Ciudadanos | Bea Larrañaga Ibeas
«La payasa se cae y lo que nos hace reír no es la caída sino cómo se levanta»Malabarista de emociones con caja de herramientas de... ¡detonadora!
De Errenteria, ha vivido en Hernani y ahora está afincada en Tolosa donde tiene casa y local para preparar sus espectáculos. De vez en cuando ... salta a Donostia para ver el mar, pero otra de sus localizaciones, una muy importante, es el pueblo barcelonés Sant Esteve de Palautordera donde cada año sucede el festival Circ Cric, y al que, entre otras muchas criaturas, acuden payasas de todo el mundo. Hubo un tiempo, en otra existencia, que Bea fue analista de aguas residuales. Pero incluso entonces se apuntaba a cursos de saxofón, teatro y expresión corporal. Hoy es lo que intuía que quería ser, una augusta clown. Y está desarrollando un espectáculo sobre las mujeres payasas de la Historia. Que ha habido, hay y habrá. Unas cuantas.
– ¡Nombres!, Dame nombres.
– ¿De antes? ¿De ahora? ¿De aquí? ¿De allá? ¿Valencianas, vascas, suizas, francesas, británicas, mexicanas? ¿Que hagan también mimo? ¿Pintadas por Toulouse Lautrec? ¿Que hayan investigado sobre nuestra historia?
«En 'La Clownesse Cha -U- Kao' Toulouse Lautrec retrató a una artista magnífica y libre que empezó su carrera como gimnasta, pasó al cabaret, declaró su amor por las mujeres y fue payasa. Wikipedia, sin embargo, solo habla de su supuesta decadencia. ¡Qué pena!»
– ¡Todas!
– Nuestra máxima referencia aquí es Virginia Imaz. Yo aprendí muchísimo con Ana Pérez que lo fue todo en la escena vasca. Montse Trias, premio NoSoloCirco, es junto a Jaume Mateu, la fundadora de Payasos sin Fronteras y con él (es el payaso Tortell Poltrona), lleva adelante ese festival de circo cuyo nombre suena a grillo, el Circ Cric. Es allí donde yo vi por primera vez a dos leyendas. Tan míticas que me emociono al recordarlas...
– ¿Quiénes?
– Gardi Hutter y Nola Rae. Gardi está considerada una pionera del género de la payasa teatral y la mejor payasa del mundo de su generación (nació en 1953). En 1990, al cumplirse siete siglos de la existencia de Suiza, interpretó a una ¡bufona! en la Asamblea Federal de su país. Nola es británica pero nació en Sidney. Estudió mimo y trabajó con Marcel Marceau, ha interpretado a Lorca y a Shakespeare y en 2022 la tuvimos bien cerca, en Arrigorriaga.
– Pensé que me citarías también a Merche Ochoa y a Nohemí Espinosa.
– Imprescindibles las dos. Inspiración para mi espectáculo documental 'Filipa Balbina'. Merche fue Premio Nacional de Circo en 2014 y empezó a ser lo que es, ¡payasa! a los 12 años. Hace tiempo que presenta en los festivales una exposición con todos los artilugios que van dentro de su maleta de payasa.
– ¿Las herramientas de las que hablamos un poco más arriba?
– Más o menos. Cuando me enfrento a la tesitura de decir qué es una payasa me refugio en ideas como 'transparencia y humanidad' y me defino como 'malabarista de emociones, canalizadora de momentos y detonadora de conexiones humanas' pero también es muy verdad que es un trabajo que exige dominar mucha(s) técnica(s). Y tener herramientas para poder decidir cuál usas en cada una de las situaciones que se te presentan ante el público.
– Algo así te pasó en los dos preestrenos que has tenido de tu espectáculo documental en el que además de interpretar a la payasa cara blanca, la augusta y la contra-augusta usas proyecciones, fotos, escritos...
– Uno de esos preestrenos fue, de alguna manera, la clausura del Festival Klown de Deusto. Salió realmente bien. En Elduaien, por el contrario, creo que acaso me equivoqué al ofrecerlo como una sesión familiar.
– ¿Por?
– Porque sí, acudieron madres y padres con sus hijos, pero acudieron a ver 'una de payasos'. Y no era eso. Al poco empezaron a chillar '¿cuándo va a hacer payasadas y a caerse? Y no era eso. He de repensar si ese espectáculo puede adaptarse a una sesión familiar. Acaso no. No importa, tendré que elegir mejor las técnicas de mi caja de herramientas.
– Pero en el fondo, algo de razón sí tenían las peques, una payasa tiene que caerse en algún momento, sí o sí. Lo dices tú misma.
– Lo digo en el titular y lo diré siempre, una payasa debe caerse, por supuestísimo. Pero lo que resulta maravilloso es que la gente no se ríe de que te hayas caído sino de cómo te levantas.
– ¿Y cómo lo haces?
– Siendo consciente, asumiendo que haberte caído es una verdadera putada pero usándolo a tu favor. Te caes y te levantas desde el juego. No desde el sufrimiento. Más a lo Chaplin que a lo Charlie Rivel. No me gustan los payasos sufrientes. Aunque la Gelsomina de 'La Strada' sea una de las nuestras. Puestas a hablar de Rivel, que marcó estilo y época, me quedo con su hija, Paulina. Ella sostenía el espectáculo para que su padre se luciera. Fue domadora ecuestre, otra grande.
– ¿Por qué las desconocemos?
– Ha llegado el momento de la autocrítica. ¿Por qué para nosotras los payasos han sido –hasta ahora– los de la tele, los Tonetti, Txirri y compañía, los Aragón o incluso el Joker? ¿Por qué no hemos preguntado?, ¿Por qué no nos hemos descargado ya el libro de Nohemí Espinosa 'Payasas. Mujeres en la historia del clown'?
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