la grandeza» de la UPV se muestra «en el trato a los más vulnerables»
La figura del defensor de los derechos de la comunidad universitaria vasca, el Aldezle, comenzó su andadura hace once años. Iñigo Urrutia fue reelegido en ... 2021 tras cinco años en el cargo. «Cuando empecé me decía a mí mismo que una legislatura en el cargo era suficiente, pero me encuentro con ganas y fuerza. Resulta muy satisfactorio ayudar», confiesa.
– ¿Cuál es su labor dentro de la UPV?
– El objetivo es encauzar y resolver los problemas que se plantean en la comunidad universitaria. El Aldezle es una especie de puente entre las personas que forman la universidad pública vasca y los centros de decisión.
«En la UPV conviven más de 60.000 personas y surgen los conflictos. Mi tarea es de mediador, ser sutil y escuchar las partes»
– ¿Qué tipo de problemas llegan a su oficina?
– Depende del colectivo, las temáticas se repiten año a año. Del profesorado nos llegan sobre todo conflictos de relación entre compañeros o elección de docencia. Los temas de la gestión del trabajo se repiten entre el personal de administración y servicios.
– Déjeme adivinar, entre los alumnos, los asuntos de notas
– Los temas estrella entre este sector tienen que ver con la evaluación y con la disconformidad en las evaluaciones.
– ¿Y llegan muchas cuestiones?
– Trabajo no nos falta. En la UPV somos más de 60.000 personas conviviendo, entre tantas relaciones surgen los roces. Nosotros estamos para hacer de mediadores entre las partes de las cuestiones que llegan a la oficina.
«Cuando llamo a un despacho voy con un problema y el recibimiento es bueno, el porcentaje de resoluciones muy alto»
– ¿Pueden actuar de oficio?
– Sí, y de hecho lo hacemos. El Aldezle participa como oyente en los consejos y claustros. Si sabemos por este canal, o porque hay movilizaciones, que hay algún problema, actuamos de oficio. Lo hicimos en el caso de los sexenios de los profesores no estables. Supimos de la problemática e hicimos gestiones para pedir al equipo de gobierno que fuera receptivo. Una de las cuestiones que más nos preocupa es atender a los más desfavorecidos. En este aspecto la UPV muestra su grandeza. Más allá de rankings académicos, la universidad vasca destaca en el trato a los más vulnerables.
– Cuando llama a la puerta de un despacho es que hay un problema, ¿cómo le reciben?
– Bien. Es cierto que siempre voy con problemas, pero entienden que ejerzo para intentar mejorar las cosas, no para juzgar qué se hace bien o mal. La idea de una universidad sin conflicto es un mito. Las autoridades universitarias tienen la conciencia de que el Aldezle forma parte del engranaje universitario y que del conflicto también se pueden sacar lecturas positivas. No te voy a engañar, también hay quien cuando entro me mira preguntándose: 'con qué vendrá hoy'.
– Veo que su fuerte es la diplomacia.
– Me toca hacer de mediador. Siempre voy a un despacho con los oídos bien abiertos. Hay que ser muy sutil e intentar entender por qué reaccionan de una u otra manera las personas. Es una labor exigente porque a veces estás a seis o siete bandas, todos con sus razones.
«La conciliación desde la perspectiva del alumno y el desarrollo de la Ley de convivencia son dos cuestiones a trabajar»
– ¿Consigue sus objetivos?
– El porcentaje de actuaciones favorables alcanza el 95%, pero a veces no puedo satisfacer todas las expectativas.
– ¿Es la comunidad educativa cada vez más exigente?
– En cuanto a los derechos sí, especialmente he visto una evolución positiva en el alumnado. Hace unos años no eran tan conscientes de los derechos que les asistían, por ejemplo, en la revisión de exámenes. Ahora son más reivindicativos en derechos pero más flexibles en obligaciones.
– Sin embargo, ¿el número de quejas no es muy elevado?
– Una lectura es que el nivel de conflictividad no es alto en la UPV, lo que no quiere decir que no haya problemas. Durante la pandemia sí llegaron quejas de los desajustes por la adecuación a la docencia online. La otra es que puede existir un desconocimiento del Aldezle, especialmente en los inicios de la vida universitaria.
– La relación profesor-alumno ha cambiado con los años, ¿hay choques en este aspecto?
– Claro que ha cambiado. Antiguamente la distancia era enorme. El profesor estaba en una especie de pedestal. Ahora la relación es más cercana, evidentemente en algunos grados más que otros. Si hay algún roce se intenta solventar.
– ¿Qué le animó a presentarse a la reelección?
– Este es un trabajo callado que permite que pueda mejorar el funcionamiento de la universidad. Es un aliciente ver que puedes ayudar en este sentido.
– ¿Qué le gustaría tratar en estos próximos cinco años?
– La conciliación familiar desde la perspectiva del alumno cada vez más implicado en temas de cuidados. Otro tema es el desarrollo de la Ley de convivencia y tipificar las infracciones desde el punto de vista educativo no solo punitivo. Y creo que se debería hacer una reflexión del sistema universitario como se hace en el ámbito escolar.
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