Ciudadanos
Juantxo Ruiz Martínez: «Actividad física que ayuda al conocimiento corporal y personal»Aikido club Amagoia. En la casa José León; número de teléfono: 3
El contexto. El contexto puede ser tan importante como el concepto. El Aikido club Amagoia se encuentra actualmente en la parte trasera de la casa ... José León, en el 44 de Virgen del Carmen, frente a La Taberna de Egia, la de las tortillas campeonas (prueben la trufada) el jazz y los DJs. El edificio fue construido en 1920 como residencia para los trabajadores de Transportes Lasarte, cuyas cocheras estaban donde ahora hay una casa nueva. Era cocheras y guardamuebles. Los del Amagoia también entrenaron allá. Donde se desgañitaban, antes de ser la bomba, los de la Orquesta Mondragón. Y sí, el telefono de aquel Transportes Lasarte era el 3. Está apuntado en la fachada. Ese es el contexto.Juantxo nos explica, ahora, el concepto. Es de Aiete, vive en Puio, trabaja en Haiku-Futon y le gusta la Navidad.
– Da la impresión de que el titular es, más que una frase, una definición. Pero no sé de qué.
– De 'Deporte'. No creas, algunos dudan de que nuestro arte marcial lo sea. Por más que formemos parte de la Federación de Judo y Deportes Asociados. Por más que fue desarrollado inicialmente por el maestro Morihei Ueshiba entre las décadas de 1930 y 1960 a partir de varios estilos de artes marciales clásicas y tradicionales del Japón, con armas y de lucha cuerpo a cuerpo.
«La mayoría de los deportes, sobre todo los de contacto, son violentos; agarras, golpeas, tumbas, te caes. Pero 'violento' no tiene por qué significar 'agresivo'»
Dudan, sí, de que seamos un deporte porque no competimos, no organizamos campeonatos, no existe un medallero. No admitimos (puedes leerlo en Wikkipedia) ni divisiones por pesos ni clasificaciones basadas en el número de victorias ni las habituales recompensas a los 'ganadores'.
– Ahí va ¿entonces?
– Pues lo que intuyes en el titular. Quienes practicamos aikido sabemos que es un deporte porque para nosotros deporte es toda actividad física que ayuda al conocimiento de tu cuerpo, al conocimiento personal de cada uno de nosotros y también, no lo hemos puesto en el titular porque no cabía, al interpersonal porque sobre el tatami llegas a conocer bien a quien ejecuta las acciones contigo.
– 'Conocimiento corporal'... Parece interesante. Desarrolla.
– Un reciente estudio de la facultad de Medicina de Harvard (que lógicamente hemos colgado en la cuenta de instagram del club) incide por ejemplo en que en muchas etapas de nuestra existencia (también a partir de los 60) son altamente recomendables las actividades que nos ayudan a sentir el cuerpo, a hacernos conscientes de cómo se mueve, cómo respira, cómo reaccionan músculos, miembros, articulaciones. El informe indica, que deportes de contacto y artes marciales como el aikido, el tai chi o el win chung, no 'requieren obligatoriamente de movimientos bruscos ni de una acción desmedida'. Así, se pueden adaptar (de hecho lo hacemos aquí a diario puesto que hay clases para gente de más de 55 y también para niños y niñas) en movimientos fáciles y suaves para trabajar la posición y la consciencia corporal, la coordinación, el equilibrio, la fuerza y la precisión.
– No les debe faltar razón cuando dicen que no hay por qué realizar movimientos bruscos... Vuestro deporte no es 'agresivo'.
– Es que yo te diría que confundimos continuamente 'violento' con 'agresivo'. Violento lo es (cuando no está adaptado a esa suavidad que comenta Harvard). El maestro Kisshomaru Ueshiba afirmaba 'puede ser duro, vigoroso y dinámico, con fuertes presas a las muñecas, lanzamientos y golpes directos. Contiene, sí, técnicas devastadoras, especialmente las destinadas a desarmar y someter al oponente'.
– ¿¡Entonces?!
– Que no es lo mismo 'violento' que 'agresivo'. Recuerdo que de muy jóvenes practicábamos kendo (esgrima japonesa con manejo de sable de bambú) en Arcaute. Perfectamente equipados. En cuerpo y alma. Con casco y coraza. Era violento pero si en tu interior no habitaba la agresividad, el deseo de machacar al otro, nunca resultaba agresivo. Y en aikido, cito al maestro, debes defenderte con armonía, firmeza y serenidad, procurando mantener el respeto hacia ti mismo, impidiendo que la propia rabia o el miedo lleguen a dominarte.
– Bonito. En Amagoia (su fundador eligió el nombre no tanto por la gran heroína vascona del Lado Oscuro allá en el siglo VIII sino porque pensó que podría significar 'Final superior') sois cuatro profesores, Joseba, Jon, José Luis Martínez y tú, el veterano. ¿Cómo empezó todo para ti?
– En Marianistas. Yo era el típico adolescente apocado que no tenía claro nada. Iñaki, un compañero que luego se convertiría en mi mejor amigo, me propuso probar aikido. El maestro Yasunari Kitaura había llegado aquí en 1968, años más tarde se abrió el club Sakura, en la calle Azpeitia. Con el gran Ramón Aduriz y el no menos grande Ángel Monreal. Empecé a practicarlo. El cambio fue tremendo. Gané seguridad. Física y psíquica. Hasta hoy. Sin olvidar el tiempo cuando entrenamos donde había ensayado la Mondragón. Sin olvidar que aprendí a meditar (y me machaqué las rodillas. Meditando, sí). Ni que he sido profesor de tai chi. Conócete a ti mismo. Y a los demás.
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