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«Todos tenemos que hacer lo necesario para entendernos», afirma Patxi Baztarrika.
«Espero y deseo que nadie se aleje del consenso alcanzado en torno al euskera»

«Espero y deseo que nadie se aleje del consenso alcanzado en torno al euskera»

El viceconsejero de Política Lingüística cree que el documento '¿Y a partir de ahora qué?' debe ser la base para renovar el acuerdo al que se llegó en 1982

NEREA AZURMENDI

Domingo, 31 de julio 2016, 17:01

El anuncio de la fecha de las elecciones autonómicas por parte del lehendakari Iñigo Urkullu, que comporta la inminente disolución del Parlamento Vasco, ha desactivado por el momento uno de los deseos expresados por el viceconsejero de Política Lingüística del Gobierno Vasco, Patxi Baztarrika, en una entrevista realizada varios días antes de que el viernes se aclarara finalmente el calendario electoral. «Sería deseable que el Parlamento hiciera suyo el documento '¿Y a partir de ahora qué?», decía Baztarrika, subrayando la importancia de un texto que ha sido capaz de aunar voluntades y sensibilidades en el Consejo Asesor del Euskera. El documento ya está en la Cámara, a la espera.

- ¿Tiene alguna trascendencia que las instituciones asuman un documento que no es ni una ley ni un programa de actuación, o es un gesto meramente simbólico?

- Tratándose de un documento que recoge las bases para la política lingüística de los próximos veinte años y establece el correspondiente marco de prioridades, para que sea exitoso es necesario que sea socializado en el sentido más amplio del término. Por lo tanto, es muy importante, es mucho más que un mero gesto, que las instituciones se comprometan con ese documento, producto de un debate muy participativo. Lo ha hecho ya el Gobierno Vasco, que es la institución que lidera la política lingüística. Así, se ha comprometido formalmente a trabajar en la orientación que establece el documento. Lo previsible es que en las próximas semanas las diputaciones forales también lo asuman, y también ha sido trasladado al Parlamento.

- ¿Cree que ese texto, a día de hoy y al margen de lo que depare septiembre, concitaría el apoyo unánime de la Cámara?

- No me aventuraría a decirlo, pero creo que sí sería ampliamente mayoritario. Y, desde luego, más difícil resultaría explicar la posición contraria a un documento de amplio consenso como este que la posición favorable. Ningún documento de consenso es 100% de todos, pero justamente lo que está en la base de esta iniciativa que se ha trabajado en el seno del Consejo Asesor del Euskera, con la participación de numerosos agentes institucionales y sociales, es la convicción de que el más amplio consenso social y político es imprescindible para que el proceso de revitalización del euskera continúe de manera sostenida y sostenible.

- Consenso, ¿sobre qué bases?

- Las primera de las bases sobre las que se plantea la renovación del consenso es asociar la revitalización del euskera a la libertad, la convivencia y la igualdad de oportunidades de uso de las dos lenguas oficiales de la CAV, sin olvidar que el titular de ese derecho -por lo tanto, el que elige-, es el ciudadano. La otra base, no menos importante que la anterior, es entender que el euskera está en pie de igualdad con el castellano, que no es una lengua subordinada, sino que ha alcanzado la mayoría de edad como lengua de uso. Sobre esas dos bases cabe un largo recorrido.

- Cuando habla de renovar el consenso, ¿se refiere al que se alcanzó en torno a la Ley del Euskera hace 35 años? ¿Supondría ratificar esa especie de contrato de concordia que ha estado más o menos vigente durante tres décadas largas?

- Efectivamente. El concepto de consenso social y político en torno a la política lingüística hay que entenderlo de una manera muy dinámica y muy viva. No es un objeto estático, está sometido a todo tipo de influencias, pero hay un consenso básico que hay que alimentar, renovar y fortalecer para seguir avanzando y no retroceder. El documento lo plantea en torno al concepto de desarrollo sostenible del euskera. El euskera, gracias a la voluntad social e institucional pero también al marco que le ha dado la Ley del Euskera, ha tenido un crecimiento sostenido que nos permite ahora plantear el sostenible, el salto de la pervivencia a la vitalidad. Se trata de que la potencialidad de hablantes que ha alcanzado el euskera explote, se expanda y evite que se cronifique la desigualdad entre el castellano y el euskera.

Una Ley con recorrido

- ¿Comprometerse con el documento que pone las bases de esa nueva fase podría ayudar a que el euskera sobreviva a la próxima campaña electoral?

