Ese perro también es mi cliente
Webs como Dogvivant ofrecen alternativas para pasar las vacaciones con los perros
Ana Vozmediano
Sábado, 15 de abril 2017, 08:13
Un poto de plástico en un lugar discreto del bar es más que suficiente para que un perro pueda beber agua después de un paseo, ... igual que su dueño se lanza sobre una jarra de cerveza o un refresco. Tumbarse cerca de su humano o humana, le hace sentirse más tranquilo que si se queda atado fuera, siempre a la sombra, eso sí, y nunca bajo la lluvia y viento.
Hay locales de todo tipo que indican que los perros son bienvenidos, otros en los que, sin ningún tipo de señal o de cartel, los dejan pasar y muchos en los que, claramente, la silueta de un can está tachada en rojo para que todo el mundo sepa que no tienen opción a entrar.
En estos momentos, webs como Dogvivant ofrecen alternativas para pasar las vacaciones con los perros, lugares preparados que, normalmente, tienen unas habitaciones especiales en la primera planta que permiten que el lugar no se convierta en una jauría sino, simplemente, en un sitio en el que una pareja o una familia puedan pasar la noche con su mascota. Sin más y sin que el animal altere al resto de los huéspedes. La experiencia de otros es de la que uno se puede servir para encontrar locales en los que dormir o comer. Y, ¡cuidado! que nadie se imagine que va a tratarse de lugares excesivamente rurales. Nada de pajares, que también los hay y con mucho encanto El espectro es amplio.
A la cerrazón de cualquier localidad española a un perro, salvo algunos amables que hacían la vista gorda ante pequeños escondidos en bolsas y mochilas, le ha sucedido ahora un concepto diferente, unido a un respeto a los animales y al concepto de que que ese perro " también en mi cliente"
Todavía esto no es ni Alemania ni Francia, pero poco a poco y con algunas salvedades como Aragón, por ejemplo, las distintas comunidades autónomas van ampliando su clientela con los canes, a los que se puede exigir en ocasiones determinado tamaño para ser aceptados. Hoteles de lujo como el María Cristina permiten que se alojen perros, y la norma es que apenas se rocen con el resto de huéspedes. Es fácil haber compartido alojamiento con familias que dormían con sus mascotas y no haberse dado siquiera cuenta.
Aunque cualquier web de orientación para viajar con animales recomienda a los establecimientos de hostelería que coloquen un cartel en la entrada o incluso un bebedero, también es probable que, salvo que exista ese logo que indica lo contrario, pueda entrarse con el perro atado sin mayores problemas.Algunos restaurantes los admiten solo en determinadas mesas y siempre a los pies de los dueños y algunas veces, incluso, se llevará la grata sorpresa de que el propio camarero, al verle dudar, le indique que pase dentro. E incluso tenga alguna chuche para este cliente nuevo. Cada vez le va a ocurrir más veces. Eso sí Es usted el responsable de que su animal no moleste a nadie.
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