La pólvora logró conquistar el mar
El Concurso Internacional de Fuegos Artificiales ha estrenado una controvertida plataforma, así como un premio al inicio «más espectacular»
El firmamento se convierte cada noche de Semana Grande en un lienzo negro dispuesto a ser salpicado de colores. Antes de que estelas de luz rasguen la oscuridad, el público busca un lugar privilegiado para, instantes antes de las 22.45 horas, alzar ansioso la mirada al cielo, como si se tratara de la pantalla de un cine de verano sobre la que se proyectan las imágenes de una trama que aspira a emocionarlo.
«Este año los fuegos empiezan desde el centro de la bahía. Lo ha dicho Juan Mari Mañero en la tele. Y luego siguen en Alderdi Eder, como siempre», explica una mujer a sus amigas recién llegadas del teatro a la terraza de un conocido negocio hostelero que se asoma a la playa. El grupo aguarda el arranque de los disparos desde esa plataforma de cien metros cuadrados que flota entre los dos gabarrones de La Concha, principal novedad del 55 Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de San Sebastián.
Las primeras firmas pirotécnicas que la han utilizado se han limitado a brindar un saludo, apenas unos segundos de estallidos para abrir boca. Xaraiva, especializada en fabricación propia y artesanal, desembarcaba el pasado jueves en ella dispuesta a romper esa tónica, porque «hasta ahora, por lo que hemos visto, nadie se ha lucido». Así lo aseguraba horas antes Juan José González, responsable técnico de la empresa fundada en 1960 en Orense.
En caso de tormenta o mala mar, se habría tenido que suspender el uso de la plataforma
«Utilizaremos 450 kilos de material con tres puntos de carcasas y monotiros digitales que se traducirán en aproximadamente un minuto de espectáculo», señalaba, mientras enumeraba otras de las claves del castillo diseñado especialmente para la capital guipuzcoana a base de 1.900 líneas de disparo, con más de una veintena de grupos diferentes de carcasas de colores. «San Sebastián es un reto muy importante para cualquier pirotecnia. Hay mucho nivel. Nosotros venimos con una combinación que mezcla ritmo, ruido y colorido, y con muchas ganas de participar una vez más», apuntaba.
La carga explosiva, en barco
Cuatro horas antes de que Xaraiva encandilara a los donostiarras y visitantes con su apuesta para el Concurso de Fuegos Artificiales de San Sebastián, Juan José González había de embarcar en el puerto donostiarra en una barcaza que transportaría la carga explosiva hasta la plataforma flotante. «Ha habido algún técnico que no lo ha pasado nada bien e incluso, se ha mareado», advertía el concejal delegado de fiestas, Alfonso Gurpegi, quien añadía que a pesar de que el uso de la plataforma ha sido «obligatorio» para las firmas participantes en el certamen este año, se habría tenido que suspender su empleo en caso de tormenta o de mala mar.
A González le acompaña en la singladura por las aguas de la bahía de La Concha Juan Carlos Meza, operario de la pirotecnia Astondoa que estos días ha prestado su ayuda a los participantes en el concurso. «Por suerte, todo ha ido bien, tanto cuando a partir de las siete de la mañana se empiezan a montar las colecciones frente al Ayuntamiento, como por las tardes, cuando, hacia las seis y media o siete, se monta la plataforma. La gran mayoría ha traído para ésta tres efectos. Algunos han recurrido a trueno; otros, como First Class Pyro-Events de Alemania, a un volcán combinado con alguna palmera», indicaba.
Para el disparo de los fuegos situados sobre el agua se ha recurrido a la radiofrecuencia
Para el disparo de los fuegos que se erigen sobre el agua se ha recurrido fundamentalmente a un sistema de radiofrecuencia, con equipos cuyo alcance supera los quinientos metros de distancia. «Algunos han preferido hacer el lanzamiento desde la zona principal de Alderdi Eder y otros, desde una embarcación. Una vez que finalizan los fuegos artificiales, lo primero que se desmonta es lo que hay en la plataforma con una, dos o tres personas. Se retiran los materiales y las herramientas, y se deja la zona limpia. Luego se trabaja durante dos horas o más sobre la zona principal», señala Meza.
Xaraiva dispone sobre la plataforma flotante fondeada en medio de la bahía los materiales, con un calibre máximo de doscientos milímetros. Todo el equipo se asegura con ayuda de cuarenta sacos de arena. Finalizada la operación, una persona permanece en la plataforma hasta antes de los disparos para evitar que los bañistas accedan a ella. «Hay que cuidar al máximo la seguridad», señalan desde la organización.
