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E.P.
Lunes, 19 de mayo 2014, 01:01
Los centros educativos que imparten Bachillerato no tendrán la obligación de ofertar una asignatura de Religión católica a sus alumnos, ya que el proyecto de Real Decreto que regula el currículo básico en este tramo educativo deja libertad a los centros y las administraciones educativas para decidir cuáles de las hasta doce materias posibles, ofrecen a sus alumnos.
En concreto, los alumnos de Primero de Bachillerato deben cursar un mínimo de dos y un máximo de tres asignaturas específicas de un catálogo en el que figuran Análisis Musical I, Anatomía Aplicada, Cultura Científica, Dibujo Artístico I, Dibujo Técnico I, Lenguaje y Práctica Musical, Religión, Segunda Lengua Extranjera I, Tecnología Industrial I. Tecnologías de la Información y la Comunicación I, Volumen y una troncal que no se haya cursado antes.
Sin embargo, la elección se establecerá «en función de la regulación y de la programación de la oferta educativa que establezca cada Administración educativa y, en su caso, de la oferta de los centros docentes», sin que figure en el real decreto que la comunidad autónoma o el colegio tengan la obligación de ofrecerlas todas.
En el caso del segundo curso de Bachillerato, ocurre algo similar. La asignatura de Religión figura en la lista de asignaturas específicas de las que «en función de la regulación y de la programación de la oferta educativa que establezca cada Administración educativa y, en su caso, de la oferta de los centros docentes, los alumnos y alumnas cursarán un mínimo de dos y máximo de tres».
No ocurre así en Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), tramo en el que los alumnos tienen obligación de cursar o Religión o Valores Eticos, a elección de sus padres, y por tanto, los centros deben ofertar ambas posibilidades.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha venido reclamando durante el trámite de elaboración de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa que se obligase a los centros a impartir la asignatura de Religión en el Bachillerato, para que cualquiera que quisiera cursarla tuviera garantizada la asignatura a su disposición.
La asignatura de la religión católica fue una de las materias que salió reforzada en la Lomce, la séptima reforma educativa en los últimos 40 años, aprobada por el Congreso el pasado 27 de diciembre. La reforma legislativa estipuló que la asignatura confesional contará para la nota media, repetir curso y acceder a una beca, cumpliendo así una de las principales reivindicaciones de la Conferencia Episcopal.
«Derecho de los padres»
Los obispos no han cejado en su propósito de darle un espacio aún mayor con su inclusión en el Bachillerato, ya fuera del ciclo de enseñanza obligatoria. La última vez fue el pasado 17 de marzo, cuando el secretario general, José María Gil Tamayo, reclamó al Gobierno esta medida. «Me gustaría, sobre todo en Bachillerato, que el desarrollo de los decretos lleven esa exigencia de que sea contemplado el derecho de los padres a la educación de sus hijos o que los propios alumnos elijan -que es un alto porcentaje-, que sea realmente llevado a la práctica y las transferencias a las comunidades autónomas no impidan esto», señaló.
Para Gil Tamayo, es necesario «por el bien de todos y de la calidad educativa», que la enseñanza empiece a ser «un terreno franco de injerencia política y de ideologización» y ha insistido en que la Iglesia no pide «privilegios» sino que se cumpla lo que establece la Constitución, que el Estado «facilite los medios» para que los padres puedan educar a sus hijos conforme a sus convicciones y se respeten los acuerdos internacionales.
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