«Había un grupo de cinco o seis orcas y una se acercó, fue impresionante verla»

Cuando los tripulantes de uno de los remolcadores de Pasajes salieron el viernes del puerto rumbo a Zumaia a realizar un trabajo, jamás imaginaron lo que se encontrarían en aguas de la bahía donostiarra. «Al principio pensábamos que sería un grupo de delfines, pero uno de los ejemplares se acercó al remolque y vimos que era muy grande y de color negro y blanco. Entonces nos dimos cuenta de que era una orca», cuenta el capitán de los remolcadores de Pasajes, Alberto Losa, aún sorprendido por el avistamiento de este cetáceo en nuestras costas. «Era un grupo de unas cinco o seis orcas, pero una de ellas se acercó por un lado, luego por delante, por el costado, pegaba chapoteos con la cola… era como si estuviese jugando, aunque no sé si lo hacía para jugar o quizá para proteger al resto. Fue muy impresionante. Era enorme, mediría unos seis metros, y muy rápida. Apenas podíamos sacar fotos a la orca, entraba y salía del agua, de repente estaba al lado y a los pocos segundos se encontraba a lo lejos. Fue muy bonito verla, se veía el pescado pequeño saltando... lo disfrutamos mucho», comenta Losa, que añade que «en ningún momento pasamos miedo».

Este experimentado capitán ha visto grandes mamíferos marinos durante sus años en la mar pero «nunca una orca», y menos a dos millas de la bahía donostiarra. «Este verano sí que hemos avistado calderones, delfines y algún cachalote. Es una zona de paso, en el golfo de Bizkaia se mete mucho pescado y es normal que el pez grande vaya a por el pequeño», señala. Las orcas se alimentan de peces, focas y otros cetáceos, pero sobre todo «se desplazan buscando el atún rojo y el bonito», según explica Enrique Franco, vicepresidente de Ambar, sociedad para el estudio y conservación de la fauna marina. Esa es la razón por la que este grupo de orcas visitó nuestras costas. «Lo que estaban haciendo es comer. Todos los animales van buscando alimento y si lo hay simplemente se van moviendo. Podrían haber llegado desde Gibraltar», señala este experto, a quien no le resulta inusual las imágenes de estos ejemplares que tanta expectación están causando.

«No es raro ver orcas por aquí, de hecho hay una familia de ellas que aparece casi todos los años a finales de octubre-primeros de noviembre en diferentes puntos en la costa del País Vasco. Yo vi una docena enfrente de Matxitxako, otras veces están enfrente de Hondarribia... aunque entiendo que llamen la atención por su gran tamaño». Pueden llegar a medir hasta nueve metros, en el caso de los machos, y vivir más de 100 años las hembras más viejas, que son las que mandan en el grupo familiar, señala Franco, que las define como «uno de los animales más inteligentes, más incluso que el delfín. Y no son peligrosas, es más la leyenda que les rodea. No se conoce ningún caso de ataques a humanos salvo las orcas que están en cautividad», zanja Franco, haciendo referencia a los ataques a varios barcos que se han producido estos días en Galicia.