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«He encontrado mi forma de expresión, viajado por el mundo; bailado, reído»Cuando tenía 6 años, la gran señora que le cuidaba, Sebastiana Telletxea, les dijo a sus padres en Lezo que una gente estaba formando un ... grupo de baile. En realidad, había muchos dantzaris por los alrededores pero no se habían juntado. Todavía. Eran los 80. Con el tiempo, ese conjunto de dantzaris (chicas y chicos) absolutamente del pueblo, en el pueblo, con el pueblo se consolidaría y sería Murixka Taldea. Para entonces, el chavalillo que había caído hechizado por el baile pertenecía a Goizaldi, ganaba campeonatos de aurresku, había aprendido que la dantza era no solo su forma de expresarse sino la de todo un pueblo, pertenecía orgullosamente al bien humorado colectivo Tio Teronen Semeak, había creado una herramienta digital para aprender a bailar el zortziko de Lantz o la San Petrike y bailado junto a mujeres muy flamencas. Hablamos entre sus clases en la ikastola Haurtzaro de Oiartzun.
– ¿De verdad? ¿TioTeronen Semeak se van a Boise?
– Exactamente. Ahora que estamos celebrando, entusiasmados, nuestro décimo aniversario. Nos han invitado a esa gran Euskal Jaia que se celebra en Idaho cada cinco años. Pero no es solo eso, resulta que tenemos una gira monumental de mayo a junio. Por toda Euskal Herria. Con nuestro espectáculo 'Haurreskolari'.
– 16 personas en escena dice la ficha técnica. Y pensar que todo empezó en 2015, en aquella plataforma, Olatu Talka. Y que era para un único espectáculo y para un solo día.
– Así fue. Pero míranos ahora. Dantzaris (es lo que somos y siempre seremos) que quieren hacer humor bailado y se encuentran con un público que le apetece verlo, oírlo, reírlo y hasta llevar el compás. Lo nuestro es un espectáculo de humor danzado en donde, además de los nuestros se escuchan los sonidos de una cumbia. O del hip hop.
– ¿Y eso que también medio anunciamos por ahí, lo de Altzaquillo, puede ser verdad?
– Nos gustaría. Ha pasado más de una década pero mira que fue bonito aquel encuentro entre dantzaris y bailaoras de flamenco. ¿Sabes dónde nos encontrábamos los unos y las otras?
– No, dímelo tú. Parecen tan distintos un zapateado y una ezpata-dantza.
– Bailamos, sí, algunas dantzak con pasos flamencos pero eran los ritmos los que nos acercaban. Teníamos guitarras y cajas flamencas, teníamos atabales y era así como nos encontrábamos. Sería magnífico retomarlo; al fin y al cabo ese cruce de culturas, ese entender a otros pueblos, es algo que también te da el haber bailado. Con Goizaldi, tan tremendo referente, y con Murixka he viajado a más de 30 países, he llegado a África y mucho más lejos, y todo aquello que íbamos sintiendo y aprendiendo acababa revirtiendo en el pueblo.
– ¿Qué sabe ahora aquel chavalillo de seis años que sintió tan pronto y tan profundo el flechazo de las euskal dantzak? Ahora, cuando ya ha sido coreógrafo, actor, director de compañía.
– El baile es, ante todo, mi forma de expresión. Una forma de expresión que me ha dado muchas cosas. Porque me he expresado a mí mismo en compañía de gente con la que has compartido tanto que no tienes del todo claro si solo son amigos o si han acabado por ser parte de ti, de tu familia.
– Una familia extendida por la red. Potente el proyecto, hecho realidad de la web 'Hasi dantzatzen'. (hasidantzatzen.eus).
– La considero una idea fascinante que como otras tantas aventuras por las que he transitado, tiene ese punto de saciar nuevas inquietutdes. Es una herramienta para los grupos y compañías, una forma de poder repasar todo lo aprendido en los ensayos, en las clases. Bailes como el Arin-arin, el fandango, la makil haundi-dantza, la zinta-dantza, la ezpata-dantza, el zortziko de Lantz, el San Patrike, el zazpi jauzi o el aurresku, explicados en sus giros, sus pasos, sus saltos. De manera muy visual. Pero no solo para los grupos o compañías. También para quien quisiera adentrarse en las euskal dantzak por su cuenta. Guiado por los más grandes, Kukai, Ereintza, Haatik...
– Fuiste actor. En'Hazia' aquella comedia musical de Gontzal Mendibil que también coreografiaste. Colaboraste con grupos como Hika Teatroa en trabajos en los que Agurtzane Intxaurraga había unido fuerzas con el grupo de euskal dantzak Oinkari: 'Itxasoaren emazteak' y 'Sagartu'.
– Salí al escenario como actor, sí, y resultó una experiencia potente y divertida pero sé que no soy eso. Soy dantzari y cuando bailo es cuando me encuentro a mí mismo, cuando, repito, me expreso y me siento. También me gusta, claro, crear coreografías.
– Interesante esa reflexión de ser más dantzari cuando asumes (hará ya quince años) tu trabajo como profesor de inglés.
– Pero es fácil de entender. Cuando trabajaba como profesor de euskal dantzak , no en Murixka, no en Goizaldi, donde he sido feliz dirigiendo a mi gente, sino en ikastolas, colegios y centros de cultura, la preparación de las clases, el ir de un lugar a otro le quitaba tiempo al dantzari, al coreógrafo que era y que soy. De alguna manera el profesor de baile entorpecía al bailarín. El profesor de inglés lo liberó.
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