«La bahía está saturada y tenemos que ir sorteando a todo el mundo»
De fiesta con... Julián Isturiz | Hace que hasta doscientas personas vean cada noche los fuegos desde el agua ·
Esta entrevista se realiza con un placentero vaivén a bordo del Aitona Julián II. Julián Isturiz, tercera generación en las motoras a la isla, conduce ... la embarcación y esquiva suavemente los numerosos obstáculos con que se encuentra en la bahía, mientras nos habla de los servicios especiales que ofrecen estas noches para contemplar explosiones desde el agua.
- ¿Desde cuándo se puede ver los fuegos en una de sus barcas?
- Hará 40 o 45 años. Cuando yo era un crío ya se daba este servicio. El aita, Angel Isturiz, decía que fue un empleado de su padre, el aitona Julián, quien tuvo la idea de salir a los fuegos. Probaron, llenaron la motora el primer día y les imitaron todos los demás, que entonces había varios socios, cada uno con su motora independiente.
- ¿Y sigue funcionando? ¿A cuántas personas llevan cada noche a ver los fuegos desde la bahía?
- Todo depende del estado de la mar, que si está movida se marean, y del tiempo. Una buena noche tenemos más de doscientos, cuando llenamos nuestras tres embarcaciones, el Aitona Julián, que tiene 140 plazas pero para estar holgados metemos 100 o 110, más nuestras dos motoras con capacidad para 50 cada una. Nos ponemos de costado y la gente ve los fuegos sentada, de frente, con el ruido cerca, desde otra perspectiva, muy a gusto. Se quedan contentos. Por 11 euros, es un lujo.
- A Santa Clara no llevan y traen gente de noche, ¿no?
- No, porque sería un lío. Sí existe una fórmula. Tenemos un acuerdo con los del bar de la isla por el que ofrecemos un paquete de barco y cena, por 30 euros. Se embarca a las 9 y les cogemos de vuelta a las 12,30. Entre medias, cenan y ven los fuegos desde allí.
«Me llama la atención que alguien de la Parte Vieja me diga que no ha ido nunca a la isla»
«La gente ve los fuegos sentada en las barcas, desde otra perspectiva, un lujo»
- ¿Navegar estas noches por la bahía de la Concha es complicado?
- Hay que tener cuidado, porque estamos muchas embarcaciones y hay alguna sin luces, que te da un buen susto. Hay que tener tranquilidad, pero es que lo mismo nos ocurre durante el día.
- Ya lo vemos. Esto parece la avenida...
- La bahía que tenemos ahora no tiene nada que ver con la de antes. Está saturada. Hay mucho 'flotante': cursillistas de piragüismo o 'paddle', nadadores, que antes no solían verse fuera de las corcheras... Es de agradecer que algunos naden con boya porque si no cuesta verles. Hace diez años había cuatro barcos fondeados en la bahía y ahora son treinta, con esos grandes veleros de Francia... Total, que nuestras barcas a la isla antes iban casi solas y ahora tenemos que tener calma para estar atentos e ir sorteando a todo el mundo. Afortunadamente, no hemos tenido ningún percance.
Cuatro clásicos
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El helado, de... «Nata»
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Los fuegos, desde... «Las barcas de la isla, por supuesto»
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Su mejor momento de la semana... «El Día de la Virgen»
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Y el peor momento… «Alguno de tumulto en las aguas de la bahía»
- También ha cambiado la climatología. ¿Qué fue de las galernas de antaño?
- Pues es verdad que ya no se ven aquellas galernas fuertes que hemos conocido, con unos golpes de viento que asustaban. Eso sí, seguimos todo el día pendientes de si hace sol, nublado o lluvia, que de ello depende nuestro nivel de trabajo. Nuestro jefe de ventas es el tiempo.
- ¿Es un buen trabajo?
- A mí me gusta pero tiene sus inconvenientes, sin días de fiesta... Lo tienes que llevar dentro, haberlo vivido desde niño, como mi padre con el suyo, como mi hermano Borja y yo con el nuestro.
- ¿Cómo son las personas que cogen motoras a la isla?
- En verano siguen siendo más turistas que otra cosa, pero tenemos gente de todo tipo. Todavía pasa, y me llama la atención, que alguien de la Parte Vieja me diga que no ha ido nunca a la isla. Con lo cerca que está, con lo bonita que es...
- No solo llevan a personas a ver los fuegos sino que también transportan los propios fuegos.
- Sí, cada tarde trasladamos con cuidado a la gabarra los que se lanzan desde allí.
- Para usted, Semana Grande es sinónimo de...
- ¿Sinceramente? De cansancio. Me encanta el ambiente y que haya tanta variedad de eventos en la ciudad, pero la Semana Grande es para la gente que está de vacaciones y no debe madrugar. Si tienes que trabajar y, como en nuestro caso, terminas pasada la una de la madrugada y a la mañana tienes que volver, lo máximo que haces es tomar un helado, y a casa.
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