Las monjas de Kristobaldegi ofrecen al Ayuntamiento de Donostia la compra del convento
El convento de Txomin Enea se pone en venta en espera del traslado de las últimas tres monjas
Ya solo quedan 3 monjas en Kristobaldegi y el convento y sus terrenos se ponen a la venta ante el próximo traslado de sus últimas ... moradoras. Las franciscanas Concepcionistas Descalzas han querido tener un último gesto con el Ayuntamiento donostiarra, tras 20 años de negociaciones por el desarrollo del nuevo Txomin Enea, y le han ofrecido en primer lugar el solar por «si tuvieran interés en la compra de dichas propiedades», un escrito que ha causado cuando menos sorpresa en el departamento de Urbanismo.
No han sido malas las relaciones de las monjas de clausura con el consistorio en las últimas dos décadas, pese a que el Ayuntamiento llegó a barajar, cuando diseñaba el nuevo barrio, el traslado a otra ubicación de este convento inaugurado en 1866. Lo recuerda el concejal de Urbanismo de entonces, Jorge Letamendía. «Pude percibir en primera persona el cariño que le tenía todo el barrio a las monjas porque buena parte de los vecinos habían cursado allí sus estudios». El convento y sus parcelas anejas eran un rectángulo amurallado de 10.000 m2, que suponían un riesgo para el nuevo barrio que se planificaba, el actual Txomoin Enea. Pese a que el nuevo desarrollo urbanístico se planteaba a una cota superior, el muro del convento era un obstáculo hidráulico de primera magnitud en momentos de crecidas del río y podía comprometer la seguridad del nuevo barrio porque las aguas chocaban contra esta pared y podrían anegar las nuevas edificaciones.
«Negociamos con las monjas y al final encontramos una solución que no requería derribar el convento», recuerda Letamendía. La solución consistía en derribar un ala del convento, de 1.000 m2, y trasladar esas dependencias al otro lado de la iglesia en un nuevo edificio redimensionado como residencia para las entonces 15 monjas. La operación se completaba con un nuevo cierre de la finca con forma de «proa de barco» que ofrecía menos resistencia al paso del agua en los momentos de crecidas del urumea, facilitando que el río continuase su curso sin afectar al nuevo barrio. Así, la finca perdía superficie, pero ganaba aprovechamiento urbanístico, una solución que contentó a todas las partes. «Siempre nos trataron muy bien, fueron extraordinariamente comprensivas con las necesidades urbanísticas de la ciudad y nunca se me olvidarán aquellas conversaciones con la abadesa, con unos barrotes de por medio y el platillo con unas rodajas de salchichón y una copa de vino que me ponían al lado mientras dialogábamos», indica Letamendía.
Txomin Enea es hoy una realidad, a salvo de inundaciones, mientras el convento de Kristobaldegi busca un nuevo destino. Tras la marcha de 3 religiosas a un convento de la orden en Estella, solo quedan tres monjas en espera de su traslado a Peñaranda de Duero. «Nos vamos porque nos lo manda la Santa Sede», explica la abadesa, que no se muestra demasiado optimista sobre el futuro de los conventos. «Ya no entra nadie», reconocía hace unas semanas a DV.
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El inmueble y el terreno saldrán a la venta pero antes las monjas se lo han ofrecido al Ayuntamiento. Así lo recogen unas líneas firmadas por la abadesa, sor Alicia Lamiquiz Ajuria, dirigidas al Departamento de Urbansimo y metidas por el registro municipal el pasado día 8: «Las RR.MM. Concepcionistas Franciscanas de Loiola se dirigen a Vds en relación con los dos conventos y la huerta de su propiedad, situados en paseo Kristobaldegi nº 26, por si tuvieran interés en la compra de dichas propiedades». Las monjas aclaran al Ayuntamiento que es la primera institución en recibir la oferta y confían en recibir respuesta municipal a la misma.
Los terrenos del convento de Kristobaldegi están clasificados como equipamiento de uso religioso y ubicados en terreno inundable del parque fluvial de Txomin Enea por lo que sus posibles usos futuros están bastante limitados, con lo que con toda probabilidad el Ayuntamiento declinara la oferta. Una recalificación de los suelos, que tampoco se plantea el gobierno municipal, tampoco cambiaría mucho el panorama de posibilidades urbanísticas -salvo la nueva residencia construida en 2014- ante los condicionantes físicos de la parcela.
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