«Es nuestro paseo de La Concha»
Los vecinos de Herrera disfrutan de la nueva zona peatonal que une el barrio con Trintxerpe | El único 'pero' lo ponen los ciclistas, por las piedrecillas que saltan al bidegorri desde la zona de estancia. «Quien lo diseñó así no anda en bici», dicen
«Es nuestro paseo de La Concha». La frase es de una pareja de jubilados del barrio de Herrera que acude a diario a ... dar su paseo por la nueva zona peatonal y ciclista que une el distrito donostiarra de Herrera con el pasaitarra de Trintxerpe. «Te encuentras con gente que habías dejado de ver. Todos vamos ahora por la misma zona». La zona, que ha sido recuperada para el peatón y los ciclistas urbanos, se inauguró el pasado mes de noviembre. Une la estación de Euskotren de Herrera y llega a Trintxerpe. Se trata de una zona que estaba degradada y ocupada por carreteras e infraestructuras ferroviarias y portuarias. Los trabajos han sido financiados por el Gobierno Vasco, dentro del proyecto de regeneración del entorno del puerto de Pasaia. Los vecinos están encantados.
Hay un 'pero', eso sí. Los ciclistas dicen que las piedras de la zona de estancia salpican el bidegorri. «Se nota que los que diseñaron este entorno no andan en bici», dice uno de ellos. «Tendrán que poner un murete para que no ocurra».
Dolores, vecina de Herrera, dice que «el barrio necesitaba una intervención así tanto como comer». «Nosotros estamos encantados. Casi todos los días venimos aquí». Su marido José se suma a los elogios de esta zona rescatada. «Antes paseábamos por una zona con andamios y no resultaba nada agradable».
Ambos relatan que se encuentran en la nueva zona peatonal con más vecinos que antes. «Vemos a la gente mayor tomar el sol en los bancos que se han instalado y nos topamos con conocidos que antes paseaban por otras zonas. Se ha convertido en un lugar de encuentro».
«Una acera que da pena»
Se alegran, sí, pero los vecinos de Herrera siguen teniendo históricas demandas nunca satisfechas. «¿A la acera del paseo de Herrera que va desde el túnel al nuevo mirador de Oleta, cuando le toca?», plantea Dolores. «Esa acera está de pena, tanto de un lado como de otro. Nunca la han arreglado. Es una zona que está indecente. A ver si alguien se acuerda». Llevan años viéndola así. José, 46, y ella, más de 50. «Yo vine de Egia a vivir aquí», comenta él.
Los vecinos de Herrera llevan años quejándose de que las obras eran siempre para el centro de Donostia. Parece que ahora ha tocado a su barrio. «Que sigan haciendo cosas, por favor», añaden.
«Te encuentras con gente que habías dejado de ver; todos vamos a la misma zona»
«Herrera ha estado siempre abandonada; el apeadero de Renfe está lleno de ratas»
Los residentes en este distrito de Altza siempre se han sentido olvidados por el Ayuntamiento. «Herrera ha estado siempre abandonada», dice María Pilar. «Nos parecía que vivíamos en el tercer mundo. De nosotros solo se acordaban para pagar impuestos y nada más. Solo se han preocupado de 'la ciudad' y la periferia, aquí nos quedábamos».
Se considera ciudadana de Herrera, no de Altza, barrio que considera más periférico. La nueva zona peatonal les ha devuelto algo de alegría. «Ha quedado muy bonita, lo mismo que el Mirador de Oleta. Nos está dando ganas de salir y ganas de vivir».
Espera la rehabilitación de la zona portuaria, hoy abandonada. «Hay ratas por todos los lados y por todos los sitios. En el apeadero de Renfe estamos llenos de ratas. Es de vergüenza. Toda la zona está abandonada. Tendrían que renovarla y para la gente mayor hacer nuevas conexiones para no tener que dar tanta vuelta».
Tiene 68 años y dice que ya le queda poco tiempo para disfrutar. Nació en Herrera, de padres que llegaron de Galicia para trabajar en el puerto. «La mar dio mucho trabajo pero pasamos mucha hambre porque los sueldos que se pagaban eran de miseria. Mi padre era contramaestre y ganaba muy poco. Hemos pasado muchísima hambre. En Herrera, en un piso vivíamos 4 familias. Así que no se hable ahora de los emigrantes y de cómo viven, porque nosotros vivíamos igual que ellos. Yo he dormido en una cama con 5 hermanos y gente mayor. Cada uno, en un sentido. Unos por la cabecera y otros, por los pies».
Los americanos mandaban leche en polvo y queso amarillo, recuerda. «Hemos pasado muchísima hambre», repite.
¿Le ha dado la vida satisfacciones? «Siempre he estado trabajando. He tenido 6 hijos y nadie me ha ayudado. Trabajé en una pastelería de dependienta y cuando se cerró, trabajé limpiando. Y me he jubilado limpiando, con una miseria y tirando para adelante. 45 años he trabajado».
¿El futuro llega mejor? «Eso espero para mis hijos», dice. Con su perro podrá pasear por la nueva pasarela. «Por ahí le llevo y ahora vengo por otro camino para ver el Mirador de Oleta».
Manu se alegra de las nuevas zonas. «Tal vez empecemos así a salir en las páginas de San Sebastián Turismo, para quienes no existimos Que piensen en el Ayuntamiento por qué será».
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