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A la caza del monstruo del lago Ness

A la caza del monstruo del lago Ness

Un estudio genético para documentar la biodiversidad de las aguas dispara en la prensa británica los rumores sobre la detección de ADN de Nessie

LUIS ALFONSO GÁMEZ

Viernes, 14 de junio 2019, 07:27

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«El monstruo del lago Ness 'podría ser real' después de que los científicos hayan hecho un descubrimiento 'sorprendente'». «¿Es real el monstruo del lago Ness? Un nuevo estudio científico dice que 'podría serlo'». «Un estudio sobre el monstruo del lago Ness hace un 'sorprendente' hallazgo». Son tres titulares que han podido leerse en los últimos días en la prensa británica, donde la serpiente del verano se ha adelantado. Después de casi veinte años en los que el monstruo del lago Ness –Nessie, para los amigos– se ha exhibido bastante menos que lo habitual y deseable para el turismo de las Tierras Altas escocesas, vuelve a ser noticia.

El culpable de que ahora se hable de la fantástica criatura es Neil Gemmell, biólogo de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) que dirige un estudio de ADN ambiental de la masa de agua escocesa. Él y su equipo tomaron el año pasado muestras de agua en tres puntos del lago y a profundidades diferentes para hacer un catálogo de su biodiversidad a partir del ADN que detectaran. Además de microorganismos, plantas y peces, si viviera en las profundidades del 'loch' el reptil acuático de la mitología popular, su ADN también estaría ahí. «Hemos puesto a prueba cada una de las principales hipótesis sobre el monstruo y podemos decir que probablemente tres de ellas no son correctas y una podría serlo», dijo Gemmell hace unos días sobre su estudio al periódico británico 'i'.

Refritos «cada vez más inexactos»

El reportaje original se correspondía con lo que el biólogo le había contado a su autor, según me ha dicho el propio científico, pero sus declaraciones fueron refritadas por otros medios que las «rehicieron» y con cada giro las volvieron «cada vez más inexactas». Así que de lo dicho por Gemmell al que Nessie 'podría ser real' de algunos titulares hay un triple salto mortal con tirabuzón. Como ya dejó el biólogo caer en Twitter el lunes de la semana pasada. «Me han llegado hoy a través de las redes sociales algunos titulares sensacionalistas sobre nuestra caza de ADN en el lago Ness. Para que conste, todavía estamos analizando los datos. Las hipótesis más populares parecen carecer de fundamento; una no puede ser excluida todavía», tuiteó Gemmell hace ocho días. Y sugirió irónicamente «un titular alternativo más correcto» con el siguiente foto montaje:

Montaje tuiteado por el biólogo Neil Gemmell, en referencia a la prensa sensacionalista británica.
Montaje tuiteado por el biólogo Neil Gemmell, en referencia a la prensa sensacionalista británica.

Nessie es uno de los más famosos críptidos, como se llama a esas bestias cuya existencia nunca ha sido demostrada y que protagonizan relatos de montañeros, exploradores y turistas. Otros son el yeti o abominable hombre de las nieves, en las cumbres más altas del planeta; el bigfoot, sasquatch o pie grande, en la boscosa Norteamérica; el chupacabras –de fama efímera y que hizo de las suyas en los años 90 en el Caribe hispano-; y Nahuelito y Ogopogo, primos de Nessie de los lagos Nahuel Huapi (Argentina) y Okanagan (Canadá).

Tradicionalmente, Nessie ha sido presentado como un plesiosaurio, un reptil marino de cuello largo que se extinguió hace 66 millones de años a consecuencia del impacto de asteroide que provocó también la desaparición de los dinosaurios. Esta hipótesis, que aún defienden algunos criptozoólogos –así se denominan los buscadores de monstruos–, se enfrenta a varios inconvenientes, el principal de los cuales es que no hay bicho que sobreviva 66 millones de años, así que Nessie tendría que formar parte de una población de reptiles marinos superviviente de la gran extinción de finales del Cretácico. Sin embargo, ni en el lago Ness existe la biomasa necesaria para alimentar a un grupo de plesiosaurios ni se han encontrado nunca el cuerpo de algún individuo muerto ni fósiles.

Como indica el paleontólogo Darren Naish en su libro 'Hunting monsters' (Cazando monstruos, 2017), se han encontrado en el lago huesos de plesiosaurio, pero «todos fueron puestos allí o, en un caso, abandonados 'accidentalmente'». La del plesiosaurio es una de las principales teorías sobre el monstruo del lago Ness, junto con la de que se trate de un siluro gigante o un esturión. Pero, seamos sinceros, si el monstruo fuera un pez, perdería todo su encanto.