- No es fácil, pero con el euskera debería haber una determinación clara por parte de todos de no plantearse como objetivo la búsqueda de las diferencias, sino la profundización en las coincidencias, siempre que sean amplias. La política lingüística debe ser objeto de debate y, por lo tanto, hay que discutir las discrepancias, pero el problema es la actitud ante el debate.

- Las discrepancias se acentúan cuando se entra en detalles como los perfiles lingüísticos de los trabajadores públicos. Recientemente, han aflorado en el cruce de críticas entre el PSE-EE y la viceconsejería. ¿Tan ajustado es a estas alturas el grado de acuerdo en una cuestión que siempre ha sido delicada?

- Ese episodio concreto me ha sorprendido negativamente porque, junto a algo razonable y necesario como es la revisión de los perfiles, se han dicho falsedades como que los perfiles son discriminatorios. Lo dejó escrito el Tribunal Constitucional en el 86 sobre la Ley del Euskera: no hay nada que objetar a que, según la realidad sociolingüística, en algunos casos se exija y a que en todos los demás casos se valore el conocimiento del euskera para la función pública. Por lo tanto, hacerlo no es discriminatorio, lo dice la Sentencia del Alto Tribunal.

- ¿Tampoco es discriminatoria su aplicación?

- No, porque se deben aplicar y se aplican con proporcionalidad. Por ejemplo, para el 44 % de los puestos de la Administración General Vasca no es obligatorio el perfil, y el nivel de exigencia es absolutamente diferente en Azpeitia y Portugalete o en Álava y Gipuzkoa. Sinceramente, espero y deseo que, aferrándose a esa cuestión, nadie se aleje del consenso en torno al euskera, basado en la Ley del Euskera, la doctrina constitucional y la Carta Europea de Lenguas. No obstante, coincido obviamente en la necesidad de revisar los perfiles lingüísticos, porque se dan incoherencias y disfunciones que hay que corregir. De hecho, presentamos al Parlamento y a las demás instituciones hace ya un mes una propuesta de revisión de perfiles que afecta a 37.493 personas. Es bueno que todos opinen y aporten. Por supuesto, también los socialistas. Estoy seguro de que lo harán, y será positivo. Todos tenemos que hacer lo necesario para entendernos.

- Otro elemento discutido del legado de esta legislatura es la Ley Municipal acordada entre el PNV y EH Bildu, y el campo que abre al euskera. ¿Realmente va más allá de las relaciones entre el euskera y el castellano que estableció la Ley Básica de normalización del uso del Euskera de 1982?

- No es cierto, de ninguna manera, que el tratamiento del euskera en la Ley Municipal quiebre la Ley del Euskera. Es justo lo contrario, la cumple. La Ley Municipal garantiza para todos los casos que la ciudadanía elija la lengua de relación con los ayuntamientos, y estos están obligados a utilizar en esa relación la lengua elegida por los ciudadanos, sea el euskera o el castellano. No hay imposición, yo estaría en contra si la hubiera. Elige el ciudadano y el ayuntamiento debe respetar esa decisión, siempre. Eso nada tiene que ver con que, al mismo tiempo, los ayuntamientos puedan utilizar solo el euskera como lengua de trabajo en determinados documentos, siempre que ningún concejal alegue válidamente desconocer el euskera. Esto es copia literal de una sentencia del Tribunal Constitucional. A ver si ahora vamos a retroceder. El euskera tiene plena validez legal y oficial, como el castellano. Puede y debe ser lengua de trabajo normal. Un ayuntamiento no puede impedir el uso legalmente válido solo del euskera, o del castellano, en su funcionamiento interno. Lo están diciendo los tribunales... Lo que debilita el consenso sobre la Ley del Euskera es la interpretación restrictiva de la oficialidad del euskera, como si no fuera mayor de edad y válido sin la compañía del castellano. Quien elige siempre es la ciudadanía, y así debe ser.

- ¿Todas las propuestas que plantea el documento '¿Y a partir de ahora qué?' tienen cabida en esa Ley del Euskera que se ha convertido en el gran paraguas del acuerdo?

- Esa Ley no es obstáculo para la realización de todo lo que se plantea en el documento. Hay muchos modos de gestionar la diversidad lingüística. Suiza tiene uno, Canadá otro, Navarra tiene el suyo propio... Yo creo, al igual que muchos expertos, que el que recoge la Ley del Euskera es modélico y avanzado porque se basa en el reconocimiento de los mismos derechos lingüísticos a toda la ciudadanía en el sentido más amplio del término. Y es tan ambiciosa que se ha ido adaptando a los grandes cambios que se han producido en las últimas décadas y todavía tiene muchísimo recorrido.

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