

Desafío al vértigo en Igeldo
'Slackline' ·
Una quincena de jóvenes de la asociación Slak Herria recorre sobre el abismo la cala Tximistarri de San SebastiánEs la máxima expresión de la mente en equilibrio. «Cuando caminas por una cuerda plana de 2,5 centímetros de ancho, a 100 metros ... de altura, solo eres tú, tu respiración y tu voluntad contra el miedo», asegura el donostiarra Jon Montes. «Este deporte tiene mucho de meditación», enfatiza. Se refiere al 'slackline', una disciplina que consiste en avanzar sobre una cinta elástica suspendida entre dos puntos fijos, y que una quincena de jóvenes de la asociación Slak Herria practica estos días, en su modalidad más extrema, en la cala Tximistarri de San Sebastián.
Verles recorrer con habilidad circense los 545 metros que separan el faro de Igeldo del lado opuesto de la ensenada, da vértigo. «¿El temor a desplazarte sobre el abismo? Se acaba superando», promete Montes, aunque reconoce que la línea que han montado en el litoral donostiarra es apta solo para expertos. «Se trata de una instalación muy exigente, la más larga que hemos colocado hasta la fecha». Varios miembros de la asociación dedicaron, de hecho, la mayor parte de la jornada del sábado en su puesta a punto. «Utilizamos un dron para pasar primero un sedal. A continuación amarramos en una punta del hilo de pesca un cordino de 4 milímetros, que es una cuerda auxiliar de escalada de un grosor similar al de una de tender la ropa, y fuimos tirando del sedal hasta que el cordino quedó colocado. Después anudamos al cordino la cinta de 'slackline' y así pasamos todo el material», explica Jon Montes.
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Montan una 'slackline' sobre la cala Tximistarri
El resultado: un paseo singular sobre las olas del Cantábrico que se tarda entre 30 minutos y hora y media en superar. Todo un reto. «Mantener la concentración durante tanto tiempo es... es difícil». También, según este joven donostiarra, cada vez menos peligroso. «Llevamos arneses y vamos sujetos tanto a la cinta, como a una segunda cuerda de seguridad paralela. El riesgo, normalmente, es que alguien se quede a mitad de camino y no sea capaz de volver. Estamos formados por si acaso en este tipo de rescates, pero por suerte aún no ha hecho falta utilizar estos conocimientos».
La mayoría de los jóvenes que estarán practicando 'slackline' en la cala Tximistarri hasta el próximo jueves 1 de abril -«quien quiera venir a vernos es bienvenido», dice Montes- lleva al menos un lustro en este deporte. «Algunos empezamos en el parque con cinchas de camión», recuerda Jon. Fue, sin embargo, hace tres años, cuando el grupo heterogéneo de chicos y chicas residentes en Donostia, Soraluze, Bilbao, Zugarramurdi y Biarritz, entre otras localidades, coincidió en el Waterline Festival de Tolosa y, tras hacer buenas migas, comenzó a citarse en las alturas. Durante los meses de confinamiento obligado por la pandemia fueron madurando la idea de convertirse en asociación, un proyecto que el pasado verano culminaron Jon Montes, Asier Amutxastegi, Eder Alvarez, Tamara Traverso, los hermanos Mikel y Lorenzo Etxenike y Álex Antolinez. Cuentan que constituyeron Slak Herria, sobre todo, para «poder solicitar los permisos pertinentes» en los lugares que visitan. «Recientemente hemos estado en Apellániz y en la cantera vizcaína de Ereño», detalla Montes. El nuevo reto está ahora en Tximistarri, en un punto indefinido en el vacío entre el cielo y el mar.
Modalidades de 'slackline'
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Amplio abanico de opciones. Una de sus formas más básicas es el 'trickline', o cinta de trucos, que consiste en tender una cuerda plana, de unos 5 centímetros y bien tensa, a apenas unos palmos del suelo. La fórmula ideal para iniciarse. El 'waterline' se realiza sobre el agua y el 'longline', o cinta larga, designa líneas de más de 40 metros de largo pero de tan solo 2,5 centímetros de ancho. 'Highline' (o cinta alta) sirve para referirse al 'slackline' a más de 20 metros de altura. La cinta suelta, poco tensada para conseguir balancearse de pie como si fuera un columpio, es por su parte una de las más difñiciles de dominar. La combinación de estas vertientes posibilita las prácticas más radicales..

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«Se puede empezar a cualquier edad»
Uno de los objetivos de la asociación Slak Herria es dar a conocer este deporte con la intención de que vaya ganando cada vez más adeptos. Por ello sus intengrantes no dudan en subrayar algunas de las bondades del 'slackline' de cara a popularizar su práctica. «Reporta excelentes beneficios físicos, mentales y emocionales».
Si bien es innegable que es necesario contar con cierta agilidad física, los más veteranos aseguran que el reto es, más que técnico, mental. Por ello invitan a liberarse de prejuicios y probar en qué consiste en parques e instalaciones similares, donde la cinta (usualmente de nylon o poliester para permitir saltos y movimientos dinámicos) se coloca a pocos centímetros del suelo. «Se puede empezar a cualquier edad. Poco a poco, con práctica y paciencia, se logra la estabilidad», asegura Jon Montes.
En este sentido, destaca que «la asociación ofrece clases de 'slackline' en los tres territorios vascos. Dentro del colectivo se encuentra además Orekatu.com, que imparte cursos de variedad de disciplinas mediante las que mejorar el equilibrio, como 'acroyoga' o 'parkour', entre muchas otras».
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