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Rober Correa (Bajadoz, 1992) sabe que está viviendo sus últimos compases como jugador del Eibar y solo sueña con festejar el retorno del equipo allí ... donde lo encontró cuando llegó hace ya cinco años. Tras su campaña más aciaga por culpa de las lesiones que le han perseguido durante toda su estancia aquí, el pacense firmaría no jugar más si con ello se consumara el ascenso, aunque ya recuperado de sus dolencias se ve con fuerzas y ganas para cubrir la baja de Álvaro Tejero en el lateral derecho.
– ¿Cómo están los ánimos y los nervios de cara al partido ante el Sporting?
– Muy bien. Estamos muy contentos después de la victoria del otro día ante el Cartagena y ahora vamos a por todas a Gijón. Veo a la gente tranquila y confiada, más que otros años. La obsesión por subir produce tensión, pero haber vivido esta misma situación un par de veces ya te da otro poso. Tiene mucho mérito que por tercer año estemos ahí, pero con el mérito solo no basta, queremos lo que merecemos.
– La responsabilidad es máxima, porque ninguno de los dos puede fallar. ¿Cuál es el mensaje que está imperando en el vestuario?
– Sobre todo el de centrarnos únicamente en el partido, sin pensar en nada más. Pensar en ganar y luego ver qué pasa con el resto. No dependemos de nosotros mismos, pero si ganamos tendremos muchas opciones. Que los tres saquemos los dos partidos es muy difícil y nos tenemos que preocupar de sacar el nuestro.
– Les espera una encerrona en El Molinón. ¿Cómo se prepara uno para vivir una situación de tensión máxima?
– Para ellos también es a vida o muerte. Todos sabemos cómo es El Molinón, un campo con mucha esencia. Debemos ir con las ideas claras, poner en práctica nuestro plan de partido y tener un poquito de suerte. Ellos nos esperarán con el cuchillo entre los dientes, pero nosotros también los llevaremos.
– Perder a Bautista, el máximo goleador del equipo, y a Tejero, uno de los mejores asistentes del plantel, se antoja un golpe difícil de superar. ¿Se lo toman como un plus de motivación?
– Sin duda. Hemos perdido dos jugadores muy importantes, pero esto es un equipo y los demás tendremos que echar el resto y coger las riendas del equipo. La tensión genera muchas lesiones.
– Y de eso sabe más que nadie.
– Por desgracia me han tocado vivir años muy duros, sobre todo esto. He probado de todo, he cambiado la alimentación, he trabajado con psicólogos, podólogos y nada. Cuando me recuperaba e intentaba ponerme al ritmo de los demás, por hache o por be volvía a romperme. Espero poder disfrutar en lo poco que nos queda y tener la recompensa a tanto sufrimiento.
– Sobre el papel es el sustituto natural de Tejero, pero hasta ahora solo ha disputado minutos sueltos en cuatro partidos. ¿Se ve ejerciendo ese papel?
– El que decide es el míster. Llevo todo el año apoyando desde fuera. Me considero un jugador con mucha personalidad y carácter y estoy capacitado para jugar de inicio y responder, pero lo único que deseo es que gane el equipo. Firmo no jugar si pasa eso.
– Etxeberria no le ha podido conceder muchos minutos, pero ¿qué le ha aportado su llegada?
– Solo le puedo dar las gracias, porque aunque no ha llegado a ver el nivel que puedo dar, siempre ha estado pendiente de mí, apoyándome. Tenemos una gran suerte en este club, porque todo el mundo, desde la presidenta hasta el último de los empleados, se vuelcan en apoyarte. Ha dado personalidad y carácter ganador al equipo. Está siendo un año increíble. Se ha reafirmado como un gran entrenador y ojalá pueda cumplir el sueño de todos.
– Después de dejar escapar dos ascensos que tenían en su mano, ahora parece más difícil que nunca. ¿Qué le dice el corazón?
– Desde la jornada 5, que perdimos contra el Burgos, ya dije en una reunión que confiaba a muerte en el equipo, que veía un plantel impresionante. Mi corazón me dice que esta es la buena. Vamos a competir al máximo, tratar de disfrutar, pero sobre todo de dejar de nuevo al club en Primera.
– Después de cuatro temporadas lastrado por las lesiones, esta última ha sido sin duda la más aciaga.
– En verano hice un plan específico de preparación y en la recta final del partido ante el Racing me rompí. Trabajé duro para volver a coger el ritmo cuanto antes y me volví a romper. Ha sido durísimo, pero soy un tío duro, con mucho carácter y dije que lo tenía que superar. Solo pido terminar disfrutando, más que nada por el cariño que he recibido de la afición. Siempre me he sentido muy a gusto aquí, aunque me quede la pena de haber sufrido tantas lesiones.
– A sus 31 años, ¿qué planes de futuro tiene ahora que se le acaban sus cinco años de contrato?
– Mi objetivo es conseguir el ascenso del Eibar a Primera, descansar la cabeza y lo que tenga que ser será. Solo tengo palabras de agradecimiento por lo que he vivido aquí. Lo he intentado a muerte siempre y ahora solo sueño con dejar al equipo donde lo encontré, en Primera.
– ¿Con qué se queda de su paso por el Eibar?
– Me quedo con la filosofía del club, que es perseverar sin rendirse. He tenido unos entrenadores estupendo y he aprendido muchísimo. Garitano tácticamente te enseña. Me habría gustado estar más disponible. Nos contagia su espíritu ganador. Soy mejor futbolista que cuando llegué y seré un armero más, porque además me he enamorado de Euskadi.
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