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El Ayuntamiento de San Sebastián ordenó el pasado fin de semana el precintado del bar Pokhara, en la esquina de la calle Sánchez Toca con Fuenterrabía, un popular establecimiento de la céntrica zona de Reyes Católicos. El motivo es haber ignorado las órdenes recibidas para no poner música, tras constatar la Unidad de Control de las Ordenanzas Municipales (UCOM) de la Guardia Municipal de San Sebastián que el local emitía ruido por encima de los niveles permitidos. Todo partió, según fuentes municipales, de una denuncia presentada por vecinos del entorno hace un mes aproximadamente.
El bar Pokhara permanece desde el pasado fin de semana cerrado. Una cinta aislante con el logotipo de la Guardia Municipal y la palabra «precinto» se podía ver ayer en los laterales de las persianas bajadas en la puerta del local. Las mesas y sillas de su terraza aparecían ayer apiladas en el extremo de la acera, en el encuentro de las calles Fuenterrabía y Sánchez Toca.
La noticia corrió como la pólvora en las redes sociales durante el puente festivo, cuando los clientes habituales advertían del extraño cierre del bar. Todo comenzó hace alrededor de un mes, según explican fuentes municipales, con una denuncia de los vecinos de la zona, en la trasera del edificio de Correos, molestos por el ruido procedente del bar. Efectivos de la UCOM procedieron a realizar las pertinentes mediciones y comprobaron los niveles excesivamente altos de la música del local.
Como consecuencia de esta actuación se abrió un acta contra el bar y se adoptó la decisión de precintar el equipo de música, según indicaron las mismas fuentes. Sin embargo, los problemas de contaminación acústica continuaron en los siguientes días con el consiguiente malestar vecinal. «Lejos de cesar en su actitud seguían poniendo la música a tope», indicaron estas fuentes.
Así las cosas, la pasada semana la Guardia Municipal fue requerida por la Dirección de Salud y Medio Ambiente del Ayuntamiento para acudir al bar Pokhara y comprobar la retirada del equipo de música del establecimiento. Los agentes llegaron al bar a las 16:00 horas y «comprobaron que no cumplía con la retirada del equipo de música y además tenía la música puesta», según señala el informe de intervención redactado al efecto. Los guardias volvieron a pasar por el local horas más tarde y advirtieron que «seguía la música puesta». Al haber mucha clientela, «se pusieron en contacto telefónico con la propietaria a la que le informaron que el sábado a la mañana se contactaría con ella y se precintaría el local». Los agentes pasaron una tercera vez por el bar, a las 23.45 h y verificaron que la música seguía puesta, lo que hicieron constar en el informe.
El sábado a las 12.40 horas dos agentes se personaron en el lugar y encontraron el bar cerrado. Llamaron a la propietaria, «en varias ocasiones, y al no localizarla y estar informada de la clausura del bar, procedieron a precintar el establecimiento.
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