Burkard Hillebrands: «Todo aquello que te inspire puede dar lugar a una idea en la ciencia»
«Tiene que haber un compromiso de los investigadores para transmitir lo que hacen a la población», asegura el científico alemán
El físico alemán Burkard Hillebrands participó el pasado martes en Donostia en un homenaje póstumo al premio Nobel de Física y miembro de la Cofradía ... del Queso Idiazabal de Ordizia Peter Grünberg, con quien colaboró durante los trabajos que dieron lugar a la magnetorresistencia gigante, un fenómeno que provocó una revolución tecnológica y en solo una década llenó nuestros hogares de nuevos dispositivos para almacenar y grabar información, como los CD-Rom y las memorias de USB. Hillebrands, uno de los investigadores más relevantes del nanomagnetismo y espintrónica, presidió también el tribunal de tesis de un alumno de la Facultad de Química de la UPV/EHU.
– ¿Qué le dieron durante el homenaje a Peter Grünberg?
– Peter pertenecía a la Cofradía del Queso de Ordizia y me dieron una placa en la que queda constancia de ello. Vamos a colocarla en una vitrina del museo en su memoria que se ha hecho en el instituto Peter Grünberg de Julich.
– ¿La Cofradía del Queso de Ordizia va a estar en un museo alemán?
– Sí. Uno de los aspectos más importantes para hacer progresos en ciencia es que haya interacción entre distintas instituciones e investigadores. Esto es algo que consiguió hacer el catedrático de la UPV/EHU Julián González en un congreso que se realizó en Ordizia, donde estuvieron presentes grandes investigadores como Peter Grünberg, Albert Fert o Stuart Parkin.
«Lo que estamos haciendo puede dar lugar a algo, pero no podemos prometer nada»
– Usted trabajó con Grünberg.
– Lo conocí hace 40 años. Tuve la suerte de trabajar con él cuando estaba desarrollando una técnica que después dio lugar a la magnetorresistencia gigante, por la que le dieron el premio Nobel de Física en 2007. En ese experimento nos dimos cuenta de que, dependiendo de la ubicación relativa de las láminas magnéticas, se obtenían diferentes medidas. Fuimos amigos antes de que consiguiera el Nobel y también después. Otra de las pasiones que compartíamos era la música, siempre que teníamos ocasión discutíamos acerca de un problema relacionado con la música y de otro relacionado con la física.
– ¿De qué hablaban sobre música?
– Por ejemplo, si tú tienes dos cuerdas en una guitarra, sobre cómo estas pueden interaccionar y cómo enseñarías esto a los estudiantes. Grünberg era un buen guitarrista.
– ¿Y usted?
– Yo toco el órgano.
– ¿De la música pueden salir ideas para la investigación científica?
– Sí, claro. Le voy a dar un ejemplo. Cuando uno toca una cuerda de una guitarra, esta cuerda oscila y esto quiere decir que hay puntos que llamamos valles o máximos. De la misma forma, en magnetismo o en nanomagnetismo tenemos también ondas que se llaman ondas de spin y también tienen sus máximos y sus mínimos que se explican de la misma forma que en la guitarra. Lo que quiero decir con esto es que la definición de una onda es válida tanto en el campo de la música como en el del magnetismo.
– ¿De la poesía se pueden sacar ideas para la ciencia?
– Todo aquello que te inspire puede dar lugar a una idea en el campo de la física y en la ciencia. En el caso de Grünberg era la música, pero para otras personas puede ser la lectura, por ejemplo.
«Los progresos científicos provocan revoluciones en nuestro día a día»
– ¿Cuando se descubrió la magnetorresistencia gigante pensó usted que habían dado con algo importante?
– Al principio fuimos algo escépticos acerca de las ventajas que podía tener este fenómeno, pero Peter tuvo un buen jefe, Werner Ziun, que reconoció que podía haber potencial en esa idea y le propuso que la patentase. Eso dio lugar años después a que llegara muchísimo dinero a la Universidad de Julich. Peter lo descubrió entre 1982 y 1986, y solo después, cuando en 1988 se encontró con Albert Fert, nos dimos cuenta de que efectivamente tenía potencial. Pero hubo que esperar diez años hasta que Stuart Parkin se diera cuenta de que la magnetorresistencia gigante se podía utilizar para almacenar información. Llegó después una explosión que lo revolucionó todo.
– ¿Le resulta fácil explicar a sus amigos que no son científicos lo que hace en el trabajo ?
– Para transmitirles mi trabajo lo que hago son analogías, como la de las cuerdas de guitarra y las ondas de spin. La ciencia es muy cara y se basa en conseguir financiación. Para lograrla tienes que ser capaz de transmitir tus ideas pese a que aún solo son ideas, no son nada real, es algo que vas a obtener en el futuro. El desarrollo de la sociedad está basado en descubrimientos de la ciencia y tiene que haber un cierto compromiso entre los investigadores para transmitir esas ideas a la población.
– Trabaja usted en un nuevo campo de investigación que es la magnónica. ¿Hacia qué futuro nos puede llevar ese camino?
– El campo de la magnónica puede dar lugar a un ordenador que esté puramente basado en efectos magnéticos, pero no hay que olvidar que a día de hoy el tipo de ciencia que estamos realizando es básica. Estamos lejos del momento en el que vayamos a construir ese ordenador basado en propiedades magnéticas. Lo que estamos haciendo puede dar lugar a algo pero no podemos prometer nada, no podemos decir con certeza que no hay duda de que lo conseguiremos.
– ¿En el mundo de la ciencia se están descubriendo cosas constantemente?
– Todos los días se publican pequeñas ideas pero cada cierto tiempo, quizás cada diez años, se publican grandes ideas.
«En ciencia hay más ideas que resultados. Algunas simplemente no llegan al final
– ¿En ciencia hay más ideas que resultados?
– Sí. De hecho hay ideas que simplemente no llegan al final porque no se pueden explotar más y entonces hay que buscar otra alternativa.
– ¿La ciencia puede cambiar el mundo?
– La magnetorresistencia es un ejemplo más. Los progresos en ciencia dan lugar a revoluciones en nuestro día a día.
– ¿Usted también quiere cambiar el mundo?
– Desde luego. Quiero utilizar mi ciencia para revolucionar el mundo.
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