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MIKEL G. GURPEGUI
Martes, 14 de agosto 2018, 07:26
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Desde hace décadas, sabemos en qué momento exacto empieza y en cuál concluye la Aste Nagusia. Pero antaño sus límites no eran tan precisos. Máxime en 1948, en que el 15 de agosto, núcleo indudable de la semana, cayó en domingo.
La, aquel año anodina, feria taurina de Semana Grande tuvo cinco corridas de abono, los días 15, 16 y 17 pero también el domingo anterior, el 8 de agosto, y el siguiente, el 22. El 8 y el 22 se lanzaron fuegos artificiales. ¿La Semana Grande de hace siete décadas duró dos semanas? No, más bien ocupó la segunda, al menos las tres jornadas con toros.
«Con todos los honores comienza la Semana Grande donostiarra, que ha de atraer con poderosa influencia a indígenas y forasteros», publicó DV el domingo 15 de agosto. Pero para el viernes 20 la daba por finalizada: «Cuando la chiquita semana grande -con minúsculas porque la cosa no merece más- está ya casi olvidada, parece que al tiempo se le ocurre mejorar».
Lo de 'chiquita' parecía referirse a la calidad de la feria taurina con que se identificaba la Semana Grande. Y lo del tiempo, a la lluvia que asomó los primeros días. En 'Sirimiri' llegaron a afirmar al respecto: «Está visto y probado que también el tiempo se ha hecho antidonostiarra».
Una pausa para la publicidad: «San Sebastián, 'Semana Grande'. Aproveche su viaje a San Sebastián y aumente el gozo de sus fiestas calzándose con los mejores zapatos del mundo. Los Pequeños Suizos. Garibay, 25. Hermosos zapatos de hombre, preciosos de mujer».
Ahora que tenemos los mejores zapatos para pasear por aquella imprecisa Semana Grande del 48, ha llegado el momento de adentrarnos en la polémica local del año, el horario de lanzamiento de los fuegos artificiales. Aclaremos que aún no había concurso ni colecciones a diario. En concreto, en 1948 se lanzaron sólo los domingos y desde un espacio que hoy se nos hace extraño: «en el parque de Alderdi-Eder, desde la dirección de la calle Andía al Hotel Londres». O sea, en zona próxima a la plaza Cervantes, entendemos.
Desde allí se lanzó una colección pirotécnica el domingo 8 de agosto a las 11 de la noche. Txibirisko, colaborador de DV, criticó un horario tan tardío, que consideraba inadecuado para «los niños de corta edad» y propuso adelantar a las 9 de la noche. Empezó el lío y el cruce de cartas. El Ayuntamiento decidió mover el lanzamiento del 15 de agosto a las 10 de la noche, lo que no contentó ni a quienes lo querían aún antes ni a los defensores de las 11 de la noche, como un señor que escribió diciendo que sus niños estaban en la cama y que «los fuegos artificiales sirven de pretexto para que las personas mayores salgamos alguna noche a la calle con un plan baratillo».
Juana la Loca Estaban Juanita Reina en el teatro del Kursaal e Isabel Garcés en el Principal, pero el espectáculo de aquella Semana Grande fue la película 'Locura de amor' con Aurora Bautista. El Miramar la estrenó el día 16 con una «función de gran gala» a las 11 de la noche.
En DV se siguieron publicando cartas con opiniones irreconciliables. El alcalde no sabía qué hacer y anunció que los fuegos del 22 de agosto no serían ni a las 11 ni a las 10 sino ¡a las 10 y media!
No se sabe que les pasaba aquel año con los horarios, pero resulta que las corridas de toros del Chofre empezaron celebrándose a las 5:30 de la tarde. Sin embargo, un anuncio avisó que «a petición de numerosos aficionados y de acuerdo con la autoridad competente, la corrida del próximo domingo 22 (quinta de abono), se adelanta media hora, empezando, por tanto, a las cinco de la tarde».
Si tienen curiosidad, sepan que las carreras de caballos en el Hipódromo que entonces llamaban «de Lasarte» empezaban a las 16:30, con «tren especial desde Amara a las 15,50».
A las 8 de la tarde del 14 de agosto empezó la tradicional Salve en Santa María. Franco estaba en Galicia -llegaría a San Sebastián el 24 de agosto- y un comentario en DV echaba en falta no al dictador sino a las reinas de antaño: «Muy solemne y muy brillante, pero el recuerdo de aquellas Salves a las que asistía la Familia Real estaba vivo en todo donostiarra que haya presenciado el paso del regio cortejo entre la escolta».
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