Revolución viaria en Donostia: «Sin coche tendrán que dar otras alternativas»

Les cuesta imaginarse una Avenida sin coches privados, donde circular con fluidez. Y les parece «imposible» conseguirlo en apenas dos años, por mucho que ciudades como Madrid y Barcelona ya lo hagan o Bilbao vaya a hacerlo próximamente. Ellos se muestran cautos, aunque esta medida no les perjudicaría. En todo caso, les ayudaría. «Últimamente la gente se queja de que tardamos el doble que antes en llegar a nuestro destino. Pero hay mucho tráfico y además nos han reducido la velocidad a 30 kilómetros por hora en muchas vías. No podemos dar bien el servicio, necesitamos veinte minutos en trayectos que antes hacíamos en diez», se lamenta Reveriego. «No llegamos a buena hora, este cambio nos beneficiaría», admite algo incrédulo, si bien quien menos confía en la nueva medida que quiere implantar el Ayuntamiento es Pardo.

Les surge también la duda del tipo de vehículos que podrán circular. Es decir, si podrán mantener sus taxis actuales o deberán cambiarlos por híbridos, en caso de no serlos. «Los eléctricos son muy caros y para trabajar no compensan. No son una buena inversión porque no sabemos la durabilidad que tienen», argumentan.

Cuando no llueve, la donostiarra Ana Padilla se mueve por la ciudad en bicicleta, «nunca en coche. Que en dos años vayan a cortar el tráfico a vehículos privados por el Centro me parece súper bien. Así incentivarán el uso del transporte ecológico, como las bicis o incluso ir a pie». Ella, cuando no va subida en su bicicleta, camina. Le parece la mejor idea para combatir la contaminación. «Usando menos el coche luchamos contra el cambio climático», argumenta, convencida de que la decisión tomada por el Ayuntamiento de Donostia «es muy buena». ¿Y si tiene que ir a la otra punta de la ciudad? «Si no puedo coger la bici, tendré que hacer uso del autobús. Pero nunca cojo el coche. A mí este cambio no me afecta».

«Siempre voy en autobús. Nunca vengo al Centro ni a la Parte Vieja en coche. Que corten el tráfico a vehículos privados me trae sin cuidado». Así de sincero se muestra Domingo Mendaro, usuario habitual de la línea 26 de Donostia, que ayer esperaba al autobús entre el Boulevard y la calle Legazpi, tras el reciente cambio de parada de este número de bus. «Solo cojo el coche para moverme de ciudad, así que el cambio me parece bien. Eso sí, habrá que preguntar qué opinan a quienes vienen de otros pueblos de Gipuzkoa. ¿Dónde van a aparcar ahora? ¿En las afueras de Donostia y coger un taxi o un autobús desde allí?» se pregunta. Aunque insiste en que «la clave es relativizar y acostumbrarse» a la nueva situación.

Goyita Zubillaga es donostiarra «de toda la vida. Nací aquí y aquí sigo», presume. Conocedora a la perfección de la situación del tráfico en la ciudad, intenta ver «el lado positivo» a la medida anunciada por el Ayuntamiento. «Que los coches no puedan cruzar el Centro va a generar menos tráfico y más fluidez. Este verano me quedé sorprendida por todo el lío que se generó en estas carreteras», dice en referencia a la avenida de la Libertad. «Si lo organizan bien y abren vías adyacentes para poder circular hacia otros barrios no tiene por qué ser una mala idea, más bien lo contrario. Vamos a estar más tranquilos».

Entiende que haya quien no esté de acuerdo con su opinión -«para gustos los colores»-, pero «aquí hay un tráfico increíble y somos mucho de decir 'no' a la primera, sin darle una vuelta a lo que se nos plantea. En muchas ciudades de Europa tienen implantado este sistema desde hace tiempo y no pasa absolutamente nada. Nosotros no vamos a ser menos. ¿Por qué aquí no se va a poder organizar bien este nuevo escenario», se pregunta.

Goyita tiene claro que «todo es acostumbrarse. En verano y fechas clave, como pueden ser las navidades, que están a la vuelta de la esquina, «carreteras con menos vehículos pueden proporcionar una tranquilidad impagable. Imagínate caminar por la Avenida y que apenas pasen un par de autobuses y taxis, nada que ver con el panorama actual».

Mapi Ipiña se mueve por Donostia en coche, y eso que vive bastante cerca del Centro. Acostumbra a coger su vehículo privado para acercarse a las zonas más comerciales, aunque tenga que hacer uso del coche. No obstante, ahora que sus hijos «han crecido», que impidan el tráfico de coches por estas vías le parece «fenomenal. Se reduce la contaminación, se pueden emplear aceras y zonas de peatones, crear más parques verdes... En definitiva, hacer una ciudad mucho más sostenible», remarca. Porque aunque use el coche casi a diario, dejarlo en casa para acudir al Centro no le supone «ningún incordio. Si lo prohiben me adapto. Vendría andando. Tengo suerte de vivir cerca del Centro. La faena es para quienes residen en lugares más alejados». Por eso, Mapi apuesta por que «refuercen las paradas y el transporte público. Ahora con el Topo quizá amplíen las conexiones, y si no lo tendrán que hacer con el autobús. Quienes viven más alejados tienen que poder acceder al Centro de San Sebastián de forma fácil y económica. Tendrán que dar alternativas», reflexiona, poniéndose en el lugar de todas aquellas personas que cada día tienen que acudir a la capital por trabajo. Si se ofrecen estos servicios «en condiciones», apuesta por el cierre al tráfico del Centro.

Jesús Etxegoien, el castañero que tiene su puesto en la plaza de Gipuzkoa, en Donostia, tiene sentimientos encontrados. «De cara al negocio, que haya menos coches y más peatones me beneficia. A nivel personal, no tanto», dice. Confía en que le dejen entrar a las mañanas a descargar y, después, retirar el vehículo del Centro, como hace ahora. Porque de casa al trabajo va caminando. En ese escenario, «es perfecto. Cuantos más paseantes más posibilidad de vender, de que les entre el apetito», ríe. El problema, si se le puede llamar así, es cuando quiera coger el coche por motivos personales, para ir a ver a un amigo, a hacer la compra... porque él acostumbra a coger el coche por norma general, excepto cuando va a trabajar. La valoración, en cualquier caso, es «buena».