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Ni jubilado ni ciego, el pionero Félix sigue dando guerra. GORKA ESTRADA

Ciudadanos

Félix Plano Eceiza

«Ni me he jubilado ni me he quedado ciego. Soy aerografista y tatuador»

Está pintando el bombardeo de Gernika en una Harley

Begoña del Teso

San Sebastián

Viernes, 24 de octubre 2025, 06:56

Corrieron rumores. Habladurías difundidas por lenguas viperinas y envidiosas. Que si se había retirado. Que si se había quedado ciego. Que si había cerrado su ... emblemático estudio de Ametzagaña 18. Que si le habían denunciado. Reaccionó a la brava. Como solo un Ángel del Infierno que cabalga sobre una Harley Softail del año 2000 y atesora una Harley Panhead (el mismo motor que el de las motos de 'Easy Rider') de 1952 podría hacerlo. En su instagram (tattoo_felix, 1196 publicaciones, 2790 seguidores) publicó un comunicado, con letras góticas negando la mayor: ni se había retirado ni estaba ciego ni le habían denunciado. La gente de bien se alegró. No por nada es pionero del tatuaje en Donostia (33 años de oficio). No por nada hace 27 empezó a descubrirnos los misterios del arte de la aerografía. Para celebrar que no se ha jubilado y que le reclaman diseñadoras de vestidos de novia y escultores, nos tomamos con él una café en el legendario Cactus de la plaza Iruresoro

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– ¡El bombardeo de Gernika! ¡En el chasis de una Harley!

– Con los aviones de la Legión Cóndor y los de la Aviación Legionaria de Mussolini; los Heinkel He 111 y Dornier Do 17, los cazas Messerschmitt Bf 109 y Heinkel He 51. Más los Savoia-Marchetti SM.79. Y con ese color amarillento ocre de un cielo de fuego, cenizas y polvo de ruinas. El bombardeo con la iglesia de San Juan recortándose en el paisaje. Me faltan solo unos detalles para acabar ese trabajo. Estoy muy orgulloso de él. ¿Sabes? Ahora que el mundo del tatuaje está tan masificado, ahora que cualquiera que sabe pintar se pone a tatuar, ahora que te puedes comprar un kit de tatuador por 80 euros en internet. Ahora que cada quien quiere tener un tatuaje sin saber por qué, qué o para qué, yo, sin dejar de tatuar, me estoy refugiando más y más en los trabajos de aerografía. Son vistosísimos y quien te los pide lo hace con deseo y pasión. Sé que va a exhibirlos con orgullo.

– La Wikipedia es muy parca al definir 'aerografía': 'Técnica de aplicación de pintura consistente en su aspersión o difuminación aérea sobre una superficie u objeto mediante el uso de un aerógrafo'. Y si buscas el significado de ese artilugio, dice...

–... 'Dispositivo neumático que genera un fino rocío de pintura, para recubrir superficies generalmente pequeñas con fines artísticos, industriales o para realizar dibujos a mano alzada con fines modelísticos o artísticos'.

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– Seguro que tú puedes definirnos lo uno y lo otro con muchísima más pasión.

– Seguro, porque cuando descubrí esa técnica de pintura y esa máquina, enloquecí. Los primeros intentos fueron catastróficos porque parecía, sí, que había hecho algo realmente guapo y lo estropeaba todo al aplicar, mal, la laca. Porque el lacado final también tiene su arte, su misterio. Es verdad, al cristalizar potencia el dibujo si te has equivocado al hacer la mezcla con el disolvente, lo mismo se te descuelga.

– ¿La laca se 'descuelga'?

– Así le decimos a cuando deja gotas por la superficie pintada. Otro detalle, nunca utilizo pincel, ni para los trazos más finos.

«La aerografía no es solo un arte para la motocicleta. Yo he pintado con pistolas cuerpos, vestidos, zapatos de novia. Escopetas. Hasta una obra de Víctor Ochoa que representa a Cristo resucitado»

– ¿No? ¿Por qué?

– Porque por sutil que sea, siempre deja cierto relieve que estropea la tersura lograda con los otros instrumentos.

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– Que son...

– Pistolas grandes y pequeñas. Pistolas de pintura, de lacado, para proyectar el 'metal flake'.

– No sé qué es el 'metal flake'.

– En realidad, 'brillantinas', pequeñas partículas (escamas) de metal. Las utilizo para acabados brillantes, resplandecientes. Uso también cintas elásticas adhesivas de fácil manejo.

–¿Para?

– Poder encurvar las líneas que quiero que sean eso, curvas. Uso pinturas acrílicas y al agua. Láminas muy finas de oro batido. O de plata. O de bronce (ya sabes, pan de oro, de plata, de bronce). Arriesgo. Mucho. Y me la juego.

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–¿Cuándo?

– No me gusta hacer bocetos o pruebas en papel. Voy directamente a la superficie que he de aerografiar. Es un riesgo y lo dicho, me la juego. Pero la emoción y el resultado valen la pena. Me gusta hacer sombreados, me gusta dar sensación de 3D. Me la juego para que quien mire en ruta a quien en la moto de adelante lleva uno de mis cascos sienta que los dibujos se mueven, que parecen escaparse de sus límites.

–No será solo arte, ¿verdad? Habrá que dominar la técnica del aerógrafo al 200%...

– Debes ejercer la presión precisa sobre la palanca. Has de realizar el movimiento adecuado tanto hacia delante como hacia atrás. Y controlar la distancia. Es todo cuestión de acercamiento y alejamiento a la superficie que quieres pintar. Kilómetros de papel gasté yo hace 27 años cuando me puse a practicar...

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– Y dicen hoy que te jubilaste....

– Pues no. He pintado el Cristo resucitado de la iglesia de San Martín Pinario en Santiago. Escopetas con la cabeza del perro del cazador en la culata. Estoy con la Harley-Gernika. Veo y vivo.

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