Este año ellas prefieren Almería o... Niza
Las medusas no han aparecido en nuestras playas. Han bajado al Sur o flotan en la Costa Azul
begoña del teso
Miércoles, 20 de agosto 2014, 08:59
Sin noticias de esas criaturas tan hermosas como fascinantes, tan primitivas en su estructura como primordiales en la mitología y en la pirámide de la vida marina. Dicen que quizás las aguas bravas de marzo las hayan arrastrado, conducido lejos de nosotros. Pero nadie se atreve a esgrimir más que teorías o hipótesis sobre su ausencia aquí y su presencia allá.
Publicidad
Ni Jacqueline Goy, la gran ictióloga del Centro Oceanográfico de París que las ha estudiado desde hace décadas y, apasionada, seguido del Mediterráneo al Antártico ni Amalia Martínez de Murguía, bióloga marina que las cría en el Aquarium donostiarra desde que no son más que pólipos, gametos, plánulas y larvas hasta que, convertidas en bellezones de hermoso nombre como Cassiopea andrómeda, son exhibidas en el Museo del Mar del Muelle; ni David Pullar, director de la empresa de pesca escocesa Scottish Wild Salmon que en mayo veía horrorizado cómo penetraban en las nasas donde crecían los salmones y al sentirlos cerca lanzaban su veneno y los destruían. Tampoco puede esgrimir grandes teorías Hamish Rodger, fundador de Vet Aqua International. El año pasado acompañó a esas criaturas llamadas también malaguas, aguacuajada o lágrimas de mar en sus correrías por Escocia, Normandía, Cataluña, Noruega y...¡Chile! tras haber invadido por cientos, por miles las costas de Irlanda y provocando el espanto de los pescadores celtas pues tanto era su peso (llegaron a encontrar un ejemplar que alcanzó en báscula 26 kilos 900 gramos) que destrozaban las redes o las arrastraban al fondo del mar.
Cambio climático o cambio de corrientes motivado por los grandes temporales. Nadie sabe realmente nada pero sospechan mucho. Como todo ser viviente, las medusas se asientan allá donde pueden vivir tranquilas y comer rico y huyen de donde sus depredadores naturales campan por sus derechos. ¿Pruebas? En los años 60 en las costas de Namibia había unos diez millones de toneladas de sardinas. Al tiempo desaparecieron por una brutal sobre explotación pesquera. Al poco y tal como contaba Le Monde en mayo, 12 millones de toneladas de medusas ocuparon las aguas desiertas.
Algo parecido sucedió, lo relata Philippe Cury, científico francés que investiga el universo de los recursos marinos y su relación con los ecosistemas, en el mar de Bohai, un golfo ubicado en la parte más septentrional del Mar Amarillo chino. Allí los peces desaparecieron en una proporción increíble: 96% en 40 años. Los habitantes humanos de la Bahía de Liadong no se amilanaron y repoblaron su mar interior con medusas jóvenes. Tan jóvenes que no medirían más de un centímetro de diámetro. En tres meses multiplican 50 veces ese centímetro y alcanzan un peso de 7 kilos. Han llegado a capturar más de 100.000 toneladas al año, destinadas a la preparación de una exquisita sopa, delicatessen apreciadísima en el continente del Dragón y en Corea. Se venden enlatadas, se desalan y rehogan en una sartén con azúcar, perejil, salsa de soja y vinagre de arroz.
No, nadie sabe a ciencia cierta por qué este año en nuestras costas solo hay medusas en el laboratorio del Aquarium donde se cultivan a cuerpo de rey la muy vistosa y cosmopolita Aurelia Aurita (Moon Jelly Fish en inglés) y la muy mediterránea Rhizostoma pulmo a la que sin embargo se le ha hecho más de un robado fotográfico en las costas de Bretaña. Más difícil de convencer para que crezca cerca del esqueleto de nuestra gran ballena es la Chrysaora quinquecirrha u ortiga de mar. Todas ellas son alimentadas a diario según su estadio de vida (no más de seis meses) con fitoplancton, zooplancton o delicioso metanauplio de Artemia, crustáceo de elevadísima calidad nutricional.
