Borrar
Mafalda Saloio, durante la representación de un espectáculo teatral. ANTONIO ALMEIDA

Ciudadanos

Mafalda Saloio: «Acabamos con la idea de que los mayores no pueden probar cosas nuevas»

Desarrolla proyectos artísticos y pedagógicos con vecinos de distintos barrios

Elena Viñas

Sábado, 22 de febrero 2025, 08:21

Es la directora de 'ON DO KO', un proyecto de teatro-danza con la comunidad de Egia que procura crear redes de encuentro entre las personas mayores y su barrio a través del arte. También está al frente de 'La Motora', una experiencia incluida dentro de la estrategia de Adinberri que a punto está de dar lugar a 'performances' en lugares inéditos.

– Nació en Portugal, estudió en París, trabajó en Brasil y en la actualidad vive en Donostia. ¿Qué la trajo a esta ciudad?

– Vine por amor y ya llevo aquí doce años. Me gusta mucho esta tierra.

«A partir de esta experiencia se han creado muchos vínculos entre las personas y hay realmente un cuidado»

– Suena a historia de aventuras.

– Lo es, porque yo tenía mucho trabajo en Portugal. Daba clases, hacía proyectos artísticos... Cuando di el salto a San Sebastián, empecé de cero, pero poco a poco he ido haciéndome camino, a la vez que trabajo mucho en Portugal. Me encanta vivir aquí. Desde el inicio, me sentí muy bien acogida. Suelo decir que tengo como casa Lisboa, Donostia y el Sud Express, el tren ya desaparecido que unía de noche Hendaia y Lisboa.

– ¿En qué momento, entre viaje y viaje, comenzó a gestarse 'ON DO KO'?

– Es un proyecto que nace en 2018 con la comunidad del barrio de Egia. Se trata de un trabajo de teatro-danza que tiene como objetivo crear relaciones entre los vecinos. Esas relaciones ya existen de alguna forma, pero permite que se hable del barrio y de los deseos de las personas que conviven a través de otras herramientas como son el teatro, el baile y las emociones.

– ¿Quiénes forman esa comunidad que ha convertido en cómplice de su talento artístico?

– Hemos formado un grupo maravilloso de 26 personas que tienen entre los 80 y los 97 años. Somos ya una familia. Lo que más llama la atención es el encuentro entre el arte y su cotidianidad. Lo importante es cómo nos encontramos y convivimos en el mismo espacio. Hay personas en el grupo que se mueven bien, mientras que otras tienen más dificultades. Lo interesante es que todos pueden seguir bailando, seguir expresándose a partir de su cuerpo. Es algo muy rico.

– Parece muy especial...

– Nos encontramos todos los martes, pero a partir de esta experiencia se han creado muchos vínculos entre las personas y hay realmente un cuidado, que no solo se produce mientras trabajamos, cuando todos estamos atentos a todos de un modo muy orgánico. También hay un cuidado a lo largo de la semana. Si alguien falta, hay una preocupación por saber cómo está. Por otro lado, está la faceta artística. Hacen propuestas de baile, de teatro físico... Se trabaja de una forma horizontal. La gente es muy libre. Acabamos con esa idea de que los mayores no pueden seguir probando cosas nuevas.

– Entonces, 'ON DO KO' no es una obra al uso...

– Es un proyecto en el que nos centramos en los momentos de encuentro, aunque cada año hacemos un espectáculo que compartimos con el público. Esa actuación va siempre seguida de una conversación con los espectadores para explicar el proyecto. Es importante porque un montaje es un acto colectivo. El público es parte de una vivencia única, irrepetible, muy fuerte.

– Imagino que para usted es un reto convertir en actores a personas sin experiencia teatral.

– Lo que me apasiona de este trabajo es realmente esa frescura que te da trabajar con personas y lo que cada una de ellas aporta. Me parece superbonito poder construir en escena todos los cuerpos. No hay un casting para seleccionar quién canta bien o quién actúa mejor. La riqueza está en cómo trabajamos con lo que somos y con el deseo de crear algo en conjunto. A mí, como artista, me aporta humanidad. Eso no quiere decir que no haya una exigencia y una disciplina.

– Viniendo de trabajar con profesionales, le habrá costado adaptarse a esta iniciativa.

– El trabajo con la comunidad lo vengo desarrollando desde el año 2000 como una opción, pero sigo trabajando como actriz y directora de escena en otras propuestas profesionales. Es cierto que no es fácil, como tampoco lo es la otra línea de trabajo.

– ¿Qué cambios advierte en los miembros de su comunidad?

– Nos sorprendemos con la ruptura de algunos roles que han hecho suyos las personas. En este proceso se crea una mayor confianza, libertad de explorar, ganas de estar y capacidad de crear en conjunto. Te dicen: «Yo no sé hacer eso. No soy capaz». Y, de repente, lo estamos haciendo. Rompemos con estereotipos demostrando que podemos hacerlo. El cambio es mutuo. Cambia el grupo y también cambio yo.

– También están al frente de 'La Motora'. ¿En qué consiste?

– Es otro proyecto de teatro-danza con la comunidad en Pasaia, pero el grupo es más diverso. Hay jóvenes y mayores. Lo ideé junto con Blanca Caballero, de la ONG Adinkide, con el fin de crear vínculos a través del arte. Ahora preparamos 'performances' que realizaremos en el ambulatorio, en una panadería... No hay guion. Solo encuentros y desencuentros. Eso también es un aprendizaje. Además, estoy trabajando en otros proyectos: con bandas filarmónicas, grupos de folklore...

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Mafalda Saloio: «Acabamos con la idea de que los mayores no pueden probar cosas nuevas»

Mafalda Saloio: «Acabamos con la idea de que los mayores no pueden probar cosas nuevas»