La puntilla para Beñat San José
Desquiciado ·
El Eibar sufre su segunda derrota seguida en Ipurua ante una Cultural Leonesa que aprovechó la fragilidad armera para remontar el gol inicial anotado por ArbillaDesolación total en Ipurua, donde el Eibar volvió a dejar una imagen de absoluta impotencia al acumular una segunda remontada en contra seguida tras la ... sufrida ante el Zaragoza hace dos semanas, que deja al equipo armero tocado y sin poder huir de las plazas de descenso, y a Beñat San José pendiente de un hilo que se puede romper en las próximas horas.
Porque ganar era la condición indispensable para que el club mantuviera firme su confianza en un técnico donostiarra que había ganado tiempo y algo de credibilidad tras regresar de Pontevedra con el billete para los dieciseisavos de final de la Copa en el zurrón.
Pero la alentadora esperanza que Arbilla generó con su tercer gol de la temporada antes de cumplirse la primera media hora de juego, no sirvió para evitar que el Eibar cosechara su sexta derrota en los últimos diez partidos.
Números propios de un equipo que se está ganando su condición de candidato al descenso, con solo dos puntos sumados fuera en todo el campeonato, sin poder apoyarse ya en esa solvencia que se ha ido evaporando desde que, tras imponerse en el derbi ante la Real Sociedad B (2-1) el 21 de septiembre comenzó a perder su estabilidad en casa, donde solo ha sumado el sufrido triunfo ante el Albacete, el único en las once últimas jornadas.
Otro experimento
En su enésimo intento por dar con el tratamiento que sanara los males de su equipo, el preparador donostiarra inventó una pócima inédita en la que prescindió de ingredientes habituales en sus fórmulas, para reemplazarlos o cambiarlos de ubicación, arrojando una solución en la que Corpas ocupó la plaza de un Cubero relegado a la suplencia, mientras que Arbilla se desplazó al lateral izquierdo, dejando el eje de una zaga con solo cuatro efectivos para Nolaskoain y Marco Moreno.
El experimento también alteró la medular, formada por Sergio y Javi Martínez, en tanto que añadió juventud y ambición con Adu Ares y Guruzeta alternándose de bandas y con Magunazelaia recuperando a una titularidad que se ganó a pulso en Pontevedra, donde coronó con el tercer y definitivo gol del triunfo copero una excelsa actuación en la que aportó las asistencias de los dos primeros tantos.
Una fórmula que completó entregando la punta de ataque a Bautista, al que la ansiedad por acabar con su prolongada sequía anotadora le llevó a desperdiciar dos opciones iniciales que luego pesaron en su cabeza durante el resto del partido.
Todo pareció solucionarse cuando Arbilla, ejerciendo precisamente de delantero centro, remachó una nueva asistencia de Magunazelaia, que desde el segundo palo le sirvió un pase perfecto tras un medido centro desde el flanco derecho de Adu Ares al segundo palo.
Quien pensó que el gol del capitán iba a ser la panacea que tanto se necesitaba para salir del hoyo, se llevaron el mismo golpe de realidad que sufrieron los azulgranas justo antes del descanso. Los leoneses, que ya habían avisado de su inconformismo tras el gol armero con un remate de Thiago Diallo que se estrelló en el larguero, solo tuvieron que rascar un poco para volver a sacar a la palestra las grietas de la defensa eibarresa, da igual por quién esté formada. En un principio, Magunagoitia logró compensar el inoportuno resbalón de Marco Moreno arrebatándole el balón de los pies a Manu Justo antes de que armara la pierna para disparar, pero en su segundo intento por arrebatarle el rechace que atrapó el delantero lo arrolló y, tras consultarlo con el VAR, el árbitro decretó un penalti que tampoco ofrecía demasiadas dudas.
El guardameta azulgrana se lanzó al lugar correcto, pero el ajustado disparo al palo de jugador de la Cultu acabó colándose, como los cuatro anteriores que le han colado desde los once metros, por lo que el Eibar se veía obligado a empezar de cero en la segunda mitad.
Y ahí fue cuando se acabó de gestar el nuevo revés que amenaza con dinamitar el banquillo que San José ocupó el pasado mes de febrero después de que el Eibar convirtiera a Joseba Etxeberria en el primer entrenador azulgrana destituido en más de una década.
Y es que al poco de sonar el pitido que anunciaba la reanudación del partido, hasta el propio Thiago Ojeda se sorprendió de que se le permitiera entrar hasta la cocina para comerse todo el banquete, en lo que fue una clara falta de concentración e intensidad de los locales, y en especial de Marco Moreno, que no hizo ni amago de intentar taponar el disparo desde el interior del área que consumó la remontada leonesa.
Todo lo que vino después no fue más que un quiero y no puedo que ya casi se ha convertido en una costumbre incluso en Ipurua, el último reducto de esperanza que le quedaba al cuadro eibarrés.
Todos los cartuchos que el entrenador donostiarra quemó sacando a toda la artillería que tenía en su banquilllo ni siquiera le sirvió para amarrar un empate que Javier Martón estuvo a punto de conseguir ya en la prolongación con un cabezazo que se le marchó desviado.
Aún en el caso de que el navarro lo hubiera conseguido, tampoco habría servido para mitigar el enfado de una parroquia armera que, después de tres años quedándose a las puertas del ascenso a Primera por solo un punto, lleva ya dos temporadas consecutivas acumulando un sufrimiento que está colmando su paciencia.
El clamor para que se tomen medidas drásticas viene sonando ya desde hace unas jornadas, pero ayer buena parte de la grada pidió a gritos que la directiva tome medidas drásticas para enderezar una situación que cada día que pasa es más complicada.
Ayer en caliente, no era el momento adecuado para tomar decisiones, pero habrá que estar muy atentos a lo que pueda suceder en las próximas horas durante la habitual reunión que el Consejo de Administración del club suele llevar a cabo los lunes.
Porque el mes de diciembre llega repleto de curvas que llevarán al Eibar a visitar el próximo sábado (14.00 h.), con el agravante de tener que disputar una eliminatoria de Copa ante un Primera en Ipurua antes de despedir el año recibiendo en casa al Valladolid, en principio el viernes 19 (20.30 h.), aunque quizás ese horario se modifique.
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