El 11 de octubre de 1755 nació en Logroño Fausto de Elhuyar. Sus padres eran de origen francés, por lo que su apellido, realmente, era ' ... d'Elhuyar', pero al pasar a la grafía española, se ha hecho de varias maneras; en algunos sitios se dice 'de Elhuyar', en otros 'Delhuyar' y en otros desaparece totalmente la d. Escribamos el apellido como lo escribamos, lo más importante es que en 1783, en el Seminario de Vergara, él y su hermano Juan José aislaron el metal wolframio del mineral wolframita. Como en aquellos días en el alfabeto español no se usaba la w ellos lo llamaron volframio. En el diccionario Kluge de etimología alemana, se dice que el nombre procede de 'wolf' (lobo) y 'rahm' (nata); así que sería algo así como nata o baba de lobo, significando algo de poco valor. Antes de su descubrimiento real, su existencia había sido predicha por Peter Woulfe en Irlanda, y por Carl W. Scheele y Torbern Bergman en Suecia. Los suecos le dieron el poco imaginativo nombre de tungsten (en español tungsteno) que significa sencillamente piedra pesada. Debido a estos hechos, el metal se ha conocido con dos nombres: wolframio y tungsteno. En 1949 el nombre oficial que se adoptó fue el de wolframio.
Este metal de «poco valor» se convirtió en sumamente importante durante la Primera Guerra Mundial, debido a que el acero se endurecía muy considerablemente cuando se le añadía una pequeña cantidad de wolframio.
Poco después de la invención de la bombilla eléctrica, el carbón de los primeros filamentos fue sustituidos por el wolframio, debido a su elevadísimo punto de fusión. El metal descubierto por los hermanos Delhuyar ha estado iluminando, literalmente, el mundo con las bombillas de incandescencia.
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