El equipo regresa a la barcaza y pone rumbo de nuevo al espigón del puerto. La tarde amenazaba tormenta, pero, afortunadamente, ha podido desarrollar su labor sin contratiempos. Sólo queda esperar a que caiga la noche para disfrutar del resultado.
Diversidad de opiniones
La utilización de la plataforma flotante ha provocado todo tipo de opiniones entre los espectadores que cada noche cumplen con ese ritual hecho a base de helado y fuegos artificiales que pone la guinda a una nueva jornada de fiestas. «A mí me parece algo totalmente innecesario. No le veo sentido a empezar con unos fuegos en un sitio y seguir sin aviso en otro», critica Josu, un vecino de Gros que asegura no perderse el espectáculo pirotécnico ningún año. «Es lo que más me gusta de la Semana Grande», afirma.
«No será fácil valorar el lanzamiento. Cada firma lo ha planteado de una forma»
«Puede que no aporte mucha novedad al concurso, pero tampoco entiendo tanta crítica. Al fin y al cabo se limita a unos segundos y el resto es como todos los años», opina Maitane, una joven antiguotarra, mientras su amiga Alaitz se apresura a responder que ella prefiere «que para el año que viene se elimine y se vuelva a lo de siempre».
Para Oihane, Lorea, Ibai y el resto de su cuadrilla de amigos procedentes de Errenteria y Pasaia, los cambios «siempre son positivos». «Éste ha sido el primer año y puede que haya chocado, pero también hay que introducir novedades», sostienen, satisfechos por esa variación que prefieren considerar como «un soplo de aire fresco», al que esperan que acompañen otras novedades en el futuro.
«Da la impresión de que se quería hacer algo nuevo y no se ha conseguido del todo», declara una pareja apoyada en la barandilla de La Concha tras presenciar en primera línea el juego de luces, sonidos y color que simula brotar de los fondos marinos.
«Como novedad, la plataforma resulta positiva para el espectáculo. Le da un punto diferente. Quizás hay que definirla un poco más. Puede no se haya entendido bien o que no se haya explicado bien», admiten los miembros más veteranos del jurado oficial del Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de San Sebastián. Sus ocho componentes se reúnen cada velada, media hora antes de que el cielo nocturno de tiña de colores imposibles, en la suite Mata Hari del Hotel Londres. Desde sus balcones, convertidos en atalayas privilegiadas sobre el centro de la ciudad, presencian el derroche de fantasía que planea conquistar el palmarés del certamen.
La fotógrafa Juana Mari Gallastegi e Izaskun Astondoa, continuadora de una saga familiar dedicada a la fabricación de pirotecnia, observan con ojo experto la exhibición que protagoniza Xaraiva. «En los últimos quince años se ha avanzado mucho. Desde el mismo encendido a la variedad de efectos, de colores... Se ha ganado en agilidad», declaran.
Ambas se muestran favorables al empleo de la plataforma flotante estrenada este año. Tal vez por ello confiesan sentirse «sorprendidas» ante algunos comentarios «excesivamente críticos» que han escuchado estos últimos días en la calle. Pese a ello, subrayan que los fuegos tienen «la asistencia asegurada». «No hay más que ver cómo viene los autobuses y los Topos lleno de gente de la provincia para verlos», añade Gallastegi. «Siempre hay que innovar y el inicio en la plataforma me parece que está bien», dice Ane San Argimiro, quien, tras dos años en el jurado joven, ha pasado a integrar el oficial. «Es una experiencia bonita. Da pena que acabe», reconoce.
El jurado al completo se reunirá hoy, sábado, en un desayuno que le permitirá acordar los diferentes premios, incluido el que se entregará por primera vez en su historia para distinguir al mejor «saludo» sobre las aguas de La Concha, dotado de 2.500 euros y un trofeo creación del artista Iñigo Aristegui con la leyenda 'Al inicio más espectacular'. «No va a ser fácil valorarlo porque cada uno ha planteado el lanzamiento de una forma. Nosotros también vamos a tener que aprender», manifiesta Astondoa. «Es cierto. Ha sido una sorpresa que se ha inaugurado sin haberla planteado con anterioridad», añade. Con su bagaje, serán capaces de dar por concluido el certamen a la altura de la más potente traca final.