Los jugadores del Eibar, cabizbajos tras encajar uno de los dos goles ante el Elche el pasado sábado. LUSA
SD Eibar

Con la anilla del paracaídas atascada

El Eibar sigue en caída libre tras una semana 'horribilis' que acabó con una pitada inaudita de parte de la afición armera en Ipurua

Martes, 5 de noviembre 2024, 01:00

El Eibar confiaba que Ipurua ejerciera de paracaídas para frenar su caída libre, pero entre los propios nervios que arrastra el equipo y los ... tirones del rival, no tuvo capacidad para tirar de una anilla de seguridad que se quedó atascada. Tras estamparse por tercera vez en una semana 'horribilis' en la que también cayó con sonrojo en su efímero estreno copero, en lugar de oír sirenas de alguna ambulancia que llegar para rescatarles, lo que escucharon los armeros fueron los pitidos nada habituales de una parte del estadio que ya empieza a pedir soluciones drásticas desde el banquillo.

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Desazón colectiva. En su peor momento deportivo desde que se consumó su descenso de Primera hace cuatro temporadas, la quinta derrota de la campaña sufrida ante el Elche (0-2), la segunda en casa tras la que cedió a principios de octubre frente al Sporting (1-3), ha oscurecido por completo el cielo al que los armeros esperaban acercarse por cuarto año consecutivo. Situado a 12 puntos del líder, hasta los cuatro puntos que le separan de los apenas cuatro que le sacan el Zaragoza, Oviedo y Sporting, los tres equipos que comparten la segunda posición se ven lejos. Porque para ser sinceros, dadas las malas sensaciones que viene trasladando el equipo desde hace ya muchas semanas, generan más inquietud los solo seis puntos que tiene de ventaja respecto a las plazas de descenso.

Un saco sin fondo. Porque, más allá del papel que pueden jugar la fortuna y los colegiados de turno, la mala dinámica que ha enlazado desde que se cortó en seco su alentadora racha inicial, saldada con cuatro derrotas, por solo dos victorias y un empate que llevarse a la boca desde mediados de septiembre, tiene su razón de ser. De hecho, tiene varias y algunas ya vienen de lejos.

Y en este sentido, hay que volver a incidir de nuevo en una debilidad defensiva que Joseba Etxeberria no está consiguiendo paliar ni siquiera cambiando su sistema para reforzarla. Con 14 goles en contra por solo 12 a favor en 13 jornadas, el Eibar es el único de los numerosos aspirantes a luchar por el ascenso que ha recibido más goles de los que ha anotado. Y es más, la escuadra eibarresa solo ha conseguido salir victorioso en los únicos cinco partidos en los que ha logrado dejar su portería a cero.

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Nula productividad. Aunque los positivos resultados iniciales hicieron olvidar la marcha de los Aketxe, Stoichkov o Mario Soriano, el paso de las jornadas les ha traído irremediablemente a la memoria, porque a los recurrentes errores en la retaguardia se les ha sumado ahora una falta de pegada que se antoja aún más preocupante. Mientras que en la pasada campaña ya acumulaba 25 goles en su zurrón y venía de ganar 5-1 al Valladolid, impulsados por el flamante 2-3 firmado en La Romareda en la jornada anterior, el registro anotador del Eibar se reduce ahora a solo 12 tantos.

Y eso tampoco es fruto de la casualidad, porque el conjunto armero ha pasado de liderar gran parte de las estadísticas ofensivas, a verse relegado a posiciones de mitad de tabla para abajo tanto en número de ocasiones generadas, de centros colgados al área, así como de disparos realizados a puerta.

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Sin GPS. Y, sin duda, una de las claves para salir de este 'escape room' en el que se ha metido el Eibar hay que buscarla en la medular, porque, aunque los partidos se deciden en las áreas, se ganan o se pierden en el centro del campo. Y si con Matheus responsabilizado en llevar el peso del equipo a la espalda ya le está costando lograr la fluidez para plantarse con peligro en el área contraria, cuando el brasileño no está o no tiene un día inspirado, el GPS azulgrana se queda sin señal y sin saber hacia dónde dirigirse.

Escasa estabilidad emocional. Todo ello provoca que cualquier golpe se convierta en un aldabonazo que desestabiliza el orden y la moral de los eibarreses, como ocurrió en los apenas treinta segundos que transcurrieron desde el cabezazo con el que Madariaga estuvo a punto de establecer el empate a uno, al 0-2 que Mourad elevó al marcador tras culminar una rápida transición que cogió al Eibar llorando por su mala suerte.

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Un armario sin abrigos. Otra de las cuestiones que también hay que reseñar es la escasa aportación de los jugadores que salen desde el banquillo. Y es que pese a que en las primeras jornadas del campeonato Joseba Etxeberria afirmaba feliz y contento que este año el Eibar sí tenía fondo de armario, lo cierto es que con el paso de las jornadas se ha visto que no ejercen de revulsivo.

Llamamiento a la unidad. Etxeberria es el primero que reconoce que no está sabiendo dar con la tecla, pero también afirma que estas dos semanas tan comprimidas no han sido las más propicias para buscar soluciones. De ahí que el elgoibarrés pida paciencia y, sobre todo, unidad. «En momentos como éste es cuando toca estar más juntos», declara el técnico, apelando a la fortaleza colectiva.

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