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PABLO ALBERDI
TOLOSA.
Domingo, 28 de julio 2019, 08:19
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Decía Travis Bickle: «Algún día llegará una verdadera lluvia que limpiará las calles...». Ese día tan esperado ha llegado, y aunque el origen de la necesidad es casi antagónica a lo que planteaba Travis, la consecuencia de esa lluvia es la misma. Muy positiva.
Llevábamos varias semanas preocupados por la ausencia de precipitaciones y sobre todo por las elevadas temperaturas que hacían que las reservas hídricas del suelo y de las plantas se agotaran rápidamente. La lluvia de estos dos días ha supuesto una bendición, una lotería, un regalo... Los suelos recuperan reservas hídricas y un tono de temperatura apropiado, «gozatu egingo da», como dicen por aquí. Los cultivos experimentarán un repunte muy importante, que se dejará notar al paso de un par de días, y el control fitosanitario se verá muy ayudado; al margen de la limpieza de las calles y del ambiente al que hacía referencia el texto citado.
La oferta micológica será sin duda otra de las beneficiadas de todo esto. Son muchos los que recorren ya nuestros bosques tratando de hacer válidas las predicciones que venían semanas haciendo. El repunte hídrico sin duda contribuirá como factor determinante, por encima seguro de ciclos lunares y demás teorías. Ayer ya vimos buenas ziza horis y excelentes gibelurdinas que hicieron las delicias de los amantes de las setas. Junto a ellas hubo bastante hongo de procedencia foránea y de gran calidad, que completó una lista intachable.
Las guindillas de Ibarra, los tomates y las mismas vainas van a ser los otros grandes beneficiados de toda esta lluvia. El repunte que pegarán será espectacular, seguro. El tomate alcanzará ese punto de despegue que junto con la guindilla, aún no habían conseguido. El calabacín engrosará rápido dado su alto contenido en agua en el fruto, y multiplicará su cosecha.
Llamó la atención ayer la mesa de Barazki bizidunak, que ya ofrecía mucho tomate ecológico de calidad, o la presencia de guindilla y vaina en el puesto del caserío Etxetxo, que rivalizaba en cantidad con cualquier gran superficie, superándolas en calidad por bastantes traineras. Un error de novato no aprovechar las circunstancias para degustar una verdura insuperable, a buen seguro a precios bastante contenidos.
El aspecto de las perillas de San Juan ecológicas, la ingente oferta de ciruela del país de distintas variedades, o la calidad de las San Juan y San Pedro sagarrak expuestas en muchas mesas nos sitúan en un escenario de opulencia propio de la época más rica del año. Disfruten mientras puedan y mientras dure, que a buen seguro lo hará todo el verano, sin duda gracias a la lluvia que estamos recogiendo como un regalo.
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