Publicidad
No, no sabemos muy bien por qué este año no han aparecido en tropel en nuestras aguas. Algunos las echamos de menos. O soñamos con las que son bioluminiscentes, es decir, las que brillan. No por elegancia sino para advertir a su depredador de que cuidado, estoy aquí y pico. Pero quien más las extraña es ese pez espinoso transformado hace nada en manjar gastronómico: el txitxarro. Inmune absolutamente al poder urticante/venenoso de ellas, suele refugiarse entre los tentáculos para protegerse de sus más feroces depredadores.
Rumbo de las corrientes
Lo único cierto y refrendado por informaciones de todo tipo en relación al veraneo de las medusas en este 2014 es que se han asentado a cientos y a miles en las costas almerienses. Durante días y noches el ayuntamiento de Roquetas del Mar ha advertido de su llegada masiva a playas como las de La Bajadilla, Cerrillos y a las orillas de un puñado de urbanizaciones turísticas. Hace un mes se habían extendido por las aguas y las arenas de Carboneras, famosa no solo por el fatídico hotel El Algarrobico sino porque en su Playa de Los Muertos se rodaron escenas principalísimas de Lawrence de Arabia. El sabor cinematográfico se extiende de Andalucía a la Costa Azul porque en tres playas públicas de Cannes, incluida Macé, en el corazón de la Croisette, no piensan retirar hasta el 31 de agosto las tres líneas de redes, tres, que intentan impedirles el paso. A ellas no parece inquietarles demasiado. El Observatoire des Méduses en Méditerranée las tiene bien localizadas en su web. Detectadas en la mitad de las arenas provenzales. De Fréjus a, naturalmente, Niza donde casi tienen carta de ciudadanía: una de las asociaciones culturales más vibrantes y activas, organizadora de un alucinante Zombie Walk se llama, sencillamente, Les Méduses.
Publicidad
Desertado el Cantábrico y no precisamente por motivos climátológicos pues hay medusas de aguas árticas sino, más probablemente a causa del rumbo diverso de las corrientes marinas, no deja de ser menos cierto que se ha avistado a una de ellas tan lejos del mar como el Teatro Romano de Mérida o el Castillo de Peralada. En ambas localizaciones de ensueño, Sara Baras rindió homenaje a La Medusa como ser mitológico. Hermosa y terrorífica, monstruosa, sí, pero víctima inocente de la ira de una diosa injusta que la castigó tras perder su virginidad sacerdotal... por culpa de un dios lujurioso, Poseidón; la bailarina gaditana le ha ofrecido su último ballet flamenco, La guardiana.
Base de datos planetaria sobre medusas
Un estudio con participación del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha elaborado la «primera» base de datos de medusas a nivel mundial, según han señalado fuentes del organismo.
Publicidad
Se trata de la Jellyfish Database Initiative (JeDI), que ha sido publicada en la revista Global Ecology and Biogeography y que contiene más de 476.000 cifras y datos sobre medusas y otros organismos gelatinosos «abiertos al acceso» en el portal jedi.nceas.ucsb.edu para científicos, periodistas y «toda la sociedad».
El biólogo en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA) explica que ha sido cartografiada la distribución de medusas en los doscientos metros más próximos a la superficie de los océanos «a escala planetaria» y, en ese sentido, se ha descubierto que la presencia de medusas se extiende a «todos los océanos del mundo» y es particularmente significativa en las «latitudes medias del hemisferio norte».
Publicidad
Asimismo, el estudio ha abordado las «causas medioambientales» para esta distribución y, en el caso del norte del Atlántico, ha señalado al oxígeno disuelto en el agua y la temperatura superficial del mar como los principales factores que explicarían las concentraciones de estos organismos.
En este sentido, los investigadores del CSIC han subrayado que el objetivo de esta herramienta es combatir la «escasez de información» sobre las medusas y su distribución a nivel planetario que «lastra» el debate científico sobre el comportamiento y los impactos de estas especies en los mares y océanos. «Además, este análisis espacial podría servir para examinar tendencias futuras y evaluar hipótesis», añaden
Noticia Patrocinada
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión