La autopista AP-1 absorbe 1,6 millones de camiones más en el primer año sin peaje

La carretera nacional era hasta hace un año reducto de camioneros y vecinos que efectuaban trayectos de corta distancia. Soportaba a diario, según las estadísticas de Fomento, una media de 5.216 vehículos pesados. Pero el fin del peaje en la autopista hizo cambiar de ruta a cuatro de cada cinco transportistas profesionales. Ahora apenas son solo 817. Los medidores de la autopista desaparecieron al dejar de funcionar las cabinas de peaje, pero todas las fuentes consultadas dan por hecho que esos miles de camiones van ahora por la autovía. Sumados a los que ya utilizaban la vía de pago, se estima que ahora son unos 8.100 los trailers que utilizan a diario la primera autopista del Estado que se convirtió en gratuita -a la que se sumarán desde enero la AP-4 (Sevilla-Cádiz) y los más de 400 kilómetros de la AP-7 (Alicante-Tarragona)-.

Al incremento de camiones en el trazado de 83,2 kilómetros entre Armiñón y Burgos (seis por territorio alavés) hay que sumar el de turismos, que también se ha producido aunque en menor medida, porque pese a los 12,25 euros que costaba el trayecto por la autopista muchos conductores ya la utilizaban por seguridad. La media diaria de 16.753 vehículos ligeros ha subido en 2.071, lo que supone un 12% frente al más del doble en el caso de los camiones.

Ese flujo circulatorio que llega a generar algunos problemas en determinados puntos y momentos estaba previsto que se resolviera con la construcción de un tercer carril entre Armiñón y Castañares. Sin embargo, Fomento lo ha descartado de momento por su alto coste económico. «Es inviable», aseguró el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente. La inversión se estima en 300 millones.

Los usuarios deberán seguir teniendo paciencia por el incremento del tráfico que «se nota mucho en los camiones», inciden desde el área de servicio Desfiladero. «Tenemos mucho más trabajo y con el mismo personal», refleja su encargado, que asegura que «hay momentos en los que estamos saturados». En su contacto con el público escucha a «los clientes fijos quejarse por la cantidad de camiones que hay».

Unos negocios se han visto beneficiados y otros, como los que estaban ubicados en la carretera nacional, perjudicados. «El trabajo en el bar ha caído bastante», explica Miguel Ángel García desde el Hostal Restaurante Pancorbo, ubicado en el kilómetro 302 de la N-1. «Se notó mucho desde el principio», añade el propietario del establecimiento que admite que, pese a todo, «pensaba que iba a ser peor».

Los camioneros, por su parte, entienden que la liberalización de la autopista fue «una medida positiva» y una manera «de reequilibrar el tráfico de forma natural, sin que el precio constituya una medida disuasoria», comenta Juan José Gil, secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transportistas de España.

Con la reducción del tráfico en la nacional han caído de forma drástica los accidentes. Desde que la AP-1 pasó a ser gratuita en la N-1 no se han registrado víctimas mortales, mientras que en los 20 años anteriores el número de fallecidos superó los 250.