Ver 50 fotos

La réplica de la Nao Santa María en el muelle de San Sebastián.

La nao Santa María atraca en San Sebastián: «Tenemos hasta duchas, antes solo tenía camarote el capitán»

La réplica de la embarcación del siglo XV, que puede visitarse hasta el 19 de octubre en el muelle donostiarra, permite conocer cómo era la vida a bordo de la nave capitana de Cristóbal Colón

Yanire Bachiller

San Sebastián

Miércoles, 8 de octubre 2025, 17:09

Atracada junto al Museo Marítimo Vasco, la réplica de la Nao Santa María parece recién llegada del siglo XV. Con su imponente casco de ... madera y sus altos mástiles, la embarcación que comandó Cristóbal Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo revive en pleno muelle de San Sebastián ante cientos de curiosos. Hasta el 19 de octubre vecinos y turistas podrán subir a bordo y adentrarse en una travesía que cambió la historia: el encuentro entre dos mundos. Desde primera hora de este miércoles, los visitantes se han acercado a fotografiarse junto al imponente navío.

Publicidad

Ander Arzallus y Ane Aramburu han decidido acercarse tras ver la noticia en el periódico. «Es preciosa, llama mucho la atención», aseguran. «Reproduce exactamente lo que imaginas en las películas: el camarote del capitán, los detalles de la popa… todo», dicen sorprendidos por la fiel recreación de la embarcación. «Está bien para recordar cómo eran los barcos en la antigüedad», comenta Xabier Bravo, quien también paseaba por allí. Aunque se muestra sorprendido por el tamaño. «Me parece muy pequeña» para atravesar todo el Atlántico, dice. «Es impresionante pensar que aquí estaban durante tres meses navegando en estas condiciones».

Otros visitantes comparten esa sensación de viaje en el tiempo. «Lo más bonito sería verla con las velas desplegadas», señala Jesús Aránguiz, quien paseaba mirando el barco, «aún así, yo creo que merece la pena, es una cosa curiosa de ver». Para María José Grageras, vecina que no quería perderse la posibilidad de ver de cerca la embarcación, lo más interesante es comprender cómo se vivía a bordo: «Leerlo no es lo mismo que verlo, no lo entiendes del todo hasta que ves cómo dormían, qué cosas llevaban y la vida que hacían». Tenía intención de hacer cola para admirar con tiempo todos los detalles del interior. Incluso quienes ya habían visto réplicas similares en otras ciudades, como Manuela y José Antonio, reconocían el impacto que produce tenerla tan cerca. «Imaginar lo que era cruzar el océano en algo así, a la intemperie, con frío y lluvia, impresiona», apuntan.

Doce personas para las velas

La original Nao Santa María fue la nave capitana de la expedición que zarpó en 1492 del puerto de Palos de la Frontera junto a las carabelas Pinta y Niña, las tres carabelas o Flota Colombina. Con unos 40 hombres a bordo, alcanzó las costas americanas el 12 de octubre, protagonizando uno de los encuentros más trascendentales de la historia.

Publicidad

«En aquella época dormían en cubierta, entraba agua y hacía frío. El único con camarote era el capitán»

Manuel Murube

Capitán de la nao Santa María y almirante de la flota de la Fundación Nao Victoria

La réplica que visita ahora San Sebastián fue construida en Punta Umbría (Huelva) entre 2017 y 2018 por la Fundación Nao Victoria, con la colaboración de historiadores, ingenieros y artesanos navales. El resultado es un barco de 28,3 metros de eslora, 7,96 de manga y cerca de 200 toneladas de desplazamiento, con tres mástiles y cinco velas que suman más de 300 m² de superficie. «La réplica tiene exactamente las mismas dimensiones que la original», explica Lucho, contramaestre del navío. «Es la única de las cuatro que existen que puede navegar. Todo se hace de forma manual, como entonces, y necesitamos entre 12 y 14 personas para manejar las velas».

Camarote, solo para el capitán

La visita también permite conocer cómo era la vida a bordo hace más de 500 años. «En la cubierta es donde vivían», recuerda Manuel Murube, el capitán de la nao Santa María y almirante de la flota de la Fundación Nao Victoria. «Hoy es mucho más cómodo, claro. Tenemos literas, cocina, duchas… pero en aquella época dormían en cubierta, entraba agua y hacía frío. El único con camarote era el capitán», explica. El día a día en la nao sigue un ritmo marcado por la tradición marinera: desayuno temprano, labores de mantenimiento y apertura al público. «Emociona poder usar las velas como se usaban antiguamente y seguir transmitiendo la cultura marinera», añade Lucho.

Publicidad

Desde 2018, la réplica ha visitado puertos de Europa y América, desde Francia hasta Estados Unidos, participando en eventos históricos y recibiendo a cientos de miles de visitantes. Tras su paso por San Sebastián, la nao pondrá rumbo al sur para escapar del mal tiempo y continuar su itinerario por aguas portuguesas y mediterráneas. Para muchos donostiarras, esta visita es una oportunidad única. «Es espectacular, merece la pena desviarse del camino solo para verla», dice Nati Ortiz tras tomar fotos. «Necesitamos cosas bonitas e interesantes, y esta lo es». Durante unos días, el muelle donostiarra se convierte en una puerta al pasado. Basta subir a bordo, tocar la madera y sumergirse en la historia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad