Aduriz apadrina una gala para 'vender' la gastronomía vasca

Euskadi es esta semana invitado VIP de los EE UU. Tiene acceso a (casi) todo lo que quiera. Reunirse con la Nasa o montar un restaurante con estrellas Michelín en la Biblioteca del Congreso. No pasa nada. Lo pide Basque Country. Así que 55 trabajadores entran y transforman galerías, pasillos y salas para que alberguen otro tipo de arte. ¡En una hora! Lo único que pide Mr. Thomas Jefferson, que regenta el edificio, es que no se sirva vino tinto en el hall. Una gota roja en ese impoluto suelo sería un atentado al patrimonio cultural mundial. Y los cocineros tampoco pueden usar fogones. Así que se las apañan con un dispositivo de velas insertadas en cajas inoxidables. Innovation by culture, que dice el lema del Smithsonian Folklife Festival.

Los 160 comensales se han encontrado el festín listo, pero las gestiones para materializar el glamuroso hito empezaron hace seis meses. El pedido de la comida se hizo hace mes y medio y los cocineros llevan trabajando a destajo desde el lunes. José Miguel Olazabalaga (Aizian), Txomin Gómez (Lurrina) y Paul Ibarra (Los Fueros), han ejecutado la faena a las órdenes del padrino del evento, Andoni Luis Aduriz (Mugaritz). Para el chef, «esto es un buen amarre para demostrar que somos un pueblo con mucha tradición pero también con innovación, y que aunque seamos muy pequeños, estamos extraordinariamente representados en las mejores guías gastronómicas del mundo».

Con la colaboración de La Taberna del Alabardero (Washington), se han seleccionado los productos que mejor se pudieran adecuar a un menú al estilo vasco. He aquí el contenido del banquete: Arroz con gambas, tomates sobre anchoa y aceituna negra, crema de Idiazabal con empanada de anchoa, bacalao confitado, rabo con salsa de cebolla y verduras, y canutillos vascos con toque tropical.