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Sara Santos

Un abordaje reducido por la amenaza de galerna

Ante la previsión de empeoramiento meteorológico, el Ayuntamiento y los organizadores han decidido por precaución limitar la actividad de Donostiako Piratak únicamente al interior del muelle

pablo guillenea

Lunes, 14 de agosto 2017, 13:53

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Todo parecía acompañar para que la edición número 15 del abordaje se celebrara con éxito memorable. Los piratas más diligentes comenzaban temprano sus labores. La construcción del bote ‘Keibe II’, capitaneado por Ander y con Mikel, ‘Labo’, ‘Antitxa’ y cuatro compañeros más a su mando -todos ellos piratas precoces de tan solo 16 años- comenzó a las 8 de la mañana, con el objetivo de lograr un buen puesto para la salida del puerto. La embarcación quedó terminada en tan solo hora y media y contaba con «ingeniería de primer grado» según su capitán. Pese a ser su primer abordaje Ander lo tiene claro, «la gente utiliza demasiado material y no hace falta. Con ocho bambús, cuatro palés y mucha cinta adhesiva es suficiente siempre que tenses bien todo con cuerdas y bridas».

Su tecnología, sin embargo, no pudo probarse. Ante la previsión de galerna para la tarde, Protección Civil de San Sebastián y Donostiako Piratak decidieron, tras reunirse al mediodía, celebrar la fiesta al abrigo de los muros del puerto sin salir a la bahía como es tradicional. Ambos tomaron la decisión para «garantizar la seguridad» de los 1.720 participantes inscritos, cuyas 240 embarcaciones -de las más precarias a las más elaboradas- no pudieron partir hacia La Concha.

En cualquier caso, tal vez aún con esperanza de que las previsiones no se cumplieran o venidos arriba de espíritu marinero y con ganas de enfrentarse a las anunciadas malas condiciones, cientos de jóvenes y adultos se congregaban en los alrededores del punto de salida, la rampa del puerto, a la espera de acceder a las improvisadas barcas que reposaban desde la mañana dentro del puerto.

Por megafonía se recordaba en euskera que no se trataba de una carrera. Algunas tripulaciones, sin hacer demasiado caso a los avisos, avanzaban remos en alto y con decisión hacia sus barcas, prestos a demostrar su valor pirata en un día en el que el sol animaba a ello.

A la espera de la salida, y mientras los participantes hacían lo posible por llegar a sus embarcaciones entre trompicones y caídas, se comenzaban a ver los primeros mareos. El breve retraso no habría supuesto ningún problema de no ser por el sol que pegaba como ningún otro día de agosto. Algunos de los espectadores, ya comprobado que en efecto la alerta de galerna frustraba el abordaje a la bahía y que la valentía de los piratas quedaría varada intramuros, se rendían al calor y abandonaban sus puestos de privilegio en busca de sombra.

Tras el chupinazo, el barco ‘Aitona Julian II’, que hasta entonces bloqueaba la salida, abandonó su puesto. No así el resto de piraguas y voluntarios, que cerraron el paso a cualquiera que, con la picardía del pirata, quisiera no hacer caso a los avisos por megafonía y salir a abordar la playa. No fue el caso y, con gran esfuerzo -notable la terquedad de los marineros-, los piratas, que encontraron en las aguas del puerto el mejor aliado contra el calor que azotó durante todo el malogrado abordaje, fueron abandonando poco a poco sus puestos de salida para continuar la fiesta con la ‘elektrotxaranga’ que los esperaba en la rampa.

Algunos, como la tripulación del ‘Big-Family’, salieron tan solo con un par de flotadores y, náufragos, dejaban atrás los restos de un barco de historia breve. «No hemos llegado a encotrarla», cuentan Aitana y Elena, «por suerte antes de entrar al agua se nos ha ocurrido coger dos flotadores y los hemos acabado compartiendo entre todos». Siguen contentos si se tiene en cuenta que ‘todos’ suma a 13 adolescentes de 16 años, que han tenido que conformarse con abordar embarcaciones mejor preparadas que la suya pero que, aseguran, habrían «abordado la playa hasta con galerna».

Es el caso de Jose Luis, Héctor, Francho, Pablo y Andoni, que han respondido a la llamada de estos dos últimos (naturales de Irun y Donosti) y mantenían la intención de abordar la playa hasta el último momento. «No sabíamos que se había cancelado», relataron, aunque también ellos habrían «tenido que ir nadando, porque no hemos llegado a nuestro barco. Hemos andado rápido y nos hemos subido a las barcas de otros y aunque al final no hayamos podido salir hemos hecho la fiesta en puerto».

No todos tuvieron que nadar hasta tierra. La veteranía del grupo de Iñaki (conformada por piratas de entre 50 y 60 años) les valió para salvar su barca, que remolcan a tierra. Llevan participando desde las primeras ediciones y saben que «el momento más crítico es estar parados en el puerto». «Este año no ha podido ser», contaba, «y para no poder salir del puerto nos hemos dado la vuelta».

La galerna no llegó hasta pasadas las 19.00, y pese a que su amenaza fuera suficiente para impedir el abordaje, la motivación no decayó entre los participantes, que ataron sus flotadores formando un veraniego pasacalles y siguieron bailando con la música de la ‘elektrotxaranga’ indiferentes al calor por sus ropas aún empapadas.

Mientras los voluntarios aún recogían los restos de las barcazas, la música y fiesta se desplazaba hacia el interior de la ciudad, donde los piratas celebraron toda la noche al amparo del viento entre las calles de la Parte Vieja. Pese a la cancelación final de la salida, el ‘Abordaia’ se produjo sin incidentes y un abordaje «en el puerto» fue suficiente para saciar a los piratas.

Pese a las temperaturas superiores a los 30 grados, la seguridad de los participantes acabó por prevalecer, y «tanto la parte de dispositivo de seguridad como la parte de los organizadores, que están muy involucrados y concienciados en temas de seguridad» decidieron cancelar la salida con la premisa de que «lo más importante es que no haya ningún problema y que no se pueda dar ninguna situación de riesgo».

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