
Ciudadanos | Inma Gómez Martín
«Te haré un sombrero (y lo llevarás) si tienes rostro, cuerpo y actitud»Secciones
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Ciudadanos | Inma Gómez Martín
«Te haré un sombrero (y lo llevarás) si tienes rostro, cuerpo y actitud»Su madre bordaba a máquina así que en su casa de Irun siempre hubo buenos tejidos y ajuares bordados. Se acostumbró. A dormir en sábanas antiguas (de lino). Bordadas. Tanto es así que hoy es el día que pasa al otro lado del Bidasoa a comprarlas en los 'vide greniers', brocantes y mercadillos de los alrededores. De cómo una muchacha que estudió delineación y ejerció de topógrafa se ha convertido en referencia máxima para las novias, las madrinas, las damas de honor, las invitadas de hermosas fiestas nupciales y en el apoyo perfecto de mucha gente de la escena, nos lo cuenta en su atelier 'Kkum', sito entre la que fuera la clínica de Martín Santos, hoy Quirón, y Cristina Enea.
– ¿'Kkum'!
– Significa 'sueño' en coreano. Incluso más que eso. Algunos escritos hablan de que representa 'las aspiraciones, la imaginación y el potencial ilimitado'. Me encanta el romanticismo que destila la cultura, la música coreana.
– Perdona que sea algo canalla pero te recuerdo que los coreanos son, también, maestros del cine de horror actual.
– Lo sé y lo he visto pero no podía poner un nombre de película de terror a un lugar como este donde no soy solo yo quien está cumpliendo su sueño sino que también quieren vivirlo las mujeres, los comediantes y los hombres que entran aquí para que les haga un tocado, una pamela, un adorno, un bordado. Está cumpliendo también su sueño, Victoria, que ha empezado a hacer sus prácticas. Entre bastidores.
– Lo entiendo, pero pensándolo bien algo de terror sí que desprende el lugar. No ahora, de día, pero sí por la noche cuando esos maniquíes, esas cabezas donde probar los tocados se queden solas. ¿Y esas diminutas figuras! Mira, una se ha caído.
– Tranquila, déjala. Esa, especialmente, tiene cierta querencia a suicidarse. Pero luego resucita. Verás, yo de pequeña les hacía los vestidos a mis muñecas 'Barriguitas'. Con el tiempo empecé a crear mis miniaturas. Siempre centradas en los vestidos. Me apasiona la historia de cómo nos hemos vestido a lo largo de los siglos: calzones abiertos, enaguas, miriñaques, guardainfantes, polisones, corsés, colas... Acudí a varias ferias, todas organizadas por Tom Bishop que lleva 40 años reuniendo y mostrando las más exquisitas miniaturas del mundo... por todo el mundo. El primer año no vendí nada. Y es que uno de los sombreros que hacía yo (¡miniatura!) podía costar 75 euros. Víctor, mi marido, me sugirió que en la siguiente reunión crease la figurilla en directo para que la gente comprendiera el tremendo trabajo que representaba.Y así empecé a vender, a museos en Alemania, a coleccionistas...
– Pero tú estudiaste delineación, trabajaste en el ayuntamiento de Irun, fuiste topógrafa.
– A mí me hubiese gustado estudiar restauración textil pero no pudo ser. Y es que me apasionaba todo ese mundo. Quizás porque en las Colonias Goyeneche las monjas (muy adelantadas a los tiempos) me enseñaron con pasión a bordar y coser. No pude hacer restauración y entré en el Instituto de Formación Profesional Bidasoa, especialidad de Delineación Civil (edificios). Me llegó a gustar el urbanismo. Trabajé en sistemas de información geográfica. Y fui ayudante de topógrafa para luego acabar asumiendo más responsabilidades en autopistas, variantes y carriles. Para entonces, cuando viví tres años en Málaga, otras monjas, las Adoratrices, me habían enseñado a bordar con oro, con hilos de oro. A bordar sin aguja porque hay oros que no lo son y no pueden usarse con aguja. Aprendí a que si ese legado, ese arte no se pierde es gracias a que aún se bordan allá los mantos de las vírgenes y los vestidos de torear y los capotes de paseo de los toreros.
– Un día llegó el momento de reinventarse. Y la topógrafa aprendió a bordar en tambour, hizo un curso de sastrería de espectáculos en AEG e incluso creó su primer sombrero. Para Víctor, su marido. Bonita metamorfosis.
– Me di cuenta de que era la misma ensoñación que me impulsaba a hacer las miniaturas. Pero a tamaño natural. Y a veces a tamaño sobredimensionado porque, al lado, como confeccionadora de Ikerne Jiménez, la gran escenógrafa, figurinista, creadora de vestuario que atesora dos premios Max, he ayudado a crear gigantes (para OrekaTX), monstruos y criaturas imposibles. Trabajo con payasas y cómicos callejeros. Con novias, madrinas, invitadas, damas de honor. He empezado a dar clases de bordado porque, lo que son las cosas, en el País Vasco se está perdiendo ese arte y la gente que viene ilusionada. ¿Entiendes mejor ahora que mi atelier se llama 'ensoñación'?
– Entiendo también que no a todas les sienta bien una pamela. Ni a todos un canotier.
– Yo al hacer un panamá, un trilby, una pamela, veo un rostro, veo un cuerpo, siento una actitud. El sombrero, el tocado, no son para todos ni todas pero sí el sueño de tantas y tantos... un 'kkum'.
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