En el mundo hay 425.000 autobuses eléctricos, lo que constituye un 17% del total, y de ellos, el 99% están funcionando en ciudades chinas. ... Tan solo en Shenzhen, al norte de Hong Kong, hay 16.000 autobuses urbanos y todos ellos son totalmente eléctricos.
Los autobuses eléctricos tienen la gran desventaja de su precio, que en muchas ocasiones puede doblar al de sus equivalentes en gasoil. Pero a cambio tienen muchas ventajas, entre las que se cuenta que en donde circulan no contaminan. En vez de los horrendos humos que emite un autobús de gasoil, los eléctricos no emiten nada. Bien es cierto, que en el lugar donde se produzca la electricidad que consumen puede haber polución, pero lo que está claro es que la eliminan de la ciudad donde circulan.
Hoy en día, la autonomía de los autobuses eléctricos es de unos 360 kilómetros, pero su recarga lleva mucho más tiempo que el de llenar un depósito de combustible. Además, para un único autobús no hay problema, pero si se van a instalar 16.000 autobuses, la red eléctrica debe ser modificada para soportar esa carga. Una solución a los largos tiempos de carga es la utilización en las paradas de los autobuses de cargadores inductivos, sin cables. De ese modo, cuando los autobuses esperan en ellas se van recargando. Hay cargadores de gran potencia capaces de recargar las baterías en muy poco tiempo; aunque el objetivo no es recargarlas al 100% sino que el tiempo que pasan en las paradas se aproveche para aumentar el número de kilómetros que pueden recorrer. Otra ventaja de los autobuses eléctricos es que su mantenimiento es menor, por lo que el precio total de propiedad a largo plazo es mejor que el de los de gasoil.
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