Borrar
A las cinco de la tarde de la tercera de feria, Viard explicaba al público la historia del Minotauro, aquel bello monstruo hijo de Parsifae y el toro, encerrado por Minos en el laberinto de Creta. FOTOS USOZ

La piel de toro, el jinete eléctrico y el padre picador

André Viard, matador, escritor, editor, ejerce de guía de los visitantes de la exposición 'Tauromaquias universales' |

Begoña del Teso

San Sebastián

Martes, 14 de agosto 2018, 07:22

Comenta

Es francés. Francés de la Galia. Fue torero. Pinta, escribe, polemiza y tiene un portal sobre la Fiesta que fue revista espléndida, 'Tierras Taurinas'. En la explanada convertida en un recinto para la música, el gin tonic y la compra venta de buenos libros y variados souvenirs relacionados con los toros y los toreros, en Illumbe Plaza 20, ha instalado una totémica y titánica exposición auspiciada por la Unión de Ciudades Taurinas de Francia y el Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas. Él mismo, que es caricaturista, corresponsal y de la región de Gers, acompaña a los visitantes en un emocionante recorrido por la relación del ser humano con el toro. Desde aquellas pinturas rupestres de las cuevas de Lascaux y Villars (hace unos 23.000 años) hasta mañana mismo. Y en la charla surgen los dioses y los semidioses, los reyes y los emperadores: Mitra, Zeus, Gilgamesh, Minos... Y se cuenta que si a esta península ibérica se la llama 'piel de toro' es por una leyenda celta antiquísima que explica el 'Big Bang' de esta manera: cuando Dios acabó de crear el Universo no descansó como asevera la Biblia sino que reunió a sus ayudantes (no lo creó solo, al parecer), mató al mejor y más grande de sus toros y dieron cuenta de él en suculento banquete. La piel del Urus magnífico y gigante sirvió de mesa y cuando se retiraron a sus celestiales aposentos, esa piel se había convertido en esta península de 17 autonomías más Portugal. La cabeza, ya lo saben, es Galicia, donde Morante y Talavante abrieron la puerta grande de Pontevedra el domingo. El de La Puebla un día sale de la plaza protegido por la Fuerza Pública porque el público lo quiere linchar y al siguiente es vitoreado como uno de los héroes de cuya historia deja constancia la exposición de Illunbe. En ella se refleja también que los reyes de la Atlántida corrían a los toros a caballo, saltaban sobre su lomo y resistían aferrados a sus cuernos. Como Robert Redford en el western crepuscular 'El jinete eléctrico'.

Son momentos del antes o después de las corridas. En el 'durante' ayer hubo un varilarguero picando (bien) al primer toro de su hijo. El torero es Ginés Marín. El del castoreño se llama Guillermo e iba de canela y oro montado sobre el maravilloso 'Lancelot'. Que es precisamente el caballo que le gustaría montar a Antoine Briscadieu, el auxiliar más joven de la cuadra Bonijol. Sueña con ser picador. Porque le gustan las buenas monturas, las buenas varas y los buenos toros. Dice, que de poder, su primera pica sería a un Dolores Aguirre. Buen gusto el del Antoine. El toro de Ginés y Guillermo fue 'Refinado', castaño claro.

Hubo en la tercera de feria gente de plata con maneras de oro. Hubo un momento en la lidia de 'Jaquetón', el primero de Ferrera, que los aficionados de raíz aplaudieron firme y los que no eran tan de cuajo les preguntaron por qué. Pues, muy simple, por la elegancia con la que José Manuel Montoliú, hijo del gran Manolo al que 'Cabatisto' mató en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, se había llevado de los medios al retinto ojinegro. Iba el lidiador de sangre de toro y plata. Y rayó a la misma altura que José Chacón, que puso en sus lugares al segundo. O que Antonio Manuel Punta, torero de la cuadrilla de Marín.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco La piel de toro, el jinete eléctrico y el padre picador

La piel de toro, el jinete eléctrico y el padre picador