Un portal art-nouveau para viviendas del siglo XXI en Donostia

El edificio es una de las tres manzanas que conforman la plaza de Bilbao y que fueron construidas entre 1901 y 1905 por Pedro Arístegui y Carlos Ibero con «una expresión unitaria de fachada», según indica la ficha del Peppuc, que cataloga esta construcción con el grado B. La casa original fue construida con piedra arenisca y estructura de madera, con un perfil de planta baja, cinco plantas superiores y una bajocubierta. En el caso de Prim 10, la última planta fue sustituida en 1920 por un levante retranqueado firmado por Luis Elizalde. La normativa municipal protege íntegramente su singular fachada curva (elementos de sillería, miradores y formato de las carpinterías de las plantas altas) y el portal «con todos sus elementos originales, incluidas las vidrieras». Este edificio tuvo en su planta baja una impresionante marquesina metálica, hoy desaparecida, proyectada por Manuel Ugarte y Manuel Domínguez Barros en 1906, que se utilizó en la terraza del popular Café Guipúzcoa.

En 1969 se realizó una reforma de las plantas segunda y tercera para su conversión en oficinas para la Cámara de la Propiedad Urbana. La promotora Boyton Invest adquirió en 2017 el edificio en subasta pública por 10,3 millones de euros y lo ha transformado en 17 lujosas viviendas de 1,2 y 3 dormitorios.

La promotora contrató a Krean S. Coop para realizar el estudio de detalle del conjunto de la plaza y los proyectos básicos y de ejecución de la transformación del edificio, además de la dirección de obra, según explica Susana Figueroa, una de sus arquitectas. Antes de realizar el proyecto, se efectuó un trabajo de documentación del edificio para la descripción en detalle de las actuaciones a llevar a cabo en los elementos catalogados, que incluyó un «análisis de fuentes del Archivo Municipal, un levantamiento en tres dimensiones mediante láser del edificio y la generación de alzados digitalizados, una caracterización de los elementos protegidos, una campaña de catas de diferentes elementos constructivos y un levantamiento fotográfico».

El edificio exigía un vaciado interior porque «no era viable mantener» la estructura de madera original. Esto requirió la retirada de todos los elementos del portal que estaban protegidos. La promotora contrató a Colore, una empresa especializada que se ha encargado del desmontaje, restauración y recolocación de todos los elementos de este portal art-nouveau que destaca tanto por su fachada al exterior como por los elementos y diseño interior.

Se realizó un levantamiento de todos los elementos del portal, se hicieron moldes para las piezas de escayola del techo, se retiraron los frisos de vidrio, las carpinterías, las puertas y barandillas y se fotografió el damero del suelo de mármol. Los elementos más deteriorados se sustituyeron por otros, por ejemplo en el caso del suelo, donde se colocaron «nuevas piezas de la misma piedra respetando el dibujo o damero original».

El techo del anteportal «se ha reproducido íntegramente, manteniendo su artesonado y elementos florales decorados en el encuentro entre sus nervios». También se ha mantenido el friso original del portal previo compuesto por elementos de carpintería de madera con acabado barnizado oscuro, que enmarca las piezas de vidrio pintado. Estos elementos se han restaurado en el taller, «preservando las 'huellas' o 'cicatrices' que presentaban las piezas originales por el paso del tiempo», lo que ha permitido mantener íntegramente el aspecto del portal original.

Una de las claves ha sido eliminar los escalones que dividían las dos partes del portal. Originalmente se dividía en dos zonas situadas a altura diferente, con una parte hacia el exterior a modo de anteportal situada próxima a cota de calle, y una segunda parte o portal interior elevada, conectada con la anterior mediante cuatro peldaños. Ambas partes separadas por una gran puerta doble de madera maciza y vidrio. El reto principal era la preservación de esta imagen y esta puerta, «al tiempo que resolver la accesibilidad y seguridad de acuerdo con los parámetros de la normativa actual», señala Figueroa.

El anteportal se ha reproducido íntegramente a semejanza del anterior y el portal interior «se ha adaptado a la nueva geometría, manteniendo los elementos principales e incorporando los nuevos de manera respetuosa, sin quitar protagonismo a los antiguos». La barandilla original se ha restaurado para su reutilización en la nueva escalera de conexión del portal con las plantas de viviendas. Al pasamanos original se han incorporado «algunas piezas nuevas fabricadas para su adaptación a la nueva geometría de la escalera y la elevación de su altura para cumplir con las exigencias de seguridad». Se han restaurado las puertas de madera originales, destacando la puerta de acceso y su colorida vidriera del mismo estilo, con herrería de latón.

Las nuevas viviendas cuentan con un moderno elevador, pero se ha restaurado la cabina original del viejo, de 1930, que aunque no estaba protegido se ha querido mantener en la zona ahora para darle un uso de recinto para recepción o guarda de paquetería.