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Las musas devolvieron la sonrisa este domingo a un Jon Bautista, que se sacó de raíz la espinita que se le había clavado en las dos últimas jornadas sin marcar, apuntándose un doblete espectacular con el que el Eibar pudo dar un golpe sobre la mesa en una jornada que se le había puesto muy cuesta arriba.
Porque, pese al empate entre el Leganés y el Espanyol en Butarque que le otorgaba la opción de recortar distancias respecto al líder y de igualar a puntos con los periquitos, verse relegado a la cuarta plaza tras la victoria del Valladolid, y sintiendo el aliento del Sporting en su cogote, añadió aún una mayor dosis de tensión a una cita marcada por las urgencias que también ahogaban a un Andorra que suspiraba por una tercera victoria seguida que le sacara de las plazas de descenso en las que está inmerso.
Ante esta tesitura resulta hasta lógico que el miedo a perder imperara sobre el deseo de ganar de ambos equipos, especialmente después de que los locales se sacudieran los nervios provocados por el fogoso inicio de los armeros. Y es que propulsados por un Corpas que ocupó la plaza que dejó el sancionado Stoichkov, los de Etxeberria generaron una notable turbación en la escuadra dirigida por el jovencísimo entrenador Ferrán Costa, la última esperanza del club tricolor para mantener la categoría tras haber sido una de las grandes revelaciones del pasado curso en su debut en la categoría.
Tras las dos paradas de Nafti a las dos tentativas iniciales del jienense, el Andorra se sacudió la presión y apeló a la reconquistada pegada de un Karrikaburu ansioso por seguir ampliando su cuenta tras haber anotado sendos goles en los dos últimos choques que se saldaron con el triunfo del equipo tricolor.
Sin embargo, Cristian apareció de forma providencial para rebañarle el balón al de Elizondo, en la que fue la mejor ocasión de los locales en una primera parte tediosa, condicionada por la amenaza de que la guillotina decapitara al que hincara la rodilla.
Dado que el empate apenas servía para ninguno de los dos, el segundo acto anunciaba una lucha sin cuartel en el que los dos tendrían que dar un paso al frente para llevarse los tres trascendentales puntos en juego.
Y de primeras, el que puso más carne en el asador fue el conjunto pirenáico, que congeló por momentos el corazón de los azulgranas cuando Karrikaburu aprovechó un inoportuno resbalón de Arbilla para adentrarse en el área y dejar atrás también a Berrocal. Afortunadamente, el navarro no tuvo su día y su disparo fue fuera.
Y mientras los andorranos malgastaron una ocasión de oro para paralizar por completo a los eibarreses, de repente, y casi sin esperarlo, Cristian se inventó de la nada un preciso pase al segundo palo, donde Bautista esperaba con la caña preparada para relanzar las aspiraciones del Eibar con un acrobático remate que perforó la portería andorrana.
La experiencia acumulada no ya solo en esta campaña, sino también en las dos anteriores, ha dejado patente que no es bueno relajarse, porque aún quedaban muchos minutos por delante para que se produjeran sobresaltos como el penalti que el árbitro señaló en el minuto 68 por una supuesta falta de Bautista sobre Alex Molina.
Aunque las repeticiones de la jugada evidenciaban que el guipuzcoano tocó el balón e incluso recibió una patada del centrocampista tricolor, el colegiado valenciano quiso cerciorarse por sí mismo del error que había cometido, y tras comprobar la acción en el monitor, anuló con buen criterio la pena máxima.
Y, como un clásico del fútbol que es, inmediatamente después de ese suspiro de alivio, Bautista descorchó el tapón de la alegría al rematar a bote pronto un balón prolongado de cabeza por Corpas tras un saque de puerta de Luca Zidane.
Con un doblete que eleva a 14 goles su cuenta, Bautista propulsó al Eibar hacia una segunda plaza en la que hay un triple empate a 58 puntos con el Espanyol y el Valladolid.
El Eibar estaba obligado a ganar para poder mantenerse firme en el pulso con el resto de candidatos y esta vez la escuadra armera no falló. «Tras la derrota en Tenerife teníamos que ganar, porque sabemos que con lo de Ipurua solo no basta. Nuestros rivales habían ganado, pero el equipo ha sabido interpretar el plan que teníamos, porque creo que hemos minimizado bien al Andorra. Un 0-2 en esta categoría nunca es fácil. La clave en su opinión era «insistir desde la paciencia. Hemos asumido la iniciativa, sabiendo que debíamos ser pacientes para aprovechar los muchos argumentos que tenemos arriba. Me voy contento porque hemos hecho un partido inteligente».
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