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Hitoshi y Akari Karube. matrimonio japonés residente en Donostia, junto al monje budista Shigeru Matsui, este lunes en el Muelle donostiarra. De la Hera
San Sebastián

Rito budista en el Muelle para un japonés muy donostiarra

Un monje celebra una ceremonia para que «el alma» de Tsunehiko Yoshida, que falleció hace 7 años, permanezca en la ciudad que él tanto quiso

Leticia Alfonso

Lunes, 16 de junio 2025, 19:40

El alma de Tsunehiko Yoshida, un japonés muy donostiarra que no pudo cumplir el sueño de venir a vivir a Donostia, permanece para siempre en la ciudad. Un monje budista venido desde Japón celebró este lunes un rito en honor de este hombre, fallecido hace siete años, y que es padre de Akari Karube, hostelera asentada en la ciudad que gestiona el restaurante Akari, junto a su marido Hitoshi en el barrio de Amara. Ambos llevaban años queriendo realizar una ceremonia que vinculara al padre de ella con San Sebastián para siempre. «Él decía que cuando muriera, su alma vendría aquí, y esta es la forma que hemos encontrado para honrarle en la ciudad que quería», señala Hitoshi.

El padre de Akari era un amante de la ciudad y su intención era mudarse a ella para disfrutar de su jubilación. Pero, por desgracia, sufrió una caída grave, por la que estuvo un tiempo hospitalizado, que le impidió el traslado en aquel momento. Y poco después falleció. Sus familiares, que ya llevaban años en Donostia, han podido cumplir así un deseo que tenían pendiente desde que Tsunehiko Yoshida murió. Hace siete años, cuando falleció, unas obras en el templo del monje impidieron que pudiera venir a Donostia, una ciudad por la que el padre de Akari sentía «pasión», y que se parecía al «pueblo de costa japonés en el que él residía». Por eso, quisieron realizar el rito junto al mar.

El rito se celebró en el Muelle de Donostia. Allí, el monje Shigeru Matsui, ataviado con la vestimenta tradicional, se descalzó y comenzó el canto acompañado de unos palos y una campana, que sustituyeron a los instrumentos que suele utilizar en el templo budista al que pertenece. Hitoshi explica la razón de este rito: «Es habitual que se realice el canto para venerar a los muertos en la segunda o tercera semana de agosto en el lugar en el que se encuentre el alma del difunto». Pero, asegura que no es un canto solo para la muerte, sino que el monje realiza «un rito en honor del alma del padre de Akari, y también de los fallecidos en la zona y en el mundo entero, para ayudarles a ascender a la tierra pura del paraíso».

Akari y Hitoshi vinieron a Donostia hace más de dos décadas con la intención de aprender cocina vasca y abrir un un restaurante. Se enamoraron de la ciudad y se quedaron. Trabajaron durante años en el Txubillo del Antiguo, y ahora tienen su propio restaurante, el Akari, en la calle Amara. Además, Hitoshi es socio de Amaikak Bat desde hace doce años.

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