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Vista del aeropuerto de San Sebastián visto desde Irun. Jorge García

Un analista explica el descenso de vuelos desde San Sebastián: «Más resiliencia frente a lo que el Cantábrico y los relojes lanzan cada día»

El guipuzcoano Aitor Villarón señala los motivos por los que el aeródromo ubicado en Hondarribia reduce este invierno sus operaciones

J. F.

San Sebastián

Jueves, 30 de octubre 2025

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El Aeropuerto de San Sebastián ha puesto en marcha un «ajuste invernal» en su calendario de vuelos que implica un recorte de casi un centenar de vuelos entre los meses de noviembre y marzo, una reducción aproximada del 6,5% de operaciones. Este movimiento responde a una combinación de desafíos operativos y climáticos, según analiza Aitor Villarón, tripulante de cabina y divulgador especializado en aviación. Las compañías analizan demanda y coste y optimizan su flota para poner cada avión donde rinda más, «si en un aeropuerto cercano un avión puede hacer más vuelos al día o llenar más asientos, es probable que lo destinen allí, y si un destino funciona mejor en verano que en invierno, se ajusta la frecuencia hasta que la operación tenga sentido», explica.

Villarón aclara que estas decisiones de las compañías responden a las particularidades geográficas del destino. El experto guipuzcoano afirma que en Hondarribia hay condicionantes físicos que pesan, siendo el primero la «pista corta y un entorno encajado entre mar y montes». Además, la meteorología invernal es determinante, debido a la niebla, vientos de sur y techos de nubes que, a menudo, obligan a las compañías a desviar aviones a Bilbao. «Si una ruta promete muchos días grises, la aerolínea baja el riesgo recortando frecuencias o concentrando horarios», señala. Y, como recuerda, en Hondarribia pese a las ayudas de navegación por satélite, «el invierno llega con niebla, vientos del sur y techos de nubes».

Otro factor clave, que explica Aitor Villarón en su blog 'Aterriza en Donosti', es el horario operativo. Debido a que San Sebastián «no es un aeropuerto 24/7» y a que solo funciona en una franja diurna (de 7 a 22 horas), «son limistados los 'planes B' cuando hay retrasos». Si un avión pierde su turno regulado y llega tarde puede encontrarse con la torre de Hondarribia cerrada, lo que resulta en un desvío y deja la rotación del día siguiente «coja». Por esta razón, este analista aeronáutico asegura que «reducir o recolocar vuelos en invierno evita encadenar incidencias».

Desvíos a Bilbao

La planificación de las aerolíneas se realiza por temporadas, «como el calendario escolar: verano e invierno», revisando la demanda, los costes operativos y optimizando la flota. Villarón hace hincapié en el «ajedrez» de la flota. Muchas aerolíneas están implementando modelos más eficientes (como el A320neo), pero un avión más grande «puede verse más limitado por el viento o la temperatura en pistas cortas». Esto obliga a «ajustar peso (pasajeros, maletas, combustible) o a concentrar las operaciones en las horas y condiciones que mejor 'cuadran'».

Además, el aeropuerto de Hondarribia se ubica en un entorno con «Bilbao a poco más de una hora y Biarritz cerca, las compañías comparan la rentabilidad». Según Villarón, el objetivo es el 'yield' (ingreso medio por asiento), por lo que «menos vuelos con mejor factor de ocupación sostienen la ruta mejor que muchas frecuencias medio vacías». Villarón pone el siguiente ejemplo: «si un aparato puede hacer tres 'saltos' en Bilbao y solo dos en San Sebastián por horarios y meteorología, es probable que parte de la oferta se concentre allí». El factor de ocupación, el porcentaje de asientos llenos, es clave para las compañías.

Equilibrio entre demanda y condiciones de la pista

Villarón recuerda que también «pesan detalles operativos que apenas se ven desde la terminal». Estos incluyen la disponibilidad de tripulaciones, los mantenimientos programados, y los 'slots' en los grandes aeropuertos de origen. El especialista en aviación concluye que «recortar una rotación de tarde en invierno puede ser la diferencia entre cumplir el día perfecto o acabar con un desvío, una cancelación y una bola de nieve en la red».

Su conclusión es que en verano se recuperarán vuelos y que estas decisiones de reducir operaciones en invierno no son un castigo al aeropuerto. «Así funciona la aviación, es un equilibrio fino entre lo que pide el mercado y lo que permite la pista, para que lo que se vuela, se cumpla», buscando «más resiliencia frente a lo que el Cantábrico y los relojes lanzan cada día».

Rutas estables a Madrid y Canarias

Respecto a las rutas concretas desde el aeródromo guipuzcoano este invierno, la conexión con Barcelona sufre el ajuste más visible: «se cae, además, el vuelo más madrugador con Barcelona y la conexión queda en un único servicio diario al mediodía». Villarón indica que esta eliminación reduce «el riesgo de perder el primer slot del día en origen». Mientras tanto, la ruta a Madrid se mantiene como la «columna vertebral», garantizando tres conexiones diarias, pues alimenta «conexiones internacionales en Barajas». En cuanto a las rutas secundarias, Villarón señala que Canarias mantiene su patrón de días fijos, mientras que rutas como Volotea a Málaga y Sevilla adoptan una «programación variable», volando cuando el calendario promete. Incluso el enlace con London City aparece «por ventanas concretas, con pausas en los meses de menos tirón», lo que es una forma de sostener destinos sin «forzar ocupaciones bajas en pleno invierno».

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