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El muro de la calle Maldatxo trae de cabeza a sus vecinos. Denuncian su mal estado tras las obras ejecutadas por el Ayuntamiento.
«Este muro no puede estar así»

«Este muro no puede estar así»

Vecinos de Maldatxo piden al Ayuntamiento que termine de arreglar la tapia que delimita el camino | El consistorio califica su actuación como suficiente «para garantizar la seguridad» aunque no descarta nuevas intervenciones futuras

DANI SORIAZU

SAN SEBASTIÁN.

Lunes, 8 de enero 2018, 14:20

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Es uno de esos caminos que, pese a estar en una zona céntrica de la ciudad, escapa al ojo del donostiarra de a pie. Hablamos de Maldatxo Bidea, en Egia, un camino de cuesta al que se accede a través de un túnel desde el paseo Duque de Mandas. Los vecinos de esta calle llevan tiempo peleando para que el Ayuntamiento arregle el muro que bordea el camino. El consistorio actuó en el mes de mayo y rebajó su altura «para eliminar los riesgos», pero los que transitan por este camino aseguran que la obra llevada a cabo «es una chapuza y no se ha eliminado el peligro que supone para los viandantes».

Se trata de una tapia de piedra que delimita a lo largo de varios metros los terrenos del Convento de San Francisco con la calle. Durante varios años los vecinos de esta zona han denunciado el mal estado de esta estructura, preocupados por la caída de cachos de piedra, por su inclinación en algunos puntos y por las grietas que se le habían formado. En enero del pasado año la concejala de EH Bildu, Olaia Duarte, llevó el problema a Pleno y consiguió que se aprobara una moción por unanimidad en la que se pedía al gobierno municipal que «repusiese el muro a una situación adecuada». Finalmente en mayo varios operarios acometieron «una intervención básica» con el objetivo de retirar las piedras que estaban a punto de desprenderse. El resultado final ha dejado un muro al que se le ha rebajado la altura pero cuya estructura no ha quedado rematada.

«Las obras se llevaron a cabo de forma improvisada y caótica, sin un proyecto previo», aseguran los vecinos, que denuncian también que los trabajadores, «durante dos o tres días», fueron derribando «sobre la marcha» el muro. Asimismo, aseguran que las grietas que aún quedan en la tapia después del derribo no se han reparado o sellado. «La altura del muro no se ha igualado, se ha dejado a distintos niveles y la parte superior no se ha rematado, quedando como resultado una obra que no pasaría la más mínima inspección técnica y que no guarda respeto alguno a la configuración del paisaje urbano», añaden. «Yo hago algo así en mi casa y seguro que me multan. Es una tomadura de pelo», protesta uno de los vecinos.

«Yo hago algo así en mi casa y seguro que me ponen una multa. Es una chapuza lo que han hecho»

El departamento municipal de Vías Públicas asegura que, al tratarse de un muro de mampostería, la demolición realizada para rebajar la altura del muro a 1,20 metros «dejó una línea sinuosa correspondiente con los mampuestos de piedra», pero que, en cualquier caso, el resto de tapia aún existente «no presenta por el momento un desplome que justifique una nueva actuación municipal». Y aunque considera que la obra realizada es suficiente, desde el Ayuntamiento no descartan plantear en un futuro «recibir con mortero la coronación del murete resultante de la demolición». El Ayuntamiento también defiende su actuación ya que al «tratarse de una tapia de cierre de finca y no de un muro de contención propiamente dicho», se elaboró un presupuesto previo «orientativo» de la obra a realizar y que la ejecución de la demolición de la tapia se llevó a cabo «de forma progresiva y se delimitó con vallas el área de trabajo».

Polémica por la titularidad

Las explicaciones del Ayuntamiento no terminan de convencer a los vecinos. Denuncian que en el desarrollo de las obras, «las pesadas piedras al caer rompieron el borde del pavimento de la calzada, estropeando la cuneta y que ahora impiden la correcta canalización del agua pluvial». Por todo ello en noviembre presentaron una queja formal acompañada de 149 firmas para protestar por la situación y exigir soluciones.

No obstante, desde el Ayuntamiento recuerdan que los responsables del muro son los propios franciscanos, algo que los vecinos niegan. Lo cierto es que en el año 2007 el convento cedió al consistorio una franja de terreno de dos metros de ancho en todo su límite -222,22 metros cuadrados en total- para que se pudiera construir una acera pública. Vías Públicas no niega este término, si bien matiza que «dado que aún no existe proyecto de urbanización de la zona y se desconoce el desarrollo y futuros aprovechamientos del área, no se estima conveniente su construcción, en tanto no se definan dichos condicionantes, ya que sin ellos pudiera ejecutarse una obra que a la postre hubiera de demolerse».

Aunque Maldatxo Bidea consta como una calle de titularidad privada, el Ayuntamiento considera que este camino tiene «un marcado carácter de uso público». Por ello los vecinos piden que también se lleven a cabo mejoras «que faciliten la accesibilidad y el tránsito». Entre ellas que se acometa una ampliación del espacio para que los vehículos puedan circular mejor en ambos sentidos. También que se mejore la iluminación del camino «para que no sea un punto negro» y se elimine toda la maleza acumulada.

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