«¿Nuestra ruta de juerga? Ikatz kalea, la Trini y la 31 de agosto»

Actualmente se encuentra al frente del monólogo 'Tum-Tum Platz!' y desembarcará en el Teatro Victoria Eugenia el próximo 23 de agosto con la obra 'Un oscar para Óscar'. Mientras tanto, no renuncia a disfrutar de la Aste Nagusia, aunque reconoce que el terreno laboral y personal ha cambiado por completo sus prioridades y hábitos de ocio.

- ¿Lo mejor de estas fiestas?

- El ambiente en las calles, esa Donostia llena de gente, una programación dirigida a todos los perfiles, ver los comercios facturando y haciendo «su agosto»…

- ¿Cómo recuerdas tus primeras Semanas Grandes?

- Los primeros recuerdos que tengo se remontan a las aventuras vividas en el 'Susko zezena' durante cada noche 'post' fuegos artificiales y en el hecho de comer el helado tras el espectáculo pirotécnico. Cosas súper típicas, pero con mucho encanto. No debemos renegar de ellas porque forman parte de nuestro ADN. Las barracas del Paseo Nuevo también fueron un clásico de mi infancia. Disfrutar del barco vikingo, introducir 25 pesetas al mono para que me diera una bola sorpresa tras chillar «soy un mono sinvergüenza»... Me encantaba pasear con mis padres de un lado a otro.

- Estoy segura de que la Parte Vieja te marcó desde que tienes uso de razón...

- Recuerdo esos bares con decenas de jamones colgando. También pasar por delante del Teatro Principal y observar la programación. Siempre veía en ese cartel a Pedro Osinaga y me llamaba especialmente la atención su continuidad. Y mira cómo es la vida... No sé cuántos años después me ha tocado estar bastantes temporadas seguidas en el mismo lugar. Son recuerdos entrañables, la verdad.

- ¿Y de adolescente?

- Gozar de las fiestas de Donostia era una tradición para toda la cuadrilla. Empezamos con planes diurnos y después, a partir de cierta edad, los sustituimos por los nocturnos.

- ¿Y por dónde salíais? Así, por curiosidad…

- Sobre todo por la Parte Vieja. La Plaza de la Constitución y todo lo que rodea a esa ubicación es una zona especial para mí. Es el lugar que yo identifico con la Semana Grande. Nuestro 'tour' era un clásico: Ikatz Kalea, Plaza de la Trinidad y la calle 31 de agosto. De vez en cuando nos desviábamos de esa ruta para acudir a algún concierto en Sagüés. Cogíamos el primer tren de cercanías de la mañana y volvíamos de forma segura a nuestras casas en Urretxu-Zumarraga.

- ¿Un recuerdo imborrable de aquella época?

- El plan más estratosférico que recuerdo se remonta a cuando coincidió el inicio de la Aste Nagusia con un derbi. Arrancaba la liga, empezaban las fiestas… Encajaron ambos planes y fue una pasada. Inolvidable.

- ¿Retos futuros de estas fiestas? Toda opinión aporta...

- Donostia no ha conseguido el carisma de otras celebraciones vecinas y lo digo desde el respeto. Creo que tienen un potencial enorme y que habría que hacer una reflexión sobre cómo aportarles personalidad propia. La ciudad se lo merece.

- Y por cierto… ¿Planes para disfrutar estos días junto a tu bebé de tres meses?

- Este año aprovecharemos para vivir el ambiente mientras paseamos, pero de momento para Teo, que como dices tiene tres meses, las aglomeraciones no son aconsejables. En unos años espero repetir con él lo que yo viví con mis padres: llevarlo a montar en las ferias, tirar bolas a los camellos, presenciar cada noche los fuegos artificiales, degustar el helado… ¡Lo clásico!