Ciudadanos
Ainara Ortega Barrenetxea
«Incansables Big Band, New Orleans' txaranga; alma y razón; bello dolor»Porque saca disco. En buena compañía, la de Joaquín Chacón
Nos cruzamos en La Casa del Libro. Buscaba un título de Brigitte Champetier porque le interesa la psicología sistémica tal como la plantea Bert Hellinger. ... Quedamos en tomarnos un café en la terraza de enfrente, la de Iturralde, junto al kiosko de la prensa. Para hablar. Del disco 'Soul of love' que acaba de grabar con Joaquín Chacón, gran referente de la guitarra de jazz pero con árbol genealógico aflamencado. Ainara, por cierto, además de actriz, de tener cursados tres años y medio de Psicología, de bailar lindy hop y claqué, de ser compositora ('Onin') y saltar tras las txarangas, de presentar galas y congresos, de ganar premios, de ser graduada en violín por el Conservatorio, se licenció con matrícula de honor en Musikene. Pertenece a aquella maravillosamente chiflada primera promoción que estudió Jazz (con mayúsculas) cuando Musikene estaba en el palacio Miramar. Admira, locamente, a Ella Fitzgerald, Amaia Zubiria y Lina Morgan.
– ¡No me digas que eres hija de 'Canario', el fundador de la txaranga 'Los incansables', y de Margari que en vuestra casa ha enseñado solfeo y piano a medio Hernani. Yo creía que vivías cerca del mar, en un pequeño loft lleno de discos y tesoros...
– Soy su hija. Y hermana de Joana, que también hace música. Fui pareja de Lander, que tocaba el trombón en Los incansables. Se nos murió demasiado pronto, a los 26. Se fue entre mis brazos. Esa muerte me partió pero me enseñó la belleza del dolor. Y sacó a una Ainara que yo no conocía, la Ainara compositora. No todo el mundo que canta o toca un instrumento lleva un compositor dentro. Resultó que yo sí. Hice un disco. Se titulaba 'Onin', el nombre del río de Lesaka. Lander era de allá. Amo los ríos. El Onin tanto como el Mississippi.
«La vida suele dejarte como un pez que se quedara sin agua. Pero con el tiempo, tu gente, tu poder y la música, te recompones»
– Ese 'Old Man River' que atraviesa una de tus ciudades soñadas, situada en su delta. La atreviesa antes de desembocar en el Golfo de México: ¡Nueva Orleans! Jazz. Mardi Gras. Comida cajún, Louis y Lestat de 'Entrevista con el vampiro'. Resistencia frente a los estragos del Katrina pero dime ¿a qué viene nuestro título? ¿Es que hay txarangas en la capital de Louisiana?
– ¡Claro! ¿Qué te crees que es una big band, una brass band como la de nuestros Broken Brothers Brass Band de Iruña o la que formamos en Musikene, aquella Mogumbo Brass Band, la de Jon Viejo, Xabier Arriola y los demás? ¡Txarangas! Bandas callejeras, bandas correcalles. Bandas, txarangas, llámalas como quieras pero gente que hace música en la calle. Mi padre decía que detrás de una charanga, de una brass band lo único que puedes hacer es saltar. De hecho, al poco de morir Lander yo saltaba detrás de Los Incansables. Había quien me criticaba, claro. No importaba. Él, yo y otros tantos éramos música. Por eso llamo txaranga a las bandas de Nueva Orleans y brass bands a las de aquí. Puedo hacerlo porque a los cuatro años ya iba en el camión de Los incansables de pueblo en pueblo, de verbena en verbena. De boda en boda. En aquel tiempo los músicos tenían (teníamos) dos o tres bolos cada fin de semana. Mis abuelos me contaban que el día que se oía una trikitixa el pueblo salía en tromba a la plaza, a las calles.
– ¿Y ahora?
– Yo diría que estamos sobrestimulados en todos los sentidos. Demasiadas usb, demasiadas playlists, demasiado spoti... Sin embargo, la gente está volviendo a los conciertos, a los festivales, a las salas. Es bueno. Aunque los programadores no te hagan ni repajolero caso o te ofrezcan 150 euros por dos noches de actuación.
– Pero no hay quien pueda con alguien como tú que ha hecho teatro con 'Pinpix' (ese Soroiz a quien acaban de conocer en Madrid...) y Aitziber Garmendia, con Ados. Y Tanttaka. Y Vaivén. Con Agurtzane Intxaurraga. Con Xake Produkzioak, que ganó el premio Donostia con 'Mami Lebrun'. Es decir, contigo, que cuando pasas por una crisis existencial (hace poco) te tomas unos años para volverte a definir. Háblame de tu disco, ese 'Soul of Love'.
– Joaquín y yo acabamos de grabarlo en Madrid. En un estudio maravilloso, Raro tempo, de David San José. Ahí graban Ana Belén y Víctor Manuel. Hemos invitado a músicos maravillosos, Bobby Martínez al saxo, el contrabajista Pablo Martín. Queríamos hacer nuestros standars de jazz pero que no fueran exactamente muy vocales. Grandes temas como 'Day Dream' o 'Nobody else but me'. Composiciones de Cole Porter, Billy Srayhorn o Ellington. Queremos seguir la estela de aquel par de discos mágicos de Ella con Joe Pass.
– Hay grabaciones impresionantes de ellos dos en YouTube. Un directo en Hamburgo, en 1976...
– Creemos Joaquín y yo que el jazz exige una escucha activa por parte del espectador y nosotros dos hemos asumido el riesgo de que la música está viva y hemos de estar junto al público para que ellos y ellas rellenen lo que parece que queda vacío en los temas. He dicho 'parece', pero no lo está. En nuestro disco hay arreglos sofisticados y hemos rearmonizado bastante. Si no nos programan, somos capaces de presentároslo en la calle. Palabra.
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