Lo que no se vio antes de la apertura del restaurante Bantxu, el coreano de Donostia

Su apertura causó una gran expectación… y no sólo por su prometedora carta. Y es que hace apenas dos meses la donostiarra calle Zabaleta asistió a una inauguración de aúpa, con multitud de vecinos y transeúntes preguntándose por qué razón en pleno corazón de Gros había colocadas numerosas cámaras apuntando a todos lados: algunas daban a la cocina del local, otras a la terraza, al exterior… y hasta incluso un dron sobrevolaba la escena. Poco tardaron en dar con la respuesta a tal interrogante: se trataba del gran estreno del Bantxu, un establecimiento oriental que -curiosamente- a los tres días cerró desbordado por la alta demanda, y cuya apertura tenía un porqué: un popular chef de Corea del Sur quería poner a prueba su estilo de negocio de comida oriental para ver si era viable replicar ese éxito en la otra punta del mundo. No se sabe si la experiencia resultó del todo satisfactoria, pero lo cierto es que a los pocos días volvió a abrir un nuevo local en la calle Iñigo, en plena Parte Vieja donostiarra.

Tras tanto revuelo y muchas horas de grabación (que se suponen en vista de la cantidad de cámaras que apuntaban al lugar), la productora del espacio ha decidido compartir en internet el primer episodio de su aventura en San Sebastián. Lo ha hecho en internet, en el conocido portal de vídeos de YouTube. Eso sí, lógicamente, en lengua coreana.

Como buenos empresarios, lo primero que hicieron fue empaparse de la materia prima. Para ello, los cinco optaron por degustar las bondades de dos bebidas siempre muy socorridas en época estival: el tinto de verano y la cerveza. El primero, mezclado con un refresco de limón y servido con abundante hielo, les sorprendió de forma positiva. «Me gusta, me gusta», reconoce satisfecho uno de ellos saboreándolo. Otro afirma en el vídeo que pare «agua tónica» aunque «es mejor cuando hace más calor».

La cerveza rubia también triunfó entre los empresarios coreanos del show de televisión. «Es como un jugo empapado. La proporción es realmente importante, mitad y mitad», explica uno de ellos al mismo tiempo que saborea la refrescante bebida. Los cinco disfrutaron de la experiencia y no dudaron en conocer de primera mano otra de las señas de identidad únicas de las gastronomía vasca: el txakoli.

Para ello, tal y como se puede ver en el primer capítulo de este 'reality' coreano, acudieron a un viñedo en el que quisieron aprender el proceso de elaboración del txakoli, desde la recogida de la uva hasta la fermentación del mismo. Allí asistieron atentamente a las explicaciones de una enóloga, que les explicó que «está elaborado con uvas que solo se pueden encontrar aquí». Y luego, cómo no, llegó el momento de la degustación, en la que los cinco coreanos disfrutaron de la experiencia y del sabor tan particular que tiene este vino blanco. Les gustó, y mucho. Tanto que optaron por hacer un encargo para su local. «No será barato, a menos que compres mucho», le explicaron. Y otro preguntó: «¿Deberíamos firmar un contrato? 120 botellas, está bien, una botella por día…». Con todo, al final hubo acuerdo. Trato hecho, eso sí, por 60 botellas. Lógicamente, con su correspondiente foto de familia.

Segunda parada conocer más sobre la cerveza. Y para ello los cinco se trasladaron a Gross, un local que cuenta con una amplia variedad de tipos y variantes. Y nuevamente, la experiencia resultó todo un éxito. Y es que en un «ambiente totalmente moderno», los coreanos disfrutaron del aroma y sabor único de la clásica caña.

«¡Guau! Está delicioso, está tan rico… Y tiene un color suave», afirmó uno de ellos con cara de satisfacción. Otro apuntaba que esa cerveza iba «bien con los bocadillos. El condimento de la comida coreana es fuerte. Funciona». Trato hecho.

Solo quedaba elegir local y establecer la base de operaciones. Y para ello eligieron un establecimiento en plena calle Zabaleta de Gros, entre los bares Capricho y Labrit. Allí, contaban con una sobria cocina de cuatro fuegos, dos freidoras y una plancha pequeña. Suficiente. El chef coreano explicó a sus empleados cómo había que organizarse, cómo repartir las comandas y platos y cómo preparar una carta de garantías. «Mira los ingredientes y decide el menú», les explicó antes de subirse en una furgoneta y acudir a un Makro para aprovisionarse de todo tipo de alimentos.

Con ellos ya en el local del Bantxu, tres de ellos se pusieron manos a la obra y comenzaron a experimentar en la cocina, con algunos de los platos más característicos de la cocina oriental: Chok-bal» (manita de cerdo cocida con salsa de soja), el 'Doribengbeng' ( un intento de pincho de anchoa con salsa picante), pizzas variadas, etc. Solo quedaba ponerse de acuerdo con proveedores para abrir el negocio. Y lo más importante: poner a prueba su estilo de negocio de comida oriental para comprobar de primera mano si puede replicar ese éxito en la otra punta del mundo.