Los orígenes de la leyenda

La leyenda de Nessie no se remonta más allá de los años 30 del siglo pasado. El 22 de julio de 1933, George Spicer, «un conocido hombre de negocios», y su esposa, «graduada universitaria», iban en su coche por la orilla norte del lago cuando un extraño ser cruzó la carretera delante de ellos. La descripción del animal, indica Naish en su libro, era «una mancha grisácea con forma de bolsa con una estructura larga y ondulada en su parte delantera», y parecía llevar un cordero o ciervo pequeño. Aunque al principio medía dos metros y medio de largo, la criatura creció en sucesivas descripciones hasta los nueve metros. Los expertos creen hoy que los Spicer pudieron ver una nutria o una manada de ciervos. De hecho, Naish recuerda que Ruppert Gould, quien primero llamó la atención sobre el caso y autor del libro 'The loch Ness monster and others' (El monstruo de lago Ness y otros, 1934), estaba convencido de que el matrimonio vio un grupo de ciervos.

La llamada foto del cirujano, un fraude publicado en la prensa inglesa en 1934.
La llamada foto del cirujano, un fraude publicado en la prensa inglesa en 1934.

Para Daniel Loxton, coautor junto con el paleontólogo Donald Prothero de 'Abominable science!: origins of the yeti, Nessie, and other famous cryptids' (¡Ciencia abominable!: los orígenes del yeti, Nessie y otros famosos críptidos, 2013), y el criptozoólogo Adrian Shine, la criatura de los Spicer tiene un más que sospechoso parecido con un dinosaurio de la película 'King Kong', que se había estrenado en Reino Unido unos meses antes con gran éxito. Como fue la primera vez que el monstruo se describió como un dinosauroide, cabe por tanto la posibilidad de que estemos ante un caso de contaminación cultural desde el cine, como pasó después con los platillos volantes, cuando una tradición creada en las revistas de ciencia ficción acabó dando lugar al mito ovni.

Un monstruo ante las cámaras

Si la imagen que tenemos todos en la cabeza de Nessie se corresponde con algo es con la criatura de la llamada foto del cirujano, en la que sobresale del agua un largo cuello en cuyo extremo hay una pequeña cabeza. La publicó el 'Daily Mail' el 21 de abril de 1934 y fue considerada una de las mejores pruebas de la existencia de la criatura durante sesenta años, pero en 1993 Chris Spurling confesó que, a petición de su padrastro, él –entonces un niño– modeló la figura y la puso sobre una base de madera para que el conjunto fuera fotografiado en el agua.

El brujo blanco Kevin Carlyon invocando al monstruo del lago Nessen en junio de 2003.
El brujo blanco Kevin Carlyon invocando al monstruo del lago Nessen en junio de 2003. REUTERS

Ninguna foto del monstruo del lago Ness ha superado la prueba del algodón. Ni siquiera las que aparecieron en la revista 'Nature' en diciembre de 1975 ilustrando un artículo del naturalista sir Peter Scott y el abogado estadounidense Robert Rines. Los autores reconocían que la existencia de la criatura no estaba demostrada y, sin embargo, proponían que recibiera el nombre científico de 'Nessiteras rhombopteryx' (El monstruo de Ness con aleta en forma de diamante), como único representante de su género y especie. Se basaban para darle esa denominación en dos fotos tomadas por una cámara subacuática el 8 de agosto de 1972 en las que se veía una especie de aleta de 2 metros de longitud con forma de diamante. Las imágenes están tan retocadas que los paleontólogos creen en la actualidad que no muestran nada más que el fondo del lago y limo en suspensión.

Una foto de Nessie de noviembre de 1933 corresponde en realidad a un cisne con la cabeza metida en el agua. Y otra de 2013, en la que se ve una joroba en mitad del lago cerca del castillo de Urquhart, resultó ser una escultura de fibra de carbono hecha para 'The truth behind the loch Ness monster' (La verdad detrás del monstruo del lago Ness), un documental de National Geographic de 2011. «Es la mejor foto [de Nessie] que nunca he visto», sentenciaba Steve Feltham, dedicado desde hace más de 20 años a la caza del monstruo, antes de que el autor de la imagen, el barquero George Edwards confesara el engaño. «Estoy harto de los denominados expertos que vienen con sus teorías sobre las grandes olas y los peces grandes, y de su centro de visitantes», dijo el barquero en alusión al negocio montado en torno a Nessie, para él un fraude de principio a fin. «¿Qué sería del lago Ness sin el fraude más famoso, la foto del cirujano?», se preguntaba.

Con Nessie a punto de cumplir 90 años y visto lo visto, no es muy arriesgado aventurar que el estudio de ADN de Neil Gemmell no va a dar una alegría a los criptozoólogos. Aunque habrá que esperar todavía tres meses para saberlo. «En este momento estamos trabajando en verificar y volver a verificar nuestros resultados, y los haremos públicos entre el 6 y 8 de septiembre», dice el biólogo desde Nueva Zelanda